Víctor Lenore-Vozpópuli
- Gran parte de la prensa sigue adicta al discurso oficial, pero la plebe aprovecha cualquier micrófono para corearlo
No es algo que diga OK Diario, La Razón ni La Gaceta, sino que lo reconoce hasta el supersanchista Eldiario.es de Ignacio Escolar: «La frase no es nueva: se escucha ya desde hace un par de años en estadios de fútbol, en manifestaciones y, últimamente, también en conciertos y eventos multitudinarios». Se refieren, claro, al cántico «Pedro Sánchez, hijo de puta«, que entonaron con máximo entusiasmo los asistentes a la sesión del DJ Juan Magán en la discoteca Fitz de Marbella. Un mes antes, había ocurrido lo mismo en otra actuación del artista en Arganda del Rey. Magán cede el micrófono y la gente se desahoga. «Yo no puedo decir estas cosas», admite en algún vídeo.
No es cosa de un solo artista. Escenas parecidas ocurrieron en conciertos del artista urbano J.C. Reyes, de los raperos Natos y Waor o en el festival Reggaeton Beach de Tenerife. Los jóvenes españoles han virado con fuerza a la derecha, con el antisanchismo como bandera, pero la moda del estribillo de verano no es solamente cosa de los chavales. Una multitud intergeneracional también coreó «Pedro Sánchez, hijo de puta» a finales del pasado mes de julio para celebrar el arranque de las fiestas de Tudela.
Te metes en Internet y confirmas que la fiebre en endémica: un encierro de sanfermines, las fiestas de Jaca, las protestas de Torre Pacheco, las dos aficiones en un Málaga-Betis de pretemporada, un torero con el lema «Pedro Sánchez a prisión» impreso en una rojigualda paseando por el ruedo…La izquierda está irritada con el fenómeno. En Huesca, por ejemplo, el PSOE ha acusado a la alcaldesa Lorena Orduna de retrasar el pregón para dar mayor relevancia al cántico que brotaba de la plaza. En realidad, es un reproche delirante: acusar a un político de dejar demasiado espacio para que se escuche la voz del pueblo.
Es un ambiente que no sufrieron Felipe, ni Aznar, ni Zapatero, por tanto sabe que es el presidente menos querido de la democracia. Al pueblo ya no le basta con «Me gusta la fruta»
El PSOE se enfada porque no sabe cómo parar esta oleada: seis guardias civiles han tenido que dedicarse hace poco a borrar la frase escrita en la arena de la playa más cercana a La Mareta, donde Sánchez pasa sus vacaciones. El presidente está bunkerizado, aunque le ha debido llegar el runrún. Es un ambiente que no sufrieron Felipe, ni Aznar, ni Zapatero, por tanto sabe que es el presidente menos querido de la democracia.
Burbuja sanchista
olo que podemos aprender de este episodio es que no hay ejército de tertulianos, humoristas y periodistas adeptos que pueda convencer a un pueblo de apoyar a alguien que les esta perjudicando. Fuera de la burbuja sanchista todo es hostilidad y, en cuanto esta se pinche, el presidente y su círculo tendrán que lidiar con la cruda realidad.
El redactor de Eldiario.es atribuye en sus textos esta oleada, cómo no, a la malvada ultraderecha, con su creciente apoyo de los chicos jóvenes. La realidad es que basta acercarse a un bar de polígono, poner la oreja en el metro o echar un vistazo a redes para confirmar que hoy somos mayoría los que queremos que se marche el presidente. Si hay que decirlo en barras, tuits y discotecas es porque el gobierno ha copado y comprado la mayoría de espacios donde mantener un debate. Ya se queda corto «Me gusta la fruta«. Esta crisis no pueden pararla ni las tribunas de Iván Redondo, ni los fichajes de Juan López ni las medias verdades de Silvia Intxaurrondo.