EL CONFIDENCIAL 07/08/16
Si la CUP fuera un partido al uso podría esperarse que su nuevo secretariado resultase más proclive a dar apoyo a Puigdemont en la cuestión de confianza del Parlament
El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, espera que el nuevo secretariado de la CUP que se ha hecho público este fin de semana sea más pragmático que el anterior. Este fin de semana se han anunciado los resultados que han aupado a Quim Arrufat como el hombre fuerte del máximo organismo del grupo anticapitalista. Puigdemont sabe lo que se juega: la cabeza. La misma que perdió su predecesor, Artur Mas, a manos de la líder ‘cupaire’ Anna Gabriel. Por ello ha preferido reducir al mínimo los contactos con la CUP hasta que se clarifique la cuestión del nuevo secretariado.
Si la CUP fuera un partido al uso podría esperarse que este nuevo secretariado resultase más proclive a dar apoyo a Puigdemont el próximo 28 de septiembre en la cuestión de confianza del Parlament. En realidad, nadie lo sabe. Y pueden sucederse diversos escenarios. Por eso, Puigdemont se va de vacaciones este lunes, y prefiere aplazar los contactos con la CUP a que la nueva cúpula se haya asentado.
El nuevo secretariado de la CUP no lo es tanto. Arrufat ya fue diputado en el Parlament con David Fernández. Y le acompañarán personajes vinculados a la CUP como el hermano del diputado Benet Salellas, Lluc Salellas. Como Arrufat se esforzó en presentar una candidatura sin representantes de las dos facciones enfrentadas –Endavant, más revolucionaria; y Poble Lliure, más proclive al ‘procés’– algunos miembros han tenido que presentarse de manera individual, como es el caso del portavoz, Xevi Generó, que ha logrado repetir en el cargo, pero al margen de la candidatura de Arrufat. Generó siempre se ha mostrado más proclive a las tesis más radicales, dentro de la formación independentista.
Estas conexiones no son de extrañar porque la CUP es como una familia mal avenida, pero familia al fin y al cabo. Hay que tener en cuenta que el propio Quim Arrufat es la expareja de la diputada Anna Gabriel, hasta ahora un verdadero poder fáctico dentro de la CUP y la auténtica artífice de la caída de Mas. Puigdemont tiene razones para ser moderadamente optimista: por ahora la CUP le había garantizado que no consultará a las bases para la cuestión de confianza, evitando el territorio del asamblearismo, allí donde Anna Gabriel y los suyos tienden sus mejores emboscadas.
Así que Puigdemont ha limitado los contactos a leves sondeos con personas próximas a la CUP. Pero las verdaderas conversaciones empezarán a finales de agosto, cuando el presidente de la Generalitat regrese de sus vacaciones. Puigdemont conoce bien a la CUP pero a la de Girona. La de Barcelona es mucho más combativa, primando la revolución sobre el proceso independentista. De modo que en Palau son conscientes de que el 28 de septiembre se lo juegan a todo o nada. Y que en buena parte dependerá del poder que retenga Anna Gabriel en el nuevo secretariado.
‘La khaleesi indepe’
Anna Gabriel es como la ‘khaleesi indepe’ pero sin dragones. Está claro que al ser diputada queda excluida del nuevo secretariado de la CUP. Pero seguirá manteniendo un gran peso específico a través del Grup d’Acció Parlamentària (GAP) donde los 10 diputados anticapitalistas en el Parlament tienen voto, igual que cada miembro del secretariado. Anna Gabriel representa a Endavant, el sector más radical de la formación, que prima la revolución por encima de la independencia.
Endavant se ha estado llevando en los últimos meses el gato al agua en los debates internos de la CUP incluyendo los que han acabado con empate al 50%. Lo ha hecho gracias a entidades asociadas como Arran –las juventudes de Endavant– o Crida Constituent. Eran estos organismos los que en última instancia rompían los empates en el seno de la CUP y servían para que Anna Gabriel y los suyos se saliesen con la suya. Ahora con el nuevo secretariado estos organismos paralelos perderán peso, con lo que a Puigdemont le debería resultar más fácil, en principio, obtener el apoyo y superar la cuestión de confianza. En todo caso, todo muy frágil si lo que te estás jugando es la futura independencia de un país.
La zanahoria del RUI
Carles Puigdemont sabe que necesita una zanahoria para superar el envite. El 28 de septiembre el presidente catalán planteará una hoja de ruta detallada que clarificará cómo se engarzan las leyes de desconexión, las estructuras de Estado y el referéndum unilateral de independencia (el RUI, en jerga ‘procesista’), que la CUP está reclamando. Puigdemont es partidario de convocar este referéndum, que sería apoyado por funcionarios de la Generalitat y sobre el cual Artur Mas y la vieja guardia convergente mantienen una gran desconfianza, según apuntan fuentes de PDC, la antigua Convergència.
Anna Gabriel ya le advirtió a Pugidemont de que si había que decidir sobre más cosas que la moción de confianza habría que convocar a las bases
Carles Puigdemont no piensa ofrecer el RUI gratis. Quiere ligarlo a los nuevos Presupuestos del 2017, de los que depende la Generalitat y el poder efectivo que pueda ejercer. Pero tanto en Palau como en el PDC saben que un pacto con la CUP vale lo que vale: Mas ya entregó su cabeza a cambio de nada. De modo que cualquier escenario es posible. Ayer Anna Gabriel ya le advirtió a Puigdemont en declaraciones a la Agencia Catalana de Noticias recogidas por TV3 que si había que decidir sobre más cosas que la moción de confianza, por ejemplo los Presupuestos de 2017, habría que convocar a las bases. Unos tambores de guerra que ya le suenan a Artur Mas.
Futuros posibles
A partir de aquí, el futuro es un abanico de posibilidades muy abierto. Si Anna Gabriel y su facción siguen imponiendo su ley, es posible que Puigdemont encuentre un hueco junto a Artur Mas en la papelera de la historia, por utilizar la jerga de la líder anticapitalista. En este caso, el denominado ‘procés’ y toda la apuesta independentista caerían en barrena.
Los Presupuestos del 2017 son el gran abismo que separa a la CUP del actual Gobierno de la Generalitat y resulta muy dudoso que estos prosperen
Otra alternativa es que la CUP diga que sí a Puigdemont en la cuestión de confianza pero luego le vuelva a dejar tirado un mes después con los Presupuestos. No sería raro pues ya ha pasado otra vez. A la CUP le gustan los gestos teatrales –salvar a Puigdemont al borde del precipicio– pero no tanto comprometerse en políticas reales –apoyar unos presupuestos–. Las declaraciones de la diputada Elena Reguant sobre una posible “deuda ilegítima” de la Generalitat no apuntan nada nuevo en este sentido.
La tercera alternativa, pero no la más probable, es que haya un alineamiento total entre la CUP y el Gobierno de ERC y PDC en la Generalitat, lo que permitiría mantener la ficción de un proceso independentista, siempre que este no topase con la realidad de sus dificultades técnicas.
La clave para determinar cuál de estas alternativas se impondrá dependerá en buena parte de si Quim Arrufat puede marcar un perfil propio en el secretariado de la CUP, por encima de las diversas facciones y más independiente de las presiones que llegarán de la intelectualidad vinculada a la vieja CDC. Este lunes el nuevo secretariado celebrará su primera reunión.