Pedro Chacón-El Español
  • No hay base documental, ni histórica ni lógica, para sostener que el palacete de París sea del PNV.

El PNV, encabezado por su actual presidente Aitor Esteban, celebrará este fin de semana en París que el palacete de Marceau ha vuelto a “su legítimo propietario”.

Esteban estará acompañado del anterior presidente, Andoni Ortuzar, del lehendakari y de todos los que en el partido pintan algo.

En realidad, el PNV se quiere adelantar a lo que pueda hacer el Gobierno de España, requerido por el Consejo de Transparencia para que muestre los argumentos por los que se cedió el palacete al PNV.

Y en el PNV están dispuestos a escenificar, con una toma de posesión por todo lo alto, que el palacete «por fin les ha sido devuelto”.

Como no hay ninguna documentación oficial de propiedad, el único argumento es un informe de dos historiadores a los que se encargó expresamente que vistieran al santo, como se suele decir, de modo que todo lo que se dice ahí es previsible y a la vez fácilmente rebatible para cualquiera que se haya preocupado un poco de conocer los intríngulis de la operación.

Aquí de lo que se trata es de no admitir que el palacete era del Gobierno Vasco. Y, por tanto, del Estado español, del que aquel formaba parte.

Edificio situado en el número 11 de la Avenida Marceau de París, que alberga la biblioteca del Instituto Cervantes.

Edificio situado en el número 11 de la Avenida Marceau de París, que alberga la biblioteca del Instituto Cervantes. Efe

Y para negarlo, el argumento fuerte del nacionalismo es decir que el palacete lo compró el PNV antes de que existiera el Gobierno Vasco el 7 de octubre de 1936.

Pero esa pretensión es imposible de sostener. Entre otras razones, porque las escrituras del palacete se hicieron justo un año después, el 8 de octubre de 1937.

Sabemos, además, que con las transferencias de dinero que hizo el gobierno de la Segunda República al Gobierno Vasco en tiempo de guerra, este habría tenido para comprarse no uno, sino cuatrocientos palacetes como ese de París.

Téngase en cuenta que el palacete costó un millón y medio de francos; que al menos uno de los préstamos del gobierno de la República al vasco fue ya de 550 millones de pesetas; y que la peseta de la época cotizaba el doble que el franco.

El gestor de todo ese dinero, el consejero de Hacienda del Gobierno Vasco, Heliodoro de la Torre, nunca dio la más mínima información de lo que hacía con lo recibido.

«Como el PNV no tiene documentación que acredite la propiedad del palacete, tira de mística y se inventan cosas»

Pero el PNV se empeña en que todo fue cosa del partido, cuando el PNV en la Guerra Civil no pintaba nada. ¿Quién conoce al que era su presidente de entonces, Doroteo Ciáurriz?

Un señor que se pasó toda la Guerra Civil refugiado en el País Vasco francés y que nunca salió de allí salvo en momentos puntuales. Toda la gestión de la guerra la llevó el Gobierno Vasco, con Aguirre a la cabeza y dos de sus consejeros, De la Torre en Hacienda y Juan Gracia, socialista, en Asuntos Sociales, responsable directamente de los edificios de refugiados.

Sobre dos de esos edificios también quiso el PNV que el Gobierno español reconociera sus presuntos derechos de propiedad. Y así lo hizo el gobierno de Pedro Sánchez en el malhadado decreto de la Navidad de 2024, por el que se comprometía a pagar también una compensación por ellos.

En el PNV nunca hizo falta manejar argumentos con cierta lógica. Así han funcionado desde que surgió el partido y no les ha ido nada mal. Con esto del palacete ha quedado demostrado. Como no tienen documentación que acredite esa propiedad, tiran de mística y se inventan cosas.

En esto del palacete han lanzado varias versiones que se contradicen entre sí. Pero les da igual.

La última mentira es la que dijo el presidente del partido en el momento de la cesión del palacete, Andoni Ortuzar.

