FLORENCIO DOMÍNGUEZ, EL CORREO – 10/03/15
· El sábado, en el BEC, los seguidores de la izquierda abertzale rompieron en aplausos cuando el presidente de Sortu, Hasier Arraiz, citó unas palabras de José Mujica, el expresidente de Uruguay. Es el mismo José Mujica que en 1997 fue acusado por Batasuna de haber «otorgado una valiosísima ayuda al enemigo de nuestro pueblo» por haber pedido a ETA, junto a otros dos exdirigentes tupamaros, Eleuterio Fernández y Julio Marenales, que no matara a Miguel Ángel Blanco.
Es una lástima que los líderes de la izquierda abertzale no le aplaudieran entonces y haya tenido que pasar tanto tiempo para que quien ayer era un colaborador del enemigo, sin haber cambiado, se haya convertido en el ídolo de los sucesores de Batasuna.
No es sólo Mujica el referente de la izquierda abertzale, sino que también se ha convertido en modelo el Frente Amplio uruguayo, la coalición política que llevó al antiguo tupamaro a la presidencia de su país. El sábado, en el acto del BEC, se anunció la puesta en marcha de un proceso que debe durar un año para convertir EH Bildu en un frente amplio.
Esa idea está latente desde los debates de Batasuna en el año 2009. Ya entonces, en los documentos de preparación del debate, se hablaba del frente amplio, de la creación de una alianza interclasista que pudiera atraer a socialistas, a la burguesía o a empresarios junto a los clientes habituales de la izquierda abertzale. Se busca llegar en primera instancia a sectores del PNV, del sindicato ELA o independientes para superar los límites que tienen Sortu o Bildu.
Para llevar a cabo este proyecto de ampliación de espacios electorales hasta conseguir la hegemonía política no es bastante, sin embargo, con robar algunos votos al PNV, sino que la izquierda abertzale tendría que conseguir arrastrar a sectores ajenos al nacionalismo como UGT, Comisiones Obreras o el PSE. El caso catalán, con las dos grandes centrales apoyando los procesos soberanistas, alienta esas pretensiones absorbentes.
La puesta en marcha de este proceso obedece a la percepción de que se habían quedado estancandos y que la izquierda abertzale no ha sabido adaptarse a las nuevas situaciones políticas. Así lo explicaba Arnaldo Otegi en unas declaraciones realizadas en octubre del pasado año en las que reconocía que habían tenido «tremendos problemas para adaptarse al nuevo campo de juego y actuar con coherencia» y que las inercias del pasado les creaban problemas «para responder a las nuevas situaciones».
Si quieren superar al PNV entre algunos dirigentes de la izquierda abertzale se percibe la necesidad de abrir el discurso y suavizar el mensaje tradicional, lo que no será posible si, como destacaba ayer el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, no son capaces de hacer los deberes que tienen pendientes en materia de paz y convivencia.
FLORENCIO DOMÍNGUEZ, EL CORREO – 10/03/15