EL MUNDO – 02/07/16
· Los socialistas catalanes desafían a Ferraz y plantean la posibilidad de un referéndum siguiendo el modelo canadienseLa dirección nacional exige que la propuesta «no prospere».
El PSC ha reabierto una brecha en el socialismo que la concatenación de las elecciones catalanas del 27-S y las generales del 20-D y 26-J prácticamente habían dejado aparcada. Superados los comicios del pasado domingo y tras cosechar los peores resultados de su historia, los socialistas catalanes han reavivado ahora su propuesta de celebrar una consulta, legal y acordada, sobre la independencia de Cataluña si la reforma federal de la Constitución que propone Pedro Sánchez fracasa. Un Plan b al que renunciaron el año pasado, pero que ha vuelto a remover las relaciones entre ambos partidos.
El PSC hasta ahora sólo mantenía la posibilidad del referéndum a través de declaraciones puntuales de su primer secretario, Miquel Iceta. Sin embargo, ahora ha incorporado la celebración de una consulta a la canadiense –es decir, cuyas condiciones establecería el Gobierno– a una ponencia política oficial, la cual debatirán durante los próximos 5 y 6 de noviembre. Un movimiento que ayer hizo que el PSOE reaccionara de urgencia en un intento de frenar en seco la resurrección de la propuesta. Menos de 24 horas después de que se conociera el contenido de la ponencia, Ferraz salió tajante al paso: «Lo que necesita este país es un referéndum constitucional para que todos los españoles, en el marco de la Constitución, votemos sobre la unión y no sobre la separación».
Las palabras en TVE de la secretaria de Ciencia, Participación y Política en Red del PSOE, María González Veracruz, sirvieron de advertencia al PSC. Poco después de recibirlo, la dirección de los socialistas catalanes se esmeró en puntualizar que su posición, en ningún caso, supone una defensa del derecho de autodeterminación de Cataluña. Los socialistas catalanes sostuvieron también que su prioridad pasa por el mismo camino que señalan desde Ferraz. Esto es, trabajar juntos para lograr una reforma federal de la Constitución que sea aceptada después en referéndum por los catalanes. El equipo de Sánchez, por su parte, aseguró a Efe que el PSOE «respeta» el contenido de la ponencia de sus socios catalanes «sin entrar a valorar su contenido».
Fueron ayer los movimientos de representantes de ambos partidos, no obstante, los que evidenciaron las fricciones que parecían olvidadas. El presidente de Asturias, Javier Fernández, exigió públicamente al PSC que «reflexione» sobre una consulta que rebasa los planteamientos del PSOE, acordados en 2013 en la Declaración de Granada y que firmó también el por entonces primer secretario del PSC, Pere Navarro. Fernández, líder del PSOE asturiano, tampoco escondió estar en «absoluto» desacuerdo con cualquier votación sobre la independencia de Cataluña.
Por parte del PSC, fue el alcalde de Tarragona, Josep Fèlix Ballesteros, quien salió en defensa de una consulta como última alternativa y aseguró que en caso de que fracase la reforma constitucional en clave federal, el referéndum parece «una buena idea». Si el PSOE «no lo acepta» añadió, «entonces deberemos hablar mucho, mucho».
El texto de la ponencia política que debatirá el PSC en noviembre dibuja una hoja de ruta concreta que pasa por varias etapas para buscar una salida a la «grave encrucijada» en la que se encuentra Cataluña y que requiere «un cambio drástico de condiciones internas y externas». Una situación cuya respuesta pasa, en plena coincidencia con los planes del PSOE, por alcanzar una reforma de carácter federal de la Constitución. Los socialistas catalanes añaden, sin embargo, ambiciosos elementos específicos que deberían reconocerse previamente a Cataluña. Entre ellos, que el resultado de la reforma establezca a partir de entonces «un acuerdo bilateral entre Cataluña y el resto de España». Entre otras consecuencias de la modificación constitucional sostienen que Cataluña debe tener capacidad para estar en «primer plano de las responsabilidades políticas españolas y europeas» y «la garantía de los recursos financieros debidos, a partir de un modelo de financiación que incluya corresponsabilidad fiscal real».
La Constitución federal, en definitiva, debe contemplar el «pleno reconocimiento del carácter nacional de Cataluña, sus derechos históricos y la singularidad de su autogobierno». Según los planes del PSC, una modificación de la Carta Magna de esas dimensiones debería también ser sometida posteriormente a referéndum entre los catalanes, tal y como se hizo con los Estatutos de autonomía de 1979 y 2006, ambos apoyados de forma mayoritaria.
Sólo «en caso de fracaso» de la votación sobre la reforma de la Constitución, continúa el texto de la ponencia, los socialistas catalanes propondrían «al conjunto de españoles otros instrumentos democráticos». Entre ellos la denominada Ley de Claridad redactada en 2000 por Canadá tras el segundo referéndum de independencia de la provincia francófona de Quebec, cuyos ciudadanos rechazaron la secesión. Dicha norma pone negro sobre blanco las condiciones en las que el Gobierno canadiense podría negociar la independencia de una de sus provincias. Según explicaron fuentes del PSC, dicha opción debería ser aprobada por el Congreso de los Diputados, donde se decidirían las normas de un eventual referéndum de independencia. Entre otras, si únicamente deberían votar los catalanes o todos los españoles.
La defensa de una consulta acordada ha sido motivo de distanciamiento entre PSOE y PSC desde que el proceso soberanista anidara como leitmotiv de la política catalana. La caída de Navarro y la llegada de Iceta calmaron, no obstante, las aguas. Tanto que ni la candidatura de Carme Chacón en las elecciones del 20-D ni la de Meritxell Batet el reciente 26-J hicieron mención durante sus campañas. Hasta ahora.
EL MUNDO – 02/07/16