Juan Carlos Viloria-El Correo

  • El movimiento MAGA está copiando los métodos y la radicalidad de la ideología woke

Aupados en el tren socio-político que ha puesto en marcha Donald Trump con el movimiento MAGA (Make America Great Again; Hacer América Grande de nuevo) los creadores de opinion estadounidenses, afines al Partido Republicano, están radicalizando sus discursos en emisoras, podcasts, digitales y medios de influencia política, hasta el punto de adoptar métodos de penetración social similares a su aborrecido wokismo progre.

El movimiento woke, cuyo origen de defensa contra la discriminación racial en Estados Unidos se acabó extendiendo por las universidades y convirtiéndose en una consigna: Woke ¡Despierta¡ que cuajó con fuerza en el sectores de izquierda, minorías, políticos del Partido Demócrata, Hollywood, hizo bandera innegociable de la igualdad racial y social, el ultra-feminismo, el movimiento LGBT, el uso de pronombres de género neutro, el multiculturalismo, el activismo ecológico y el derecho a cancelar al discrepante. Pero los críticos de ese movimiento rechazaban, sobre todo, los métodos coercitivos que utilizaban algunos contra quienes cometen actos que ellos perciben como misóginos, homofóbicos o racistas.

Para las personas woke, se trata de una forma de protesta no violenta que permite empoderar a grupos históricamente marginados de la sociedad y corregir comportamientos, que hasta ahora eran parte del status quo y persistían sin castigo ni cambio. Pero el uso de métodos y posiciones de superioridad moral, que en su peor praxis se materializó en la cancelación o un boicot social y profesional, a través de las redes sociales, acabó llevando una pugna, que era cultural, al terreno político.

En España el movimiento penetró como cuchillo en mantequilla en los ambientes de izquierda radical (Podemos) arraigados en las universidades. Irene Montero, Pablo Iglesias o Ione Belarra han personificado el wokismo español, ahora en repliegue, en línea con el retroceso que se está produciendo en los campus americanos tras la marea trumpista. Lo inquietante es que emulando los discursos de «alerta racial» y contra la injusticia sobre las minorías del wokismo tradicional, los medios afines al movimiento MAGA están hablando ahora de la segregación social del hombre blanco y de la marginación del varón en beneficio de la mujer.

En términos de lenguaje, se ha producido, además, una radicalización de descalificación del adversario, insultos en lugar de argumentos y, opiniones en lugar de informaciones, en el choque ideológico. En nuestro país la mancha woke se extiende en los altavoces mediáticos radicales, fomentando la teoría del complot, el anti-semitismo, el sectarismo partidista o la actitud contra las minorías. Como se ha visto en EE UU esos métodos son un disolvente de la vida democrática.