Antonio Fernández-El Confidencial
- Socialistas y republicanos han empezado a hablar sobre un posible acuerdo que vaya más allá de los presupuestos de la Generalitat. El pacto incluiría un apoyo exterior a Aragonès esta legislatura y de gobierno en la próxima
El fantasma de un nuevo tripartito planea sobre Cataluña, una vez roto el frente independentista y con una guerra civil abierta entre partidos soberanistas. Es difícil, pero no imposible, un pacto de las izquierdas, como el que en la primera década del siglo pilotaron Pasqual Maragall y José Montilla. El acuerdo entre ERC, JxCAT y la CUP es cada día más difícil y la posibilidad de una alianza de los republicanos con el PSC y los comunes para apoyar las cuentas de 2023 se abre camino.
Los comunes presionan al máximo para cerrar cuanto antes este frente. Hace pocos días, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, enviaba un mensaje a sus activistas: “Quiero hacer un agradecimiento muy especial a ERC, con quien hemos aprobado todos los presupuestos. En este mandato, todos los grandes acuerdos han sido de izquierdas, porque esta es una ciudad progresista. Esperamos que la buena noticia de la aprobación de los presupuestos en Barcelona y en el Estado anime también a que haya en Cataluña. Es hora de rebajar el ruido y la confrontación y cuidar el diálogo para promover acuerdos y política útil para la ciudadanía”. Barcelona en Comú (BeC), además, envió varias comunicaciones a sus activistas haciendo hincapié en los nuevos pactos “entre las tres fuerzas de izquierdas”. Estos mensajes fueron también distribuidos por En Comú Podem (ECP), la marca de los comunes en el Parlament.
El gran problema para el PSC es el posicionamiento de ERC en algunas cuestiones. El discurso del president Pere Aragonès de esta Navidad fue motivo de controversia. Aseguró que habrá referéndum de independencia, pese a los anuncios en contra de los socialistas y del mismísimo Pedro Sánchez. “Ese discurso es un problema y nos aleja de cualquier pacto», explica a El Confidencial una fuente del PSC, el principal afectado por el anuncio. «El PSC no puede apoyar unos presupuestos a quien la quiere volver a liar. Si continúa en esa tesitura, tampoco podrá haber pacto de legislatura con alguien que quiere hacer un referéndum”, añade.
En las filas de JxCAT, ya se da por hecho que existen negociaciones secretas para conformar un nuevo tripartito y apuntan a dos cuestiones fundamentales: la luz verde de ERC a los presupuestos municipales de Barcelona y el acuerdo alcanzado con los comunes, a la espera del apoyo definitivo del PSC, a las cuentas de la Generalitat para este año de 2023. Republicanos y socialistas lo niegan de manera oficial, pero ya comienzan a fraguarse los cimientos de una posible y futura nueva sociedad política.
Próximo acuerdo presupuestario
Por debajo de la mesa ya hay acuerdo en la mayoría de las partidas presupuestarias, por lo que el acuerdo final no está lejos. La portavoz del PSC, Alicia Romero, pidió este lunes a ERC un ejercicio de responsabilidad y trabajar para poder firmar un pacto la próxima semana. De hecho, en la última semana de diciembre se ataron temas como el apoyo del Ejecutivo catalán al complejo de ocio de Hard Rock, a la ampliación del aeropuerto de Barcelona (con la oposición de los comunes) y al cuarto cinturón, además del freno a la apertura de nuevas embajadas de la Generalitat o la eliminación del plan piloto de renta básica ciudadana que ERC había pactado con la CUP. En total, el Govern y los socialistas han acordado 147 iniciativas en salud, educación, gestión del agua o movilidad, entre otras cuestiones, por valor de más de 5.000 millones de euros.
