MIENTRAS la derecha europea duda entre volver a su idea tradicional del Estado (garantizar la vida, la propiedad, la seguridad y la igualdad ante la Ley) o abonarse al plebiscitismo británico para surfear la ola que la demagogia de Merkel sobre inmigración ha provocado, la izquierda inauguró anteayer su alternativa al populismo conservador: el frentepopulismo. Su puesta de largo, o de ancho, ha sido la manifestación en Washington y el resto del mundo contra el presidente recién elegido, cuya legitimidad niegan los mismos que criticaban las reticencias tuiteras de Trump ante Hillary, cuyo triunfo parecía garantizado por la parcialidad mediática y del aparato Demócrata contra Sanders.
Pero «la mentira es un arma revolucionaria», decía Lenin; y «mueve el mundo», añadía Revel. Así que los hackers rusos que descubrieron las trampas de Hillary contra Sanders y forzaron la dimisión de la presidenta del partido prueban el intolerable apoyo de Putin a Trump (que hubiera perdido con Sanders). Hillary respalda ahora en Twitter las violentas algaradas contra el presidente electo, pero Hillary es «la calle» y Trump «el sistema». Y medio millón de mujeres protestan contra las urnas, no contra la Arabia de Clinton ni contra el Irán de Obama, que esclavizan a las mujeres; ni contra quien basó su carrera presidencial en respaldar el abuso de poder de su marido con una becaria, a la que atacaron juntos. Madonna, nueva Hanna Arendt, critica así los «insultos» de Trump (no los Clinton) «contra las mujeres»: «Fuck you!». Like a virgin!
La derecha duda y la izquierda se lanza por la barbacana soviética de los años 30: los frentes populares supuestamente antifascistas (aunque Stalin pactara con Hitler) que uncían al proyecto comunista a los socialistas –siempre esquizoides entre reforma y revolución–, la burguesía liberal –siempre pendiente de no parecer reaccionaria–; y la clave del agit-prop que creó Münzenberg: el star-system intelectual, mediático y artístico que da a los famosos «comprometidos» una gran proyección social siempre que apoyen a la izquierda.
El Frente Popular es una predisposición ideológica más que una política. Ejemplo: la diputada María Corina Machado no puede salir de Venezuela; pero aquí titulamos: «La primera exiliada de Trump llega a Madrid». El peor populismo es éste: el frente-populismo.