El ecosistema del PSOE

JUAN CARLOS GIRAUTA-EL DEBATE
  • Pretender que una piñata incita al magnicidio es tan estúpido que ni siquiera hace falta invocar al TEDH: quemar la imagen de Felipe VI es libertad de expresión
Lo País es el pozo de lobo que sustituye a El País tras la purga sanchista. Tan importante fue aquella ejecución sumaria como para constituir la primera decisión del primer Gobierno del Frente Popular, el que alcanzó el poder vía moción de censura sorprendiendo al propio candidato. Rajoy prefirió ausentarse y el bolso que lo reemplazó ya es leyenda. Si SSS lo subastara las pujas no serían despreciables. Lo que sí fue despreciable es que el presidente antepusiera su partido a España. Para los desmemoriados: Sánchez ofreció reiteradamente a Rajoy retirar la moción si este se comprometía a convocar elecciones. Las encuestas primaban a Ciudadanos, y Rajoy era más presidente del PP que del Gobierno. El Frente Popular tuvo ese año un Gobierno socialista monocolor, paro ya dependía de toda la morralla. Llamamos morralla a los partidos que persiguen la quiebra de la unidad de España, la demolición de la Constitución o su obsceno incumplimiento, y que cometen delitos para lograr sus fines, o bien los justifican y quieren borrarlos. En la morralla también hay partidillos provincianos a la venta, sin ideas.
Lo País y su matriz habrían quebrado de no ser por la asistencia de SSS, la del bolso, que instó a grandes empresas del Ibex a cambiar deuda por acciones. Ahora está al mando el amo de un fondo de inversión británico. Desde su posición (entendida en dos acepciones, la accionarial y la servil), Amber Capital se ha metido hasta la cocina de Indra, paradigma de empresa estratégica. Con la entrada del Estado en Telefónica, el CIS con el carné en la boca, y Correos (que ha tirado el dinero como si no hubiera un mañana bajo la presidencia de un amiguete del autócrata, recientemente desalojado), el PSOE y la morralla, es decir, el Frente Popular, controlará plenamente los procesos electorales. Hasta que llegue el momento, el papel de Lo País, protagonista de la intoxicación gubernamental, consiste en presentar a la oposición como culpable de una degradación democrática que puede romper la convivencia y que ya ha roto la armonía institucional.
Por eso los empleados indirectos de Amber Capital se han inventado lo del «ecosistema de Vox», espantajo al que atribuyen las consecuencias indeseables de las políticas del Frente Popular. Pero aquí el único ecosistema político-mediático consolidado es el que encabezan PSOE y Prisa. En él habitan especies peligrosas: golpistas, beneficiarios de la ETA. Para hacer creíble lo increíble, el PSOE se ha dado al teatro. El papel de Patxi Nadie es difícilísimo; su intervención llamando a «atajar de raíz» (oxímoron) las críticas al PSOE suena a portavoz de Ceausescu. Pretender que una piñata incita al magnicidio es tan estúpido que ni siquiera hace falta invocar al TEDH: quemar la imagen de Felipe VI es libertad de expresión. Ergo… Pero el principal problema que tiene el PSOE no son sus argumentos inverosímiles, sus pésimos actores ni su indecente doble baremo. Su principal problema es que acariciar alimañas nunca acaba bien para el que acaricia.