Santiago González, 04/12/12
Tal día como hoy se acabó una de las atrocidades de la guerra civil en el bando republicano. Las sacas de presos que venían haciéndose sistemáticamente en las cárceles madrileñas desde el 7 de noviembre de 1936 acabaron el 4 de diciembre. Para ello bastó que al hombre de la foto, Melchor Rodríguez García, militante de la CNT y la FAI, lo repusieran en su cargo de delegado de Prisiones, hecho que sucedió tal día como hoy. Su primera medida fue que de ninguna cárcel madrileña saliera un solo preso sin una orden expresa suya. este solo dato invalida todas las versiones exculpatorias que sobre las matanzas expuso Carrillo, uno de sus responsables políticos. José Luis Barbería escribió una gran semblanza de él hace casi cuatro años: ‘Le llamaban el ángel rojo’:
“Durante los cuatro meses -noviembre de 1936-marzo de 1937- en los que se mantuvo en el puesto, el delegado de Prisiones de la CNT se multiplicó tratando de parar las “sacas” (excarcelaciones previas a los fusilamientos) masivas, en un pulso continuo con la Junta de Defensa de Madrid, controlada por los comunistas José Cazorla y Santiago Carrillo. Salvó miles de vidas, luchando contra el reloj y el pésimo estado de las carreteras -”deprisa, deprisa, todavía podemos llegar a tiempo”-, para aparecer cuando el pelotón de fusilamiento estaba ya formado y los condenados esperaban la fatídica descarga. Con el respaldo del ministro de Justicia, también anarquista, Juan García Oliver*, detuvo los traslados de presos a Paracuellos, el paraje de la sierra madrileña donde, siguiendo la consigna de “limpiar la retaguardia”, sugerida por los asesores soviéticos, fueron abatidos miles de detenidos.”
* Sobre el respaldo de Gª Oliver caben algunas dudas.
Melchor Rodríguez fue uno de esos tipos que mejoran la especie. Hoy, 76 años después de aquello, vaya este modesto homenaje a su memoria. Sirva también como homenaje a Barbería, uno de los grandes periodistas españoles, de quien su periódico se cree que puede prescindir.
Santiago González, 04/12/12