Gabriel Sanz – Vozpópuli
- Mazón puede acabar siendo el mejor ‘aliado’ de Sánchez contra el líder del PP; el PSOE convertirá cada aparición suya en una dosis de recuerdo del desastre
No debe ser fácil para Alberto Núñez Feijóo el dilema de mantener a Carlos Mazón al frente de la Generalitat Valenciana o promover su sustitución; y, si así lo decide, elegir el momento oportuno para cerrar la brecha que se ha abierto entre el PP y una buena parte de los valencianos, a juzgar por la imagen de nefasta gestión del Govern que revelan los sondeos. Desde una defensa inicial casi obligada por aquello de «al enemigo (Pedro Sánchez) ni agua» hasta pedir a éste que declare el Estado de Energencia -lo que equivale a quitar a Mazón el mando- a medida que hemos ido conociendo detalles del despropósito, imagino un Feijóo preocupado ante una decisión que envenenaría el sueño a cualquiera: Mantener al valenciano no tiene ahora coste para él aunque sí puede tenerlo para el PP a medio plazo… Mucho.
De momento, Génova, sede central, ha ordenado un prietas las filas con él que suena más a patada hacia adelante a la espera de que algún día dia escampe el chaparrón de críticas, que a otra cosa; pero, si soy sincero, no creo que Feijóo, perro viejo, no sepa ya a estas alturas que juega con fuego en términos de opinión pública porque el PSOE va a tratar de convertir cada aparición de Mazón en una dosis de recuerdo para los valencianos de lo que debió ser su mandatario y no fue cuando andaban con el agua al cuello.
Cierto que gana tiempo y, sobre todo, evita devolverle a Vox, su íntimo enemigo y socio inevitable de otra investidura, el protagonismo que lleva año y medio intentando quitarle en el resto de España. Sí, ¿Y?… ¿A qué precio? ¿Cuál es el coste en diferido de no hacer nada? ¿De verdad creen el presidente del PP y su núcleo de confianza que por sí solos Compromis, Podemos y los pancatalanistas con el cantautor Lluis Llach de mascarón de proa -hasta el PSOE se borró por temor a ser tachado de oportunista- son capaces de reunir un sábado en el centro de Valencia sin Metro, Cercanías ni autobuses por la riada a 130.000 personas llegadas en coche de todos los confines de la comunidad a protestar airadamente?
Riesgo de ‘agujero negro’ electoral
¿Alguien en el PP cree, en serio, que el cabreo de esos cientos de miles de valencianos que lo han perdido todo se va a calmar pidiendo perdón, sin más, o diciendo que como Pedro Sánchez y su vicepresidenta de Transición Ecológica, Teresa Ribera, también son culpables por inacción y no dimiten, Carlos Mazón tampoco debe hacerlo?… Máxime cuando toda Valencia ha visto que a su presidente no le pareció tan importante la amenaza de desbordamiento para cancelar agenda y se fue a una comida con la periodista Maribel Vilaplana con un asunto tan inaplazable tal que ofrecerle la dirección del canal de televisión A Punt… como si no hubiera más días en el calendario para hablar de ello.
Génova debería tener en cuenta que la pujante económicamente y densamente poblada Comunidad Valenciana designa 32 de los 350 diputados al Congreso (casi el 10% del total en España). Pues bien, si el líder popular quiere alcanzar La Moncloa en su segundo y, probablemente, último intento tras la enorme decepción que supusieron para el PP las elecciones del 23 de julio del año pasado, de ninguna manera puede permitirse que el territorio siniestrado se convierta en otro agujero negro de rechazo ciudadano; ya tiene bastante con el que sufre el partido en Cataluña -solo seis de 48 diputados en 2023- y País Vasco -2 de 18-.
Feijóo ganó las elecciones del 23J el año pasado en la Comunidad Valenciana logrando 13 de los 32 parlamentarios en liza, seguido de cerca por el PSOE con 11. No puede permitirse, insisto, perder ni uno de ellos si quiere verse en la Presidencia del Gobierno. Arrancar la carrera con semejante handicap de rechazo popular en tres autonomías clave otorgaría a los socialistas una ventaja muy difícil de recuperar en el resto de España, por más que los populares vuelvan a ganar ampliamente en Andalucía, Madrid, Murcia, Galicia o Castilla y León.
