DIARIO VASCO, 22/9/11
PSE y PNV aprueban un texto sobre paz con la abstención del resto. Un reproche de Bildu al PSE por los GAL provoca la reacción de Romero, que pide «respeto» e insiste en su condena
El exdiputado general Markel Olano auguraba a primera hora de la mañana que el primer pleno ordinario de la Cámara guipuzcoana tras las elecciones del pasado mayo iba a evidenciar un nuevo tiempo. El portavoz jeltzale se refería en concreto al «entierro político de la Ley de Partidos» por la múltiple política de pactos que ayer se escenificó entre todas las fuerzas de las Juntas Generales, incluida Bildu. Pero sin llegar necesariamente a esa consideración, lo que sí evidenció el maratoniano pleno -con un orden del día de calado en materia fiscal, de infraestructuras o sobre la violencia- es que el Parlamento territorial inicia un nuevo tiempo. Una etapa de consensos, o coincidencias, entre diferentes a la hora de abordar políticas sobre impuestos o peajes en las carreteras, pero que todavía no ha alcanzado a uno de los asuntos que centra la actualidad y ayer acaparó buena parte del debate: la pacificación y cómo avanzar hacia ella sin olvidar el pasado.
La ‘fusión’ de PSE y Bildu, además de Aralar, en materia fiscal; la unidad de acción de los opositores a Bildu en la mayor parte de los asuntos sectoriales (TAV, residuos…) o la unión accidental de PP y la coalición abertzale para oponerse al cobro de peaje en Etxegarate dibujaron la tónica de lo que pueden ser los próximos cuatro años de gestión en el territorio. Pero esas ‘alianzas’ contrastan con la imposibilidad, una vez más, de consensuar una resolución de condena a ETA y respaldo a las víctimas.
Los grupos lo intentaron ayer dos veces, pero tras un primer punto en que cada uno votó su texto, solo consiguieron en el siguiente que PNV y PSE sacaran adelante su resolución transaccionada en la que reivindican el consenso del primer Día de la Memoria, rechazan «sin ambages» a todas las organizaciones terroristas y defienden que la «política puede y debe contribuir al fin de la violencia», en referencia a un posible proceso de diálogo entre el Estado y ETA «si hay actitudes inequívocas». El resto de grupos -Bildu, PP y Aralar- se abstuvieron por diferentes motivos.
«Esquemas del pasado»
Los de la coalición abertzale, cuya portavoz Idoia Ormazabal ejerció como tal durante las ocho horas de pleno, no fueron nuevos. «Esas propuestas plantean esquemas del pasado», defendió, «y no son eficaces ni constructivas». Bildu consideró que se trata de «dinámicas unilaterales» en las que la exigencia de los partidos «solo» se dirige a ETA y a la izquierda abertzale, y no al Estado.
Ormazabal no quiso entrar en las interpelaciones que le hicieron el resto de portavoces, simplemente se limitó a asegurar que «rechazamos todas las violencias» y que si hay que ser «valientes, lo seamos todos», respondió directamente a la socialista Romero, con quien mantuvo un encontronazo a cuenta de los GAL. «El PSE es hipócrita cuando lo condena, porque quienes lo financiaron y organizaron siguen siendo dirigentes del partido», espetó Ormazabal.
La alusión fue recibida de forma personal por Romero, quien pidió el turno de palabra para contestar de forma tajante: «Yo condeno el GAL y a los que participaron en él, porque vulneraron los derechos fundamentales de sus víctimas porque eran terroristas». Y añadió: «Ustedes no tienen la valentía de decir eso de ETA». No hubo más respuesta.
Romero ya había interpelado anteriormente a Bildu para que, «como mínimo, se plante ante ETA porque no les necesita para hacer política» y acabe con «el silencio culpable» que, en opinión de la portavoz socialista, sitúa a la coalición «por detrás de la izquierda abertzale» y de las declaraciones públicas de sus dirigentes. «Han recibido votos para no defraudar y espero que no tarden mucho más», les dijo.
El otro actor del único acuerdo sobre el final de ETA que se alcanzó, el PNV, se centró en el reconocimiento a las víctimas y en la necesidad de que «no haya distinciones entre ellas». «No hay víctimas de primera y de segunda, hay que sacarlas del debate político», defendió Olano, quien destacó que en su acuerdo con el PSE se recoge el acuerdo del Congreso que en 2006 dio pie a las conversaciones de Loiola en la anterior tregua de ETA.
Ese punto fue precisamente el que no compartieron los populares y que les llevó a abstenerse en la votación de la enmienda acordada. «No legitimaremos a ETA ni nos sentaremos en una mesa para que desaparezca. El diálogo es entre partidos», defendió José María Murguiondo, quien aseguró que «si alguien tiene capacidad para que ETA dé el último paso es Bildu».
Antes de su intervención, el portavoz Juan Carlos Cano, en la presentación de la primera resolución que pedía la condena a todos «los atentados de ETA» y exigía su disolución, aseguró que su partido nunca «pasará la línea roja de igualar a víctimas y victimarios» ni permitirá «que se anestesie la memoria». «Es sencillo -dijo a Bildu-. Yo condeno todos los terrorismos de toda la historia negra de España, y aquí pedimos que condenen la actividad terrorista que aún está activa».
La juntera de Aralar, Rebeka Ubera, lamentó esa falta de acuerdo, defendió «como hito» el Acuerdo de Gernika y reconoció que «todos deberemos hacer una lectura del pasado autocrítica» porque aunque ETA se termine, «el conflicto vasco aún sigue».
DIARIO VASCO, 22/9/11