EL CORREO 27/11/13
· Espera que la gestión «desde el consenso» del documento, que solo rechazan de plano Bildu y UPyD, favorezca el regreso de PSE y PP al foro a partir de febrero.
El Gobierno vasco confía en que el reformulado plan de paz, aprobado ayer definitivamente en consejo de Gobierno, sirva para flexibilizar las posiciones «rígidas y extremas» en materia de convivencia y, en concreto, para reactivar el foro que en teoría tiene la misión de asentar la paz definitiva en Euskadi, la ponencia del Parlamento vasco que permanece en ‘stand by’ desde septiembre pasado. El citado órgano parlamentario, cuya creación fue un hito la pasada legislatura al contar con el beneplácito de 73 de 75 parlamentarios vascos, ha hecho aguas en la actual ante la negativa de PP y PSE a participar –los socialistas fueron los últimos en abandonar el foro– mientras la izquierda abertzale no asuma de forma explícita el ‘suelo ético’ sobre el que se fundamenta la ponencia y que ahora se ha incorporado también al documento impulsado por Jonan Fernández.
La secretaría de Paz y Convivencia confía en que, una vez aprobado el plan, cuya gestión corresponde en exclusiva al Gobierno, resulte más sencillo «aproximar posiciones» con el resto de formaciones políticas mediante encuentros discretos para dilucidar cómo llevar a la práctica sus 18 líneas estratégicas. El Gobierno espera que ese nuevo clima de sosiego y diálogo favorezca a su vez el regreso de PSE y PP a la ponencia de paz y ayude a labrar «consensos que hoy son imposibles».
En Lehendakaritza reconocen que hará falta «más tiempo» para atraer a socialistas y populares de vuelta a la mesa, aunque creen que el parón navideño que se extiende hasta finales de enero –mes inhábil en la Cámara vasca– pueda ayudar, sin la presión del rifirrafe parlamentario semanal, a acercar posturas con las formaciones de Patxi López y Arantza Quiroga y lograr que a partir de febrero accedan a sentarse de nuevo en la ponencia. En ese supuesto, el Gobierno tiene pocas dudas de que la izquierda abertzale, aunque con una posición crítica, participaría también de forma activa en el foro.
En ese contexto se inscribe el énfasis que ayer puso el portavoz del Ejecutivo vasco, Josu Erkoreka, en garantizar que, aunque la aplicación del plan es responsabilidad exclusiva del Gabinete Urkullu, el Ejecutivo «se empeñará en gestionarlo desde el máximo consenso» con un objetivo claro, lograr que esta legislatura pase a la «historia» por la consolidación definitiva de la paz y la «normalización social» de la convivencia.
«Lectura parcial»
De hecho, los retoques introducidos en el texto, que ha sumado a su redacción original 27 enmiendas y un preámbulo para ganar en contundencia contra la violencia de ETA, han servido para aplacar buena parte de los recelos de socialistas y populares. Patxi López reconoció ayer que las modificaciones caminan «en la buena dirección» y el PP ya atemperó sus críticas de forma sustancial la semana pasada. De hecho, tras las correcciones introducidas en el texto, solo EH Bildu, que reprocha al Ejecutivo que haga una «lectura parcial del pasado», y UPyD, que ve en el plan un «reparto de culpas entre ETA y el Estado», lo rechazan de plano.
Es más, ambas formaciones reafirmaron ayer su postura, ya conocida, con sendas notas que vinieron a subrayar su rechazo. En el comunicado del grupo de la izquierda abertzale, el parlamentario Julen Arzuaga lamentó que, al incluir el ‘suelo ético’, el Gobierno de Urkullu «se pliegue a PSE y PP» y «dé por buena una situación en la que se siguen vulnerando derechos básicos». Tras lamentar que el documento «se centre casi exclusivamente en ETA» y obvie los efectos de «otras violencias», arremetió contra el PNV, al que acusó de «cinismo» al emplazar a la izquierda abertzale a dar pasos cuando, a su juicio, ha «impuesto» el ‘suelo ético’ de la mano de PSE y PP. Poco antes, Andoni Ortuzar había exigido desde los micrófonos de Radio Euskadi a Sortu y Bildu a aclarar «qué les molesta» de esa declaración de principios. «Me cuesta entender que, leído ese ‘suelo ético’, letra a letra, desde el punto de vista de los derechos humanos, haya gente de Sortu que no lo comprenda», denunció el presidente del PNV.
EL CORREO 27/11/13