Pablo Mosquera, LA VOZ DE GALICIA, 3/10/11
Cuánto habríamos dado aquellos miembros de la mesa de Ajuria Enea que presidía Ardanza por disfrutar la actual situación que se vive en Euskadi en relación al terrorismo etarra. Conservo fotos de las reuniones, largas y complicadas, en las que la redacción de un comunicado era toda una epopeya; no se me olvidarán nunca los sucesos de Ermua, el secuestro de Ortega Lara y el valor de Garzón, que permitió mantener el operativo más allá del tiempo legal para que el GAR encontrara el zulo.
Siempre hubo tres ETA. La civil, legal, dedicada a la política, entremezclada con la sociedad y sus diferentes inquietudes: culturales, ecológicas, educativas, sindicales, políticas en las instituciones democráticas. Esta ha sido la primera que se ha rebelado contra la violencia y, tras un proceso asambleario, suscribe un manifiesto por el que le exige a los comandos que dejen de intervenir, pone de manifiesto el fracaso de la lucha armada y le discute a la cúpula de los pistoleros la autoridad del MLNV. Su máximo dirigente, Otegi, es amenazado por los más duros. Parte del proceso lo dirige desde la cárcel, con el beneplácito del Estado y con su propia tranquilidad: está más seguro dentro que fuera.
Otra es la ETA de los gudaris. Los presos. La organización de héroes que han dado su libertad por la causa. Siempre han sido tenidos muy en cuenta. Salvo en el último proceso de negociaciones, donde fueron apartados como «material de cambio». De ahí surge una corriente de descontento entre tales presos y sus familiares. Se acrecienta viendo el devenir de los acontecimientos, pues los comandos son capturados y toda la comunidad internacional ha retirado su «comprensión» a los movimientos independentistas. Esta ETA es la que ha manifestado la pasada semana, de forma pública, su ruptura con los pistoleros. Pero ha cometido un error explicable. Al considerarse gudaris, es decir, soldados, piden amnistía, cuando solo pueden ser, en todo caso, indultados individualmente.
Dos de las tres cabezas de ETA se han rendido. Quedan los pistoleros. Creo que también lo harán, mejor pronto que tarde. Puede que antes del 20-N. De esto pueden tener noticias los mediadores internacionales. Y la noticia, querámoslo o no, tendrá influencia en la campaña electoral.
Pablo Mosquera, LA VOZ DE GALICIA, 3/10/11