Editorial-El Español
Desde que Alberto Núñez Feijóo llegó a la presidencia del Partido Popular hace algo más de un año, el PP ha venido encabezando las encuestas de intención de voto. En los meses de mayor despunte, Feijóo llegó a aventajar a Pedro Sánchez en más de 8 puntos.
Sin embargo, el último sondeo de SocioMétrica para EL ESPAÑOL permite identificar un cambio de tendencia que atenúa el llamado efecto Feijóo. La que era la gran incógnita demoscópica hasta el momento (si la irrupción de Yolanda Díaz penalizaría los resultados de la izquierda al fragmentar el voto), parece haberse decantado, más bien, hacia el beneficio para Sánchez.
Porque la fuerte subida de Sumar (a costa de las papeletas de Podemos, y en poco más de un mes desde que presentó su candidatura) está sirviendo para acortar la distancia entre la derecha y la izquierda. La vicepresidenta obtiene un 9,9% de intención de voto, casi dos puntos y medio más que en el último sondeo de SocioMétrica-EL ESPAÑOL.
Mientras, la ventaja del PP se reduce respecto al mes pasado. Y pasa del 31% al 28,9% de los votos, al tiempo que el PSOE mejora sus resultados desde el 23,7% al 24,1%. Así, la distancia con los socialistas se reduce a los 4,8 puntos.
Con todo, el PP ganaría las elecciones con 127 escaños. Y con Vox y Ciudadanos alcanzaría sobradamente la mayoría absoluta, con 180 escaños frente a los 130 diputados del bloque de PSOE, Podemos y Sumar.
En este sentido, no sorprende que Cuca Gamarra reconociese ayer que si Sánchez «coge oxígeno» antes de las elecciones del 28 de mayo, «será más difícil acabar con el sanchismo».
Y es que Feijóo ha planteado el 28-M como la primera vuelta de unas elecciones que servirán para «derogar» el legado del presidente del Gobierno. Pero esta apuesta tiene el riesgo evidente de que si el PSOE consigue retener algunas plazas importantes, las expectativas sembradas por el líder del PP de una victoria aplastante rebajarán notablemente la percepción del triunfo de Feijóo. Algo que previsiblemente le lastraría para esa segunda vuelta contra Sánchez en diciembre.
No en vano, el PSOE es bien consciente de que el PP tiene muchos mejores pronósticos tanto para las autonómicas y municipales como para las generales. De ahí que los socialistas se estén centrando en una estrategia orientada a relativizar la magnitud de la derrota, fiando su supervivencia a los pactos postelectorales con Yolanda Díaz y su espacio. Y volcándose en aquellas autonomías y grandes ciudades donde tienen opción de retener o conquistar el gobierno, como la Comunidad Valenciana, Sevilla o Barcelona.
Si además los barones socialistas tienen éxito con su estrategia de desmarcarse del líder nacional, y Page, Lambán y Vara logran revalidar sus ejecutivos, Sánchez podrá seguir cultivando su particular mitología del «manual de resistencia». El ambicioso rasero que se ha marcado Feijóo, con un todo o nada que tiene por meta que el PP sea el partido más votado en el conjunto de España, podría, paradójicamente, volvérsele en contra.
En cualquier caso, la gran mejora en los sondeos auspiciada por el liderazgo de Feijóo evidencia que el presidente popular está en la senda correcta. Porque está consiguiendo acercar al PP a la centralidad política cuando también los españoles se han movido hacia ella.
De hecho, tal y como revelan los datos de ubicación ideológica de los partidos del CIS y de SocioMétrica, el PP nunca había sido percibido tan al centro desde el año 1990. Por primera vez, y gracias a Feijóo, el PP baja del 7 en la escala de percepción ideológica.
Mientras, con su contumaz estrategia del giro a la izquierda, Sánchez distancia a su partido de la sensibilidad política de la mayoría de los españoles. Las elecciones se ganan por el centro, por lo que regalárselo al PP no parece lo más inteligente por parte del PSOE.