EL CORREO 16/03/14
· El PNV considera que el acto de Alsasua buscaba dar un «apoyo al proceso» mientras el PP y el PSE lo tildan de «propaganda» en favor de ETA
Uno más. El acto del colectivo de huidos de ETA celebrado ayer en Alsasua agitó escasamente las aguas políticas del proceso de normalización vasco: el Gobierno mantuvo su postura de que la banda tendrá que «disolverse» y los presos «cumplir la legalidad» en todos sus términos, mientras el PSE y el PP lo consideraron como una nueva «escenificación» mediática más que efectiva. Sólo el PNV, por boca de su líder en Gipuzkoa, Joseba Egibar, señaló que representa un «espaldarazo» al camino emprendido por Sortu dentro de las vías políticas.
El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, que inauguró la construcción de un nuevo cuartel de la Guardia Civil en Fitero, advirtió que el Gobierno no aceptará «pulsos al Estado» y se encargará de hacer «cumplir la ley». «La posición del Ejecutivo la dejó expresada con mucha claridad con ocasión del Debate sobre el Estado de la Nación el presidente del Gobierno y se resume en dos palabras: disolución y legalidad», subrayó, antes de volver a exigir a ETA su completo desmantelamiento. «Si esa organización se disuelve, ya no tiene sentido la política de dispersión. Y si no se disuelve, pero el penado se desvincula públicamente de la organización, tampoco tiene que aplicársele la dispersión», razonó.
Para el PNV, en cambio, el hecho de que un grupo de «antiguos exiliados políticos» compareciera en público pretende ser un «espaldarazo» al proceso iniciado por Sortu hace tres años. Joseba Egibar recordó que el acto se produce tres años después de que la coalición abertzale presentara sus estatutos, 29 meses más tarde del cese de la violencia de ETA y «solo dos meses» más tarde del comunicado del colectivo de presos y el inicio por parte del EPPK de «un recorrido» hacia el «reconocimiento del daño causado y la renuncia a la estratagia de la violencia», en el que echó «mano» de las herramientas que la legislación penitenciaria «pone a su alcance» para «resocializarse».
Egibar reconoció que «muchos» de los huidos que anuncian ahora su regreso a Euskadi «podían haber vuelto hace meses o hace años» por lo que su iniciativa «llega con retraso». Sin embargo, opinó que ayer decidieron salir a la luz pública con el fin de realizar un acto «de apoyo al proceso», eso sí, «revestido de esa épica a la que tantas veces recurre la izquierda abertzale para darle sentido a lo que hace», aunque sin responder a la pregunta de «para qué tanto sufrimiento», lamento el dirigente jeltzale.
Búsqueda de notoriedad
El PSE coincidió con el PNV en que los huidos presentes en Alsasua «no lo son porque podían haber venido hace mucho tiempo y no han venido porque ETA no les dejó venir». Sin embargo, los socialistas rechazaron su comparecencia pública al entender que «tiene mucho que ver con cuajar esa imagen de que ellos han tenido también una situación de opresión tremenda, y además de que les reconozcamos que son una especie de héroes que ahora han decidido dejar de matar y, por lo tanto, hay que reconocerles los esfuerzos que hacen para conseguir la paz». «Me niego en redondo a reconocer esa escenificación porque no responde a la realidad de las cosas», apostillo el portavoz parlamentario socialista, José Antonio Pastor.
Desde el PP, el dirigente guipuzcoano Borja Semper también calificó la iniciativa de los huidos como un «episodio más de este intento por parte de ETA y del conjunto de la izquierda abertzale de irresituándose, recolocándose e intentando obtener algún tipo de notoriedad mediática y pública de cada gesto que hacen». Finalmente, UPN calificó el acto de «vergonzoso» y señaló que «estos etarras, escapados de la Justicia y cuyos delitos han prescrito, han convertido hoy a Alsasua en la ciudad de la vergüenza y la vileza».