Del Blog de Santiago González
Se entiende perfectamente que el bicho totalitario que anida en las entrañas de Pablo Iglesias le dicte prohibir el ejercicio del periodismo a gentes como Esteban Urreiztieta. Su idea de quien debe gobernar los medios se aproxima a Dina Bousselham a la que ha colocado al frente de La Última Hora!, panfletillo para dar jabón al jefe y sacudir a sus opositores. He leído en los mentideros una explicación de la relación que mantuvieron Dina y Pablo cuando éste la contrató como asesora en Europa: el secretario general le propuso matrimonio y la falta de concreción del tema en el terreno de los hechos despertaría en ella un afán de venganza que la llevó a dar publicidad al contenido del móvil supuestamente robado.
La versión, formulada por el ex comisario Villarejo, es harto improbable. Este hombre es uno de los cuatro fulanos más mentirosos de España, detrás del presidente del Gobierno, su vicepresidente segundo y empatando en la foto finish para hacer podio con José Félix Tezanos. La versión solo es congruente porque dotaría a la ex asesora de un móvil, que no el robado. Si lo descartamos habría que concluir que Dina Bousselham muy lista no parece.
Pablo Iglesias es el gran derrotado en las elecciones del domingo. En las dos comunidades convocantes, Unidas-Podemos ha pasado de sumar 25 escaños a seis. También ha fracasado el líder de la coalición de progreso: contra lo que él esperaba, el derrumbe de Podemos no ha beneficiado en lo más mínimo al PSOE y sí al nacionalismo radical: al BNGa en Galicia y a EH Bildu en Euskadi.
Se ha hablado mucho de la moderación de Núñez Feijóo. En los primeros compases del recuento, en que los sondeos atribuían al candidato del PP entre 37 y 41 escaños, el imbatible Ferreras tiraba para debajo de la horquilla, atención que Feijóo puede perder la mayoría absoluta. Cuando se evaporó la posibilidad quedaba la derrota de Casado y el triunfo de la moderación.
Los resultados del País Vasco, ¿son el triunfo de la moderación? Según. Iñigo Urkullu es un nacionalista moderado, especialmente si lo comparamos con Arnaldo Otegi, pero no en términos absolutos. El PP triunfador en Galicia, no representa una victoria de la moderación frente a la derrota de Carlos Iturgaiz, a quien encomendó su partido una tarea improbable ya cerrada: encabezar una coalición de las últimas expresiones constitucionalistas, experiencia sobre la que se deberá meditar algo en la calle Génova. Mientras, los líderes que encabezaban la regeneración política de España pasaron de comparecer para valorar los resultados: Ni Iglesias, ni Arrimadas, ni Sánchez dijeron una palabra.
La derrota de Iturgaiz, uno de los candidatos más decentes, como bien dijo Maite Pagaza en la campaña, ¿puede considerarse un signo de moderación en Euskadi? ¿Es moderado un personal que triplica la representación que dio a EH tras el fracaso de Lizarra en 2001? Dos meses antes de aquellas autonómicas, ETA asesinó al ertzaina Iñaki Totorika. El funeral se celebró en Portugalete el 10 de marzo. Los nacionalistas moderados de entonces arremetieron contra el ministro del Interior, Mariano Rajoy, y muy especialmente contra el presidente de los populares vascos: “¡Iturgaiz a la ría, a la ría con él!” No hay más preguntas, señorías. En la noche del recuento, una víctima de ETA manifestaba en ETB su espanto por el escaño de Vox en Alava. ETA, ETB, ETC.