EL MUNDO – 26/03/17
· Lo plantea a medio plazo y rechaza que pueda corresponderse a una contrapartida al PNV.
· Los responsables de la seguridad del Estado insisten, en público y en privado, en que no hay intención de mover presos, que no hay planes para acercarlos y, mucho menos, para ceder las competencias penitenciarias al País Vasco.
Hoy no y mañana, tampoco. Pero dentro de unos meses, cuando ya nadie pueda interpretarlo como una política de acción/reacción, se pueden dar «pasos» en política penitenciaria antiterrorista, y así se asume desde Moncloa y desde la dirección nacional del PP. Y sobre esta base se están empezando ya a poner los primeros cimientos para estudiar qué hacer con los presos de ETA.
Los responsables de la seguridad del Estado insisten, en público y en privado, en que no hay intención de mover presos, que no hay planes para acercarlos y, mucho menos, para ceder las competencias penitenciarias al País Vasco. Pero su mensaje está perfectamente acotado en el tiempo: «En la actualidad no se dan las circunstancias para ello». No obstante, el Ejecutivo se prepara para que esas «circunstancias» cambien y, a medio plazo, se puedan producir movimientos.
Uno de los asuntos clave tiene mucho que ver con el escenario de apoyos parlamentarios del PP. Es decir, si Moncloa intuye que la legislatura es corta, la posibilidad de modificar la actual política penitenciaria quedará paralizada. En el caso de que se atisbe que la legislatura puede alargarse en el tiempo, los encargados de la seguridad y los responsables del PP tanto a nivel nacional como los del País Vasco entienden que habría margen suficiente para llevar a cabo «movimientos» de los presos de ETA.
En la cabeza de los estrategas del Gobierno está un primer gesto que calificarían de «leve», para llevarlo a cabo no antes de seis meses. Algunas fuentes apuntan el discreto mes de agosto, pero la mayoría entiende que sería precipitado.
Y se trataría de acercar a cárceles del País Vasco a los presos de ETA que están enfermos. La intensidad de la patología que padecen para incorporarlos a este grupo estaría aún por determinar. Pero se trataría, según destacan fuentes penitenciarias, de una veintena de etarras. Ésta es una de las reclamaciones más constantes desde las filas nacionalistas.
Insisten estas fuentes en que cualquier decisión de modificar la dinámica penitenciaria estaría sensiblemente alejada de lo que consideran una «campaña propagandística» para teatralizar la entrega de armas. Una entrega que, señalan, será parcial y en la que no aparecerá ninguna de las pistolas usadas en atentados que quedan por resolver.
Porque estos analistas creen que la decisión de modificar la política penitenciaria debe estar alejada de cualquier situación que pueda llevar a la izquierda abertzale en particular, y al nacionalismo en general, a venderlo como una contrapartida del Estado ante la «generosidad» de ETA.
Es más, estas fuentes entienden que esta dinámica debe estar más próxima a lo que debe ser el paso siguiente de los terroristas: la disolución de la organización como tal, plasmada en un comunicado en el que se anuncie que ETA ha desaparecido. Las fuentes consultