Tonia Etxarri-El Correo

Carlos Iturgaiz recupera al dirigente alavés Iñaki Oyarzábal para dirigir su campaña del 5-A

A medida que los sondeos empiezan a señalar las tendencias de voto en las elecciones al Parlamento vasco, se confirma el ascenso de la coalición del PNV y socialistas. Socios en Euskadi, aliados en el Congreso. Sin sorpresa en la correlación de fuerzas aunque Elkarrekin Podemos y EH Bildu (socios también de Sánchez ) jueguen con la idea de conformar un Gobierno «progresista» si la socialista Idoia Mendia se sumara a esa conjunción de alternativa de izquierdas al PNV. Pero los socialistas vascos, tan acomodados con el PNV, no están ahora para aventuras. No parece que al PNV le vaya a pasar factura ni la gestión desastrosa del vertedero de Zaldibar, en donde permanecen sepultados dos empleados desaparecidos desde el fatídico 6 de febrero, ni tampoco el caso de la corrupción del ‘caso de Miguel’. Porque pueden obtener más escaños aunque no lleguen a la mayoría absoluta. Pero protagonizará una campaña menos cómoda de la que imaginaba el lehendakari Urkullu cuando convocó las elecciones para el 5 de abril. Tendrá enfrente al PP vasco, al que los sondeos empiezan a pronosticar una contención de su caída. Con la recuperación de Carlos Iturgaiz como candidato a lehendakari, los populares se presentan como la única alternativa constitucionalista al PNV.

Después del ‘golpe de timón’ de Génova para cambiar de candidato, los afiliados populares están atravesando un túnel de efectos contrastados, de crítica a las formas recientes pero con necesidad de recobrar el espacio en donde han trabajado durante tantos años. Y Carlos Iturgaiz cruzó el ‘rubicón’ el sábado. Con éxito. Porque lo suyo no es un retorno al pasado sino un intento de reagrupamiento del centro derecha. Y de motivación de los suyos. Ha parado la hemorragia dentro del partido y, en un movimiento ágil, ha nombrado a Iñaki Oyarzábal, mano derecha de Alfonso Alonso, como director de su campaña. Al presentar su candidatura, arropado por Pablo Casado y acompañado del líder catalán de Ciudadanos, Carlos Carrizosa, en su cuna de la Margen Izquierda, arrancó el entusiasmo de los asistentes que fueron a escucharle con expectación. Los populares, aunque mantienen las críticas a la ‘operación recambio’ para poder acomodar a Ciudadanos en las listas conjuntas que acabó con la defenestración de Alfonso Alonso, necesitan certezas. Y liderazgos claros, aunque sean controvertidos, como Carlos Iturgaiz. Su mera imagen refleja la fotografía de los años de plomo de ETA. Una presencia incómoda para sus adversarios electorales. Coincide con Pablo Casado en la idea de que recordar no es crispar. Es hacer memoria histórica reciente. No piensa abusar de los recuerdos.

Pero la alusión a las víctimas del terrorismo será una constante en sus discursos. Las de sus compañeros y amigos y las de los militantes socialistas. Que fueron los dos partidos que más sufrieron los zarpazos de ETA. Los socialistas actuales, desde que los capitanea Pedro Sánchez, rehúyen de cualquier coincidencia con «las derechas». Por eso el PP echa de menos la unidad que mantuvieron en tiempos pasados. ¡Hasta llegaron a propiciar un Gobierno del PSE en Ajuria Enea! Pero esa unidad constitucionalista es ya una quimera porque Sánchez ha elegido a nacionalistas y comunistas/populistas como puntales de La Moncloa.

Iturgaiz insistirá en señalar al PNV como el responsable de que ahora el Gobierno de España esté formado por PSOE y Podemos, sostenido por independentistas que quieren vulnerar las leyes. Y por EH Bildu, que merece mención aparte. Porque si el PNV no hubiera ‘plantado’ a Mariano Rajoy, después de haber negociado con él los Presupuestos, ahora no estaríamos hablando del Gobierno de Pedro y Pablo. Un mensaje para los votantes del PP que optaron por el PNV como ‘voto útil’.

Será una campaña de guardia alta. Los sondeos empiezan a reflejar una contención de su caída y les pronostican una media de 7 escaños. Pero si Vox consigue alcanzar representación parlamentaria, la fragmentación dispersará su fuerza. Por eso Iturgaiz se dirige también a los votantes de Vox. Con la misma claridad que la expuesta por Feijóo en Galicia. Si los que votaron a Vox en las generales no votan al PP (especialmente en Álava, que es donde puede bailar un escaño), le darán una baza más al nacionalismo.