🗣️ @aliciarll després d’una nova reunió amb el Govern per la negociació dels pressupostos:
«Les propostes presentades són de sentit comú i fan avançar Catalunya. Són propostes prioritzades i esperem que puguin encaixar totes per tenir un document d’acord com més aviat millor.» pic.twitter.com/FHCG2GDobC
— Socialistes PSC/❤ (@socialistes_cat) January 2, 2023
Para JxCAT, el acuerdo de presupuestos tanto en el Parlament como en el Ayuntamiento de Barcelona “solo es el ensayo de lo que será un nuevo tripartito. Si suman, es muy posible que reediten el tripartito en las próximas elecciones”, aseguran fuentes de Junts a El Confidencial.
Oficialmente, la lectura que se hace desde el socialismo es que ERC está prisionera de los otros partidos independentistas. En realidad, los republicanos temen una feroz campaña en su contra, acusándolos de traidores por parte de los círculos ultraindependentistas de Junts. De hecho, esa campaña ya ha comenzado y determinados grupos cercanos a Carles Puigdemont, Laura Borràs y la CUP han iniciado un plan de desprestigio contra Oriol Junqueras y Pere Aragonès con verdades, medias verdades y mentiras mezcladas de tal modo que sirven de abono para crispar el ambiente político.
Pero no hay razones para descartar un nuevo tripartito. «Nadie sabe qué pasará, porque dependerá de los resultados de cada uno en las elecciones. Pero ¿y si el independentismo pierde su mayoría y solo se podría formar Gobierno con un nuevo tripartito? ¿Debemos renunciar a él y dejar que un partido independentista siga gobernando con una minoría como la actual? No. Habría que desalojarles del Govern. El mal menor sería un nuevo tripartito, pero con condiciones», señalan las fuentes consultadas.
Dos condiciones
Los socialistas aseguran que no habría cambio de cromos, sino negociación en mesa. “No será pactar apoyos en el Govern a cambio de apoyos en ayuntamientos, por ejemplo. En Barcelona, algunas encuestas sitúan ganador a Jaume Collboni. Y si gana, el que se quiera sumar, bienvenido sea. Pero la gran mayoría de los alcaldes prefieren las manos libres para los pactos municipales», añaden las fuentes consultadas. «Los partidarios de pactar con PSC son muy pocos, aunque sí hay quienes no hacen ascos a gobernar con los comunes. ERC no ha sido signo de estabilidad hasta ahora. Baste decir que uno de los pactos más sólidos que hay en Cataluña es el de la Diputación de Barcelona, presidida por el PSC, con el apoyo de Junts”, concluyen.
En el caso de una coyuntura en la que el independentismo no sume una mayoría absoluta, se impondría el frente de izquierdas o tripartito. Y, en ese momento, el PSC pondría dos condiciones encima de la mesa que serían irrenunciables. La primera es que el presidente de la Generalitat tendría que ser el candidato del partido más votado. Lo cierto es que todas las encuestas dan la victoria a los socialistas, por lo que Salvador Illa sería el probable nuevo president.
Si alguna cosa evita que el PSC entre en el Govern tras la abrupta salida de JxCAT es, precisamente, esa condición: Illa fue el más apoyado en las últimas elecciones, no Aragonès, por lo que el republicano tendría que abandonar la presidencia si el PSC asume el reto de entrar en el Ejecutivo. Pero Aragonès no está dispuesto a ese sacrificio y, por ese motivo, nunca les ofreció un pacto de legislatura a los socialistas. En un futuro, esa condición se fijaría antes de formar cualquier alianza, por lo que el problema desaparecería.
La segunda condición sería que ERC, “sin renunciar a sus ideas y a sus metas, se olvidase de las tonterías de un referéndum tanto en el Parlament como en el Govern”. Con esas dos condiciones firmadas, se podría conformar un Gobierno que reuniese de nuevo al frente de izquierdas en Cataluña, como ocurrió en las etapas de Maragall y Montilla. Los mimbres están trenzados, solo falta apretarlos y convencer a los republicanos de que no jueguen con metas “irrealizables”.