«Idid believe you ‘til I’ve found out that you lied». John Wetton.
Usted habrá escuchado una y otra vez que la solución que propone el Gobierno de Sánchez a los problemas de la luz y el gas es que se «saque» el precio del gas del precio mayorista, y pensará que tiene todo el sentido porque les han engañado diciendo que la luz se paga a precio de gas y las eléctricas se forran. Volveremos a desmontarlo.
Sánchez dice que la península ibérica es una «isla energética» y por lo tanto le tienen que dejar intervenir los precios. Curioso, resulta que España no depende del gas ruso y tiene muchas mejores alternativas que sus comparables, pero le tienen que dejar intervenir.
Curioso también porque la tarifa regulada por el Gobierno es en España más del doble que la de Portugal. ¿Por qué? Porque España tiene la única tarifa regulada por el Gobierno en la Unión Europea en la que el término energético se liga al mercado diario -el que usted ve cada día en los medios de comunicación-. En Portugal la tarifa regulada se fija de acuerdo con el mercado de futuros con una revisión trimestral.
Curioso, resulta que España no depende del gas ruso y tiene muchas mejores alternativas que sus comparables, pero le tienen que dejar intervenir
Todo el mundo en Europa sabe que España podría cambiar esto cuando deseara, pero no lo hace porque recauda mucho más cuando se dispara el precio de la luz.
Usted habrá escuchado a Unidas Podemos mentir diciendo que las eléctricas han multiplicado sus beneficios. El beneficio operativo de las grandes (Endesa e Iberdrola) ha subido en 2021 un 4%, menos que la media de aumento de beneficio operativo en 2018-2020. Es más, un análisis de las cuentas muestra que el margen bruto en España ha bajado.
Usted habrá escuchado a Podemos mentir diciendo que las eléctricas venden la electricidad a precio de gas. Ayer, viernes 25, en el programa Más de Uno, la ministra Ribera reconoció que el 85% de la electricidad se vende en contratos a plazo a precios muy inferiores que los que marca el mercado diario. Además, el 80% de la nuclear y el 65% de la hidráulica se venden a precios muy inferiores en contratos a plazo cerrados con las comercializadoras.
¿Por qué es un error pensar que quitar el precio del gas de la formación de precios es la solución?
El coste de la medida perjudicaría al 85% de consumidores y minoristas que contratan a comercializadoras con precios fijados en contratos a futuro. La exclusión de las centrales eléctricas de gas obliga a compensar sus costes a través de un mecanismo fuera de mercado, subvenciones que Ribera ha anunciado. Así, el coste de este mecanismo se trasladaría a todos los minoristas y consumidores, perjudicando a quienes han firmado contratos de compra a largo plazo.
Supone un aumento de costes al 85% de los clientes para una reducción más que cuestionable al 15% de los clientes, porque el carbón y el CO2 han subido tanto o más que el gas desde 2017 y el precio mayorista caería durante poco tiempo, además de generar un enorme riesgo de apagones cuando los costes de generación no hagan rentable la venta.
Elimina el incentivo para invertir en nueva generación renovable, ya que los inversores verán un riesgo en tener un precio spot fijado según conveniencia política y fijado por las ofertas de generación de plantas no emisoras, que supone además mayores costes fijos en redes.
Las plantas renovables independientes se ven abocadas a la quiebra al no poder recuperar sus costes de inversión. Adicionalmente, da una señal al mercado que dice a los inversores que no se invierta en renovables en España cuando en Alemania, Holanda o Polonia es más rentable y sin inseguridad jurídica.
Al eliminar la señal de precio del gas en el mercado diario, pero subvencionar por otro lado a las generadoras gasistas, crea un incentivo perverso a llevar a un mayor consumo de gas para la generación eléctrica y encima no bajar el precio al consumidor, ya que las subvenciones van a subir tarifa, agravando la situación cuando los precios son altos y generar un posible problema de desabastecimiento. Parece que nos hayamos olvidado de los apagones.
Como toda medida intervencionista, la idea mágica de sacar el precio del gas de la luz conlleva lo contrario de lo que busca conseguir. Implica un aumento del coste fijo de la electricidad, que es una subida de la luz al 85% de los consumidores, una reducción drástica de las necesarias inversiones en renovables y una reducción de la eficiencia energética, lo que implica un mayor consumo de gas.
La idea mágica de sacar el precio del gas de la luz conlleva lo contrario de lo que busca conseguir
Por supuesto, sacar el precio del gas de la luz, además de destruir lo que finge proteger, no hace nada que vaya a mitigar el aumento de los precios de los fertilizantes, carburantes o gas doméstico.
Como buen aprendiz de brujo, Sánchez se ha aferrado a una medida de difícil aprobación para decir que el Consejo Europeo no le deja bajar los precios de la luz.
Sánchez lo fía todo al Consejo Europeo, sigue manteniendo los impuestos que hunden a los ciudadanos, mientras los países de nuestro entorno los bajan. Luego le echarán la culpa a Europa.