Ortuzar, en una contestación a Santiago Abascal por algo que este había dicho en relación con el atropello del palacete, salió muy sobrado diciendo, en una carta de fecha 30 de enero de 2025 recogida en el blog de Iñaki Anasagasti, esto:

“De acuerdo con el informe historiográfico elaborado a petición de la Secretaría de Estado de Memoria Democrática del Gobierno español, el 12 de septiembre de 1936, Francisco Belausteguigoitia Landaluce, emigrante vasco residente en México, envió 65.000 dólares a Heliodoro de la Torre, tesorero de EAJ-PNV. A su vez, De la Torre traspasó este dinero a Marino de Gamboa, quien adquirió el edificio del número 11 de la Avenida Marceau, en París, y puso en marcha un entramado societario para protegerlo, consciente del complejo contexto político y social, iniciada ya la Guerra Civil en España. Preste usted especial atención a las fechas y cotéjelas con esta otra: 7 de octubre de 1936, día en que se constituye el primer Gobierno Vasco”.

Para alguien que conozca un poco el proceso, es muy evidente la vulgaridad argumental que muestra ahí todo un presidente del PNV.

Ortuzar recurre al informe del Ministerio, con lo cual se suma a los despropósitos que en este se afirman.

Pero lo más clamoroso es que ignora lo que se dice en el informe, como queda en evidencia con el trasiego del dinero, que el informe trata infructuosamente de demostrar que habría estado en manos de Marino Gamboa desde que llegó de América hasta que se compra el palacete un año después.

Ortuzar, en cambio, da por supuesto que el palacete se compró nada más llegar el dinero. Increíble desconocimiento de toda la cuestión por el responsable máximo del partido.

Ante el dato irrebatible de que las escrituras tienen fecha de 8 de octubre de 1937, hay nacionalistas que han salido diciendo que el palacete ya era del partido antes de que se constituyera el Gobierno Vasco un año antes, el 7 de octubre de 1936, pero que no se escrituró hasta un año después a petición del vendedor.

¿Pero es que no saben que hay constancia de que el Gobierno Vasco estuvo pagando un alquiler hasta la fecha de las escrituras?

¿A quién se le ocurre pagar un alquiler por un inmueble del que es propietario?

«A Larronde le dieron el último premio Sabino Arana, en enero de este año, para que mantenga la boca cerrada»

En el informe tampoco se demuestra, ni de lejos, que el dinero estuviera en manos del testaferro Gamboa hasta la fecha de las escrituras. Aducen, sin documentarla, una anotación de entrada del dinero en una cuenta del señor Gamboa.

Pero, y la anotación de salida, la más importante, ¿dónde está?

Señor Ortuzar, sepa usted que Heliodoro de la Torre, el personaje clave de todo este asunto, era desde el 12 de agosto de 1936 (un mes antes de que supuestamente llegara el dinero de América), director de Hacienda de la Junta de Defensa de Vizcaya al mando del gobernador civil José Echevarría Novoa.

O sea, que ya estaba al frente de un cargo público de la Segunda República.

Y conste que esto tampoco se dice en el informe del Ministerio, no sabemos si porque no lo sabían o porque lo quisieron ocultar.

Luego dice Ortuzar que De la Torre puso en marcha un entramado societario para proteger el palacete de confiscaciones. Lo que no dice es que lo hizo domiciliando la nueva sociedad en la propia sede de la consejería de Hacienda del Gobierno Vasco en París, cosa que sabemos por Jean-Claude Larronde, que dice expresamente en sus libros que el palacete fue comprado por el Gobierno Vasco.

Pero a Larronde le dieron el último premio Sabino Arana, en enero de este año, para que mantenga la boca cerrada.

Lo repetimos una vez más, no hay base documental ni histórica ni lógica para que el palacete sea del PNV. Lo único que cabe aquí es que fuera del Gobierno Vasco, que es tanto como decir del Estado español. Del que aquel formaba parte entonces, y ahora.

*** Pedro Chacón es profesor de Historia del Pensamiento Político de la UPV/EHU.