EL CORREO, 6/8/11
Rajoy anima a la coalición a seguir el ejemplo de Aralar porque su presencia en las instituciones puede ser «reversible»
El Gobierno y el primer partido de la oposición endurecieron ayer su discurso respecto a Bildu. Más allá de declaraciones genéricas, el ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, recordó a la coalición -y, especialmente, al diputado general de Gipuzkoa, Martin Garitano- que «habrá consecuencias» si empieza a manifestar «comportamientos antidemocráticos».
Mientras, el presidente del PP, Mariano Rajoy, señaló que el proceso por el que la formación llegó a las instituciones es «reversible» y animó a los líderes independentistas a seguir el camino de Aralar, partido escindido de Batasuna en el año 2000 que ha mantenido una decidida actividad política en la que ha apoyado claramente a las víctimas del terrorismo y pedido a ETA que deje las armas. Garitano y el alcalde de San Sebastián, Juan Karlos Izagirre, participaron ayer en una concentración convocada por ELA y LAB para protestar contra los últimos accidentes laborales mortales ocurridos en Euskadi y Navarra.
Jáuregui reveló, en una entrevista en Europa Press, que los «gestos» del diputado general de Gipuzkoa en respaldo a los presos de la banda son «sectarios y partidistas». El político de Bildu exigió poner fin a la dispersión y la ‘doctrina Parot’ el pasado lunes en Loyola junto a miembros de Etxerat. Tres días más tarde, la coalición invitó a dos familiares de terroristas encarcelados a la balconada oficial en el arranque de las fiestas de Vitoria. «No me gustan», señaló Jáuregui, porque, con ellos, Garitano «representa sólo a su mundo y no a los guipuzcoanos» y «no cumple sus funciones institucionales».
Pero, además, el ministro dijo ver algo «peor» en esta actitud, que es «defender a los presos de ETA sin condenar a la violencia». Por eso, envió al diputado guipuzcoano -que hace unos días declaró que no considera llegado el momento de reflexionar sobre el daño causado por el terrorismo- un mensaje contundente: «Si los gestos de Bildu con los presos de ETA no van acompañados del rechazo a la violencia, su mensaje y su discurso serán incompatibles con la democracia, y Bildu sabe muy bien cuáles son las consecuencias de eso».
A favor de la ‘doctrina Parot’
No es fácil que el Gobierno y el PP coincidan en sus argumentos. Sin embargo, el líder popular se movió ayer en términos de advertencia muy parecidos a los del ministro al destacar que «la ley actual permite que esa situación de presencia de los apoyos de ETA en las instituciones no sea irreversible». Rajoy no aclaró, sin embargo, si cree que es posible actuar en este momento contra Bildu como han requerido otros dirigentes de su partido.
Más bien, el presidente conservador prefirió recomendar a la coalición que siga el ejemplo del partido liderado por Patxi Zabaleta. «Creo que debieran tomar unas decisiones similares a las que tomó Aralar en su día, que lleven a la convicción de todo el mundo de que nada tienen que ver con ETA. Aralar era gente que apoyaba las tesis de ETA, dejó de apoyar las tesis de ETA y a nadie le pareció extraño que Aralar pudiera presentarse a las elecciones. Lo que es evidente es que Bildu hoy no es Aralar», aseguró.
Rajoy también rechazó las reclamaciones de Garitano respecto a los presos. Defendió el cumplimiento íntegro de las penas, y la ‘doctrina Parot’. «Estoy a su favor y no me gustaría que se modificara», apostilló.
Frente a la tormenta política, el vicepresidente del Consejo General del Poder Judicial, Fernando De Rosa, admitió ayer que la legislación permite ilegalizar un partido, pero recordó que si la Fiscalía y los tribunales «no han actuado hasta ahora es porque han considerado que no ha habido esa conducta y por lo tanto hay que respetarlo. La Justicia, en este caso, si tiene que llegar llegará», argumento el jurista durante unos cursos en El Escorial,. De Rosa subrayó que «el mero hecho de acercarse a hablar» con familiares de presos de ETA entra dentro de la «libertad de expresión» y no puede considerarse «una actuación contraria a la ley».
EL CORREO, 6/8/11