EL PAÍS, 21/5/12
El Ejecutivo del PP decide retomar la iniciativa para el fin de ETA
“Gota a gota, que al final es un mar”
Ni la proximidad de las elecciones vascas, que previsiblemente se convocarán para el otoño, ni las presiones políticas más radicales o de algunas asociaciones de víctimas paralizarán la consolidación del final del terrorismo. El ministro y el consejero vasco de Interior, Jorge Fernández y Rodolfo Ares, respectivamente, coincidieron este domingo, en una reunión celebrada en Bilbao, en la necesidad de impulsar la flexibilización de la política penitenciaria mediante la reinserción individual de los presos, aunque el ministro pide tiempo. Ambos están de acuerdo en tratar de evitar que, tras semanas de parálisis, se frustren las expectativas generadas por la declaración de ETA de cese definitivo de la violencia el pasado 20 de octubre.
Fernández, que reclama tiempo, y Ares están de acuerdo en impulsar esa consolidación en una doble dirección: el mensaje a ETA y a la izquierda abertzale de que la vía de la negociación con el Ejecutivo está cerrada, al igual que la posibilidad de una amnistía o un indulto general para sus presos, y que su única solución es la asunción de su reinserción individual, como marca la ley. Una propuesta que cuenta con el respaldo de la mayoría de la opinión pública vasca, según encuestas recientes del CIS y del Euskobarómetro.
A su vez, el Gobierno central realizará una política penitenciaria más activa a partir del plan de reinserción para los presos de ETA anunciado por Fernández hace tres semanas. Aún es necesario perfilar los detalles, y estos serán fundamentales a la hora de determinar el alcance del mismo, por lo que este fue uno de los temas centrales de la reunión de de este domingo.
Ares sugirió al ministro que los acercamientos de presos de ETA a las cárceles vascas no se condicionen a su desvinculación de la banda, como plantea el plan de reinserción, y defendió que los trasladados, puestos en contacto con reclusos reinsertados, podrían evolucionar hacia su desvinculación de la banda. Y no al revés. Quieren que el ministro estudie las fórmulas posibles, dentro de la legalidad, para que el plan consiga realmente su objetivo: lograr que un número significativo de presos se adhiera a los itinerarios de reinserción.
El ministro señaló, que, en todo caso, en este tema se debe actuar con tiempo y sin prisas.
La opción del Gobierno por la reinserción es nítida. “Vamos a apostar claramente por esa política”, aseguró tajante el ministro durante la clausura del congreso, añadiendo que “es la que más se ajusta a la que quieren la sociedad española y la vasca”. Estas frases fueron improvisadas por Fernández en el discurso, posterior a su reunión con Ares, ya que no se encuentran en el texto que llevaba preparado y que colgó el Ministerio del Interior en su web.
El Congreso sobre Memoria y Convivencia, celebrado la pasada semana en Bilbao y patrocinado por el Gobierno vasco, ha ratificado también esta posición política, la de la reinserción individual de los presos de ETA. Y lo ha hecho apostando por la fórmula italiana aplicada a los presos disociados de las Brigadas Rojas, que implica el reconocimiento del daño causado y el compromiso de rechazo de la violencia, pero que excluye la delación. La apuesta por el modelo italiano contradice el camino seguido en Irlanda del Norte, donde se optó por una solución colectiva para los presos del IRA.
En 1982, los presos de ETA-pm también se acogieron a una reinserción individual, aunque las condiciones legales fueron menos estrictas que las requeridas hoy. Entonces bastó un compromiso de rechazo del terrorismo para obtener la reinserción.
Pese a la ruptura del pacto de Gobierno entre el PSE y el PP hace dos semanas, el consenso entre ambos partidos en política antiterrorista, y más específicamente en la penitenciaria, se mantiene en lo fundamental. La imagen, en el congreso de Bilbao, del consejero socialista de Interior, Rodolfo Ares, en frecuente compañía de los dirigentes del PP vasco Antonio Basagoiti e Iñaki Oyarzábal, es expresiva de la situación: se trata de una ruptura electoralista, motivada por las distintas políticas frente a la crisis económica, pero a la que no afecta lo que fue la base del pacto, la política antiterrorista.
La novedad es que el Gobierno central pretende recobrar el pulso perdido en las últimas semanas. Así lo perciben el Partido Socialista de Euskadi y el PNV. La manera precipitada en la que el ministro del Interior planteó su plan de reinserción colocó al Ejecutivo a la defensiva tras la dura reacción de algunos dirigentes de asociaciones de víctimas, de medios influyentes de la derecha mediática y de ciertos sectores del PP. Y provocó que desde Interior se tomaran decisiones reactivas para calmar las presiones.
Por otro lado está el caso Otegi. El Tribunal Supremo ha dictado sentencia condenando a seis años y medio de prisión al líder de la izquierda abertzale por colaboración con banda armada en el caso Bateragune. Algunos votos particulares consideran que supone una contradicción con el hecho de que Bildu, creación de la Bateragune de Otegi, sea legal desde hace un año.
Estos hechos han generado una seria preocupación en el PNV y en el PSE, que temen que el malestar causado en el País Vasco por esta decisión pueda beneficiar la izquierda abertzale al situarla en posición de víctima a pocos meses de las elecciones vascas. Esa inquietud se la han trasladado al Gobierno central.
Mientras tanto, la izquierda abertzaley ETA han aprovechado esta situación para pasar a la ofensiva. El dirigente de la izquierda abertzale Rufi Etxeberria y la banda han lanzado un órdago, al proponer un diálogo Gobierno-ETA con una propuesta para abordar el desarme y la cuestión de los presos, con el que pretenden ganar la batalla de la imagen.
EL PAÍS, 21/5/12