Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo
El crédito a las familias se ha contraído un 13% en el primer cuatrimestre, empujado por las hipotecas que descienden un 23%. La situación económica y el encarecimiento de los tipos de interés retraen a la demanda, mientras que por el lado de la oferta, las entidades han endurecido las concesiones por miedo a un aumento de la mora a poco que se tambalee el empleo. Pero eso solo sucede en el ámbito de lo privado y particular. En el espacio público el dinero fluye con la generosidad de una primavera cálida tras un invierno crudo.
Ayer, la vicepresidenta Calviño presentó la adenda que el Gobierno remitirá a Bruselas para movilizar la totalidad de los fondos Next concedidos a España. Nadie sabe a ciencia cierta cuantos millones han llegado hasta ahora a los destinatarios, ni para qué se han usado, ni cuáles han sido sus resultados, pero conocemos hoy que nos llega un torrente de dinero nuevo. Nos dice que toda esa montaña va a servir para ‘culminar’ el proceso de modernización de la economía española. Perfecto, pero, ¿por dónde caminamos ahora? Todo el documento esta redactado en futuro. ‘Movilizará’ 10.300 millones en transferencias adicionales que irán destinados a reforzar los PERTE, impulsar la autonomía estratégica en el ámbito energético, en el agroalimentario, industria, tecnológico y digital. No solo. Hay nada menos que 84.000 millones en préstamos que ‘reforzarán’ el impulso de las inversiones públicas y privadas. Ya ve, casi 100.000 millones. Si de esta no nos forramos usted y yo, es que somos bobos.
Lo malo es que llevamos un tiempo en que el Gobierno nos cuenta muchas cosas complejas que van a suceder en el futuro, pero oculta otras cosas que suceden en el presente, como el alcance real y el destino final de los dineros ya recibidos o, mucho más sencillo, el número de fijos discontinuos que no están parados aunque no trabajen, o las extrañas razones que explican que el consumo de alimentos frescos se haya reducido casi un 10%, cuando a la vez nos asegura que el empleo rebosa por las costuras y la inflación se retira vencida y humillada. Además, toda esta riada de promesas sucede a menos de dos meses de las elecciones que pueden traer un nuevo Gobierno, con otras ideas y prioridades. Y sabe que esto de decir lo que se va a hacer en lugar de lo que se hace o se ha hecho es una costumbre en periodos preelectorales. En la oposición es normal. Es la carnada que usa para pescar su voto. En el Gobierno se suele usar para ocultar la ausencia de peces en las redes.