Feijóo ganó las elecciones del 23J el año pasado en la Comunidad Valenciana al lograr 13 de los 32 parlamentarios en liza, seguido de cerca por el PSOE con 11. No debe permitirse, mejor dicho,, no puede permitirse perder ni uno si quiere verse en la Presidencia del Gobierno. Semejante handicap de rechazo popular en tres autonomías densamente pobladas otorgaría a los socialistas una ventaja muy difícil de recuperar en el resto de España, por más que los populares vuelvan a ganarles ampliamente en Andalucía, Madrid, Murcia, Galicia o Castilla y León.
Y Pedro Sánchez lo sabe. Es más, apuesto doble contra sencillo a que el presidente se dio cuenta de ello en el mismo avión oficial que le traía de vuelta de la India durante la aciaga tarde-noche del 29 de octubre, viendo la inacción de Mazón y relamiéndose con la idea de dar la puntilla a Feijóo con el inestimable apoyo del barón valenciano, a esa hora completamente noqueado. De ahí su Whasapp a las 22.50 (hora española) desde el aire -«a disposición»- endilgándole la coordinaciòn del dispositivo sin llegar activar -pudo hacerlo porque la riada en Castilla-La Mancha la confería carácter nacional- el nivel 3; lo cual hubiera significado para quitarle el mando y traspasarle el marrón al ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska. Y de ahí, tambièn, ese posterior «si necesita más recursos que los pida» en rueda de prensa el 2 de noviembre… cuatro días después de la catástrofe.
Por no hablar de la orden a la líder de los socialistas valencianos, Diana Morant, para que ofrezca gratis el apoyo del PSPV a los presupuestos autonómicos en tan dramáticas circunstancias. Hay quien quiere ver en ese gesto aparentemente desinteresado una envolvente de Sánchez a Feijóo, para que apoye sus Presupuestos Generales del Estado 2025 en justa reciprocidad, algo sinceramente improbable. Yo no lo veo así, intuyo que la jugada es otra: A nadie más que a Pedro Sánchez beneficia la continuidad en el cargo del hoy presidente de la Generalitat Valencia para su supervivencia en La Moncloa y los presupuestos blindarán a Mazón, digan lo que digan Feijóo y Génova.
Convendría que el PP interiorizara que esta tragedia no es el accidente del Metro en 2006, que provocó enorme conmoción pero los valencianos siguieron haciendo su vida ajenos al fru-frú político y, de hecho, volvieron a dar mayoría absoluta a Francisco Camps un año más tarde. Ahora 250 familias han perdido a sus seres queridos, otros 150.000 valencianos han perdido casa y coche, y 4.500 empresas tardarán mucho tiempo en volver a levantar la persiana; nada volverá a ser lo mismo pero el ‘dinosaurio’ Mazón seguirá ahí
Convendría que la Dirección Nacional del PP y, particularmente, los dirigentes populares en esa comunidad interiorizaran que esta tragedia no es el accidente del Metro de Valencia, el cual, dicho con todo el respeto a los familiares de aquellas cuarenta víctimas, se agotó en términos políticos a las pocas semanas y solo quedó la deriva judicial. Conmocionó mucho, eso sí, a la sociedad el 3 de julio de 2006 y semanas inmediatamente posteriores, removió el debate político hasta el paroxismo, pero los valencianos siguieron haciendo su vida ajenos a la crispaciòn y al fru-fru político; de hecho, volvieron a darle a Francisco Camps mayoría absoluta en las elecciones autonómicas un año más tarde, 2007.
Diecisiete años después de aquel accidente que no tuvo coste político para el PP ha pasado mucha agua bajo los puentes, nunca mejor dicho; tanta que los ha destruido todos. Tras la riada del 29 de octubre la sociedad valenciana ha perdido 250 conciudadanos bajo el lodo, algunos de los cuales sigue buscando todavía; muchos de los supervivientes de la riada -150.000- han visto destruidas sus casas, sus coches -100.000-, y 4.500 empresas arruinadas tardarán meses, si no años, en volver a levantar la persiana.
Después de un shock así ninguna sociedad vuelve a ser la misma en mucho tiempo; que se lo pregunten a los habitantes de Nueva Orleans, que siguen sin recuperarse veinte años después de la devastación producida por el huracán Kathrina… Pero, como en el cuento de Augusto Monterroso, lo único que acierta a decir el PP ahora mismo a los valencianos es que cuando despierten de la pesadilla el dínosaurio Mazón seguirá ahí para intentar de nuevo la hazaña electoral de Camps… Yo que Feijóo me lo pensaría.