EL CORREO – 28/08/14
· Los expertos de la lucha antiterrorista reconocen su sorpresa por la «virulencia» del ataque de Loiu.
El Gobierno de Mariano Rajoy no cree que se vaya a producir un rebrote de la violencia callejera. Fuentes de la lucha antiterrorista consideran «residual» episodios como el que se registró el miércoles de la semana pasada en la localidad vizcaína de Loiu. De madrugada, un grupo de desconocidos colocó artefactos incendiarios en cinco autobuses de la empresa Transportes de Lujua, que cubre varias líneas de Bizkaibus. Las unidades quedaron completamente calcinadas tras un incendio que se prolongó durante más de dos horas. El jueves un grupo disconforme con la actual estrategia política de Sortu reivindicó el sabotaje y lo vinculó a los presos de ETA y a la ausencia de cambios en la política penitenciaria.
El Ejecutivo central, según diferentes fuentes, no tiene pensado variar su línea de actuación en lo referente a los reclusos etarras. Y resta transcendencia al episodio de violencia callejera de la pasada semana. Considera que se trata de un «pequeño» grupo de jóvenes díscolos con la actuación de la izquierda abertzale, que añoran el pasado, pero que carecen de una infraestructura suficiente como para iniciar una campaña de ataques. Un aspecto operativo que hace que el Gobierno del PP esté confiado en que la kale borroka «no va a ir a más» ni que «haya que sembrar la alarma» por lo que sucedió hace ocho días.
Los responsables de las Fuerzas de Seguridad del Estado han activado, no obstante, los mecanismos policiales de prevención para tratar de evitar nuevos incidentes. La investigación está, por el momento, en manos de la Ertzaintza, que ha iniciado las pesquisas para tratar de esclarecer la autoría del sabotaje.
Los expertos en la lucha antiterrorista sí han observado con cierta preocupación la «virulencia» del sabotaje de Loiu, en el que los cinco autobuses quedaron convertidos en un amasijo de hierros, con pérdidas económicas para la compañía que superarán el millón de euros. Según el análisis de los especialistas, se trata, de hecho, del «único episodio de intensidad» registrado en los últimos años, donde la contabilización de estos incidentes ha sido cada vez más exigua. Desde que Sortu presentó sus estatutos y apostó claramente por las vías políticas, los incidentes de kale borroka se habían limitado, básicamente, a la quema de contenedores o de algún cajero de entidades bancarias.
«Disolución de ETA»
Aunque las investigaciones de este caso están aún en una fase inicial, los expertos en antiterrorismo creen que no se puede descartar que detrás de la quema de los autobuses pueda estar Ibil (Iraultzaileen Bilguneak-Núcleos Revolucionarios), un colectivo de radicales al que la Policía sigue la pista desde hace meses y que aboga por el uso de métodos violentos para conseguir reivindicaciones políticas. Las fuentes consultadas reconocen que también hay otras corrientes, vinculadas al movimiento Askatasuna, que podrían haber tomado parte en el sabotaje.
Uno de los datos que sustentan la tesis de que los autores del incendio de Loiu carecen de una estructura importante tiene que ver con la «rápida» reacción de la izquierda abertzale y de los colectivos que dan apoyo a los presos de ETA. Sortu expresó su «absoluto rechazo» del sabotaje mientras que Etxerat y Sare lo criticaron porque, en opinión de ambas organizaciones, la violencia «no ayuda» a reivindicar el final de la dispersión y la puesta en libertad de los reclusos con enfermedades graves. Un desmarque, el de las dos asociaciones citadas, que se produjo apenas un día después de que se lo exigiera el gabinete de Iñigo Urkullu.
En ámbitos cercanos al Gobierno de Rajoy consideran «positiva» la actitud de los responsables de Sortu, aunque creen que el partido independentista tiene la tarea pendiente de «pedir la disolución de ETA». Están convencidos de que si dirigentes de la izquierda abertzale dan ese paso, el final de la banda terrorista será mucho más rápido.
Los propios responsables del partido que dirige Hasier Arraiz reconocen en privado que tampoco temen un incremento de la violencia callejera en las próximas semanas. Creen que este tipo de episodios se registran «de forma esporádica» y que quienes los llevan a cabo no pueden ser considerados como su militancia. Sortu, que siguió con mucha atención el suceso desde que se dio a conocer el miércoles por la mañana hasta que se certificó que se trataba de un ataque de kale borroka, prevé desvincularse de toda acción de este tipo que se pueda producir en el futuro.
Los dirigentes de Sortu sí se muestran más sorprendidos por la actitud del Gobierno vasco, que la pasada semana exigió una condena contundente tanto a la izquierda abertzale como a los colectivos de apoyo a los presos. Creen que el gabinete de Iñigo Urkullu está poniendo «en exceso» el foco sobre la formación independentista mientras no expresa la misma contundencia contra la política «inhumana» de Mariano Rajoy.
EL CORREO – 28/08/14