La declaración de Batasuna no entra en el fondo del problema, porque mientras exista una banda con armas y explosivos y con voluntad de seguir, continuará la posibilidad de que se repitan esos atentados. La izquierda abertzale tiene que pedir a ETA el final de la violencia.
A los alumnos de las academias de los cuerpos policiales se les explica que cuando se trata de usar el arma de fuego de manera defensiva ante una amenaza, primero hay que disparar al aire para disuadir al agresor. Si la amenaza persiste se recomienda, en segundo lugar, disparar al suelo, pero si continúa el riesgo se permite disparar hacia zonas no vitales, como las piernas.
Si alguien abre fuego a la altura del pecho o la cabeza de una persona -como hicieron los etarras que hirieron a un gendarme en el hombro- podrá alegar cualquier cosa menos que se trata de una acción defensiva, aunque el hecho tampoco tendría justificación alguna si los terroristas hubieran disparado a las piernas de los militares galos. La banda tampoco podrá decir, como hizo sobre el asesinato del policía Jean-Serge Nerin, el 16 de marzo de 2010, que la muerte de un agente al que se va a buscar y contra el que se dispara sea un hecho que ocurre en contra de su voluntad. Enfrentarse a tiros con los gendarmes en tres ocasiones no revela falta de voluntad de los etarras.
La declaración de Bildu sobre lo ocurrido en Francia ha resultado patética por su incapacidad de plantear a ETA ninguna exigencia, pero lo importante no es lo que digan Bildu o Sortu. Tampoco importa lo que digan EA o Alternatiba porque no son ellos los que tienen que demostrar ningún desmarque de la violencia. Políticamente, lo importante es lo que digan los dirigentes de primera fila de Batasuna, como Rafa Díez, Arnaldo Otegi, Rufi Etxeberria, Txelui Moreno y todos los que posaron en el palacio Euskalduna para dar a conocer los estatutos de Sortu. Ellos han sido los que se presentaron como promotores del nuevo proyecto político de la izquierda abertzale y quienes aseguraron ante la opinión pública que representaban una ruptura con la trayectoria anterior de Batasuna.
Cuando dieron a conocer los estatutos de Sortu dijeron que si ETA actuaba «en el futuro» rechazarían sus atentados. Tal vez pensaban que con la tregua tenían mucho tiempo por delante sin necesidad de pronunciarse sobre el terrorismo etarra, pero el futuro del que hablaban ha llegado antes de lo que esperaban. Ese futuro ha ocurrido ya, este fin de semana, en Francia. La izquierda abertzale, aunque ha necesitado cuarenta y ocho horas para reaccionar, ha ido más lejos que la coalición de la que forma parte al rechazar el tiroteo, asegurar que es incompatible con la tregua y pedirle a ETA que tome medidas para evitar que se repita. Eso sí, para compensar también le pide contrapartidas al Gobierno español.
La declaración de Batasuna no entra en el fondo del problema porque mientras continúe activa una organización terrorista con armas y explosivos y con voluntad de continuar con la violencia la posibilidad de que se repitan esos atentados estará a la orden del día. La izquierda abertzale tiene que dar el paso de pedir a ETA el final de la violencia.
Florencio Domínguez, EL CORREO, 12/4/2011