Santiago González-El Mundo
En el español pesa mucho el efecto especular, asomarse al exterior para que te devuelva una imagen de ti mismo que no soportan tus propias convicciones. Tal vez el hábito tenga su origen en la costumbre de sintonizar la BBC, Radio París o, madre mía, la Pirenaica, para soslayar El Parte, el informativo de la radio franquista que se adelantó en muchos años al editorial único de los periódicos catalanes. Los medios extranjeros como espejo.
Un interesante reportaje de mi querida Emilia Landaluce sobre la insuficiente política de comunicación del Gobierno da cuenta de este vicio. Hay una conclusión impecable en la última frase: que la política de comunicación (del Gobierno) «no es excusa para que los periodistas no hagan bien su trabajo y cuenten la verdad».
Algunos de los testimonios que expone dan fe del asunto. No pueden tomarse en serio las palabras de un corresponsal extranjero, menos aún si se etiquetan como una queja colectiva: «De Moncloa (las ruedas de prensa en) no se saca nada en claro, sólo me meten el rollo de los Reyes Católicos». También resultan sorprendentes las alabanzas generalizadas a Raúl Romeva por su disponibilidad, porque atiende en inglés y porque les pone en contacto con Puigdemont. Emilia, que si es lista, debería desconfiar de un periodista que ha hablado cinco minutos con Romeva y no se ha dado cuenta de que es incapaz de sacramentos.
Bastaría buscar en Google, sus entrevistas son otros tantos ridículos. Escribió a Martin Schulz, para contarle su nombramiento de Ministro (en mayúsculas en el original) en «un momento crucial en la larga historia de Catalonia» y pidiéndoles apoyo «para afrontar los retos formidables etc.». Schulz no ha parado de reír desde entonces. Google daría razón de que Romeva y Tremosa, otro de parecido nivel, escribieron a la Comisión Europea para protestar por un pisotón de Pepe a Messi durante un clásico. ¿Qué corresponsales extranjeros? No me imagino a un periodista británico que antes de entrevistar al autoproclamado catalan minister of Foreign Affairs no haya visto la despiadada somanta que propinó Stephen Sackur a este menguado en una entrevista en la BBC hace 23 meses. A la periodista francesa Françoise Joly en TV5 Monde, explicándole lo que dice realmente la Constitución, la fulminante entrevista de María Tadeo en Bloomberg, etc.
Los corresponsales extranjeros no son como el del NYT. Reporteros sin Fronteras ha realizado un informe en el que «pide respeto al libre ejercicio del periodismo en Cataluña», en el que se explican los métodos de presión que la Generalidad ejerce contra los periodistas no adictos. Quizá la secretaria de Estado debería tomar clases del método y grabar un video lastimero como el de Anna Maruny, la actriz con ojos de ranita triste. Alternativamente podría bastar con que Dastis no de© tantas entrevistas. No creo que el Gobierno deba inspirarse en esa pareja absurda que forman Puigdemont y Junqueras. Que los golpistas depongan su actitud y que los periodistas no se dejen engañar, amen.