José I. Torreblanca-El País
El imperativo ético de desalojar a Rajoy obliga a negociar, no a exigir el apoyo incondicional
La ética no exime de hacer política. Este es el error que está cometiendo Pedro Sánchez y que puede tener como consecuencia reforzar a Rajoy. Su propuesta de echar a Rajoy de La Moncloa y ser investido presidente sin “negociar nada con nadie” es un error. Porque la política existe precisamente para convertir lo deseable (incluso lo imperativo, como es el caso) en lo posible.
Pero según lo formula Pedro Sánchez la situación es exactamente la contraria: la existencia de un imperativo ético y una urgencia democrática hace que se suspenda la política y se exija al resto de los 213 diputados que hay en la Cámara que no son del PP que presten su voto de forma incondicional a la moción que ha presentado el PSOE.
Con ello se hace una doble trampa: se demonizan los intereses de los demás partidos (que son tan legítimos como los del PSOE y que no tienen por qué aceptar sin más un gobierno de Sánchez sin condiciones ni plazos) y se esconden los intereses del PSOE en gobernar (que también son legítimos) y en evitar elecciones inmediatas (parece que en el PSOE, al contrario de lo que viene diciendo, sí que se cree en las encuestas). Sánchez plantea así una propuesta inverosímil: ustedes se sacrifican por el bien común poniéndome en La Moncloa sin condiciones y yo me sacrifico gobernando en solitario el tiempo que yo decida para así llegar a unas próximas elecciones en la posición de ventaja de estar en el gobierno. ¿Y se extrañan de que esa oferta chirríe?
Sánchez ignora que en democracia, los intereses generales deben ser compatibles con los intereses particulares y que ese es, precisamente, el trabajo de los políticos. Pero no es demasiado tarde. Sánchez todavía puede hacer lo que no hizo después de conocerse la sentencia Gürtel: encerrarse con Rivera e Iglesias en una sala de reuniones noche y día y no salir de allí hasta dar a la ciudadanía solución al problema que plantea la permanencia de Rajoy.
Entre PSOE, Unidos Podemos y Ciudadanos suman 188 diputados, más de los 176 que se necesitan para ganar la moción de censura y convocar elecciones. Si sus líderes creen en sus palabras no tienen excusa para no lograr un acuerdo de gobierno, técnico o político, que disuelva inmediatamente o en un año – ellos verán – No necesitan a nadie más, ni tienen por qué aproximarse a los independentistas.
La razón más importante para ponerse de acuerdo es que si no lo hacen, la aritmética política, que es lo que hace que la democracia funcione y se legitime, barrerá la cuestión ética. Si el PSOE no logra sumar 176 diputados a su moción de censura, la crisis política habrá terminado y Rajoy podrá decir, con razón, que ha superado limpiamente la moción que pretendía censurar a gobierno y que puede seguir gobernando, aunque sea por el momento. Los intereses de Rajoy y Sánchez coinciden en un punto: evitar unas elecciones inmediatas. Sería lamentable que esos intereses se conjugaran para dejar a Rajoy en La Moncloa.