NACHO CARDERO-EL CONFIDENCIAL
- El ‘procés’ no era un proyecto revolucionario. Nada de eso. Para algunos, el ‘procés’ era simplemente un negocio
Para responder a esta cuestión, basta con desmadejar el ‘modus operandi’ habitual en las esferas del poder económico. Lanzan a la infantería para que haga el trabajo sucio y que luego, en caso de venir mal dadas, sirva de chivo expiatorio, mientras los que en verdad manejan los hilos hacen negocio, o tratan de hacerlo, con la excusa de la república catalana.
Este miércoles, más de dos años y medio después de que aquel líder secesionista se preguntara por la inviolabilidad de los empresarios del ‘procés’, tanto Madí como Soler y Vendrell han sido detenidos en el operativo policial desplegado en Barcelona.
Ellos, según la investigación, eran los que se encontraban detrás de los vídeos lacrimógenos sobre el 1-O rodados en inglés. Ellos eran los que lideraban la plataforma independentista Tsunami Democràtic. Ellos eran los que financiaban la fiesta belga de Carles Puigdemont. Ellos eran, en definitiva, los cerebros empresariales del independentismo.
El ‘procés’ no era un proyecto revolucionario. Nada de eso. Para algunos, el ‘procés’ era simplemente un negocio. Tan es así que los detenidos están acusados de presuntos delitos de malversación de caudales públicos, blanqueo de capitales, prevaricación, tráfico de influencias y cohecho. El ‘Espanya ens roba’ no era tal. Los que robaban eran otros.
Madí, rico de familia, heredero de la loción Floïd, poseía las llaves de todas las puertas no solo en Cataluña sino también en Madrid. Bien visto por el ‘establishment’, ejercía de ‘go-between’ entre los empresarios y políticos de ambos territorios. A pesar de ser conocidas sus inclinaciones, fue presidente del consejo asesor de Endesa en Cataluña y ocupó el cargo de asesor en Telefónica en aquella comunidad.
Estuvo pululando por el Ibex 35 como Pedro por su casa hasta que se celebró el referéndum del 1-O. Ya demasiado expuesto, incapaz de ocultar sus intereses ni en los reservados de Via Veneto, ambas compañías prescindieron de los servicios de Madí. Al ser inquiridas por la tardanza de tal decisión, pues se sabía que se estaba valiendo de su privilegiada situación para hacer proselitismo ideológico, en el Ibex respondían: “Nos ha engañado”.
No está del todo claro si fueron engañados o se dejaron engañar por puro interés crematístico, pero lo cierto es que la ascendencia de Madí en Madrid y Barcelona siempre fue notoria.
Igual que influía en el Ibex, lo hacía también en el independentismo catalán. A pesar de que siempre se afanó en negarlo, Madí formaba parte del frente empresarial del ‘procés’ o estado mayor que dirigió tanto la consulta del 1-O como los acontecimientos que acabaron desembocando en la declaración unilateral de independencia de Puigdemont. Lo mismo que Oriol Soler y Xavier Vendrell, que también participaron en el sanedrín.
Soler fue el cerebro de comunicación del ‘procés’. Siempre mantuvo un perfil bajo, hasta que su nombre comenzó a aparecer con motivo de la campaña ‘Ara és l’Hora’ (Ahora es la hora), del que es ideólogo y que llevaron a cabo la ANC y Òmnium Cultural con motivo del 1-O, secundada tanto por los partidos independentistas como por el Govern.
‘El País’ también dio a conocer su nombre por la reunión que mantuvo el 9 de noviembre de 2017 durante cuatro horas con Julian Assange, responsable de Wikileaks. Desde entonces, trató de desaparecer de la escena pública. Y lo consiguió. Hasta este miércoles.
El empresario catalán aparece vinculado a empresas como Batabat, Ara Llibres, Edició de Premsa Periòdica Ara, Editorial Alpha, Trotemi o Democratizing the Future Society, y comparte intereses con Vendrell, otro de los detenidos. Vendrell es propietario de Villa Bugatti, una parcela de 35.000 metros cuadrados que ha venido funcionando irregularmente y que se ha beneficiado de una recalificación sobrevenida de un consistorio amigo.
Unos se llevan la fama y otros cardan la lana. La revolución soberanista la confeccionaron los de arriba para que la hicieran los de abajo. Lo maquinaron así para no tener que mancharse las manos. Sin embargo, la realidad ha terminado por desenmascarar a los ideólogos del ‘procés’. Ahí está la investigación. Ahí están las grabaciones. No está inflado. Aquí, lo que están infladas son las cuentas de ahorro de los que quisieron convertir Cataluña en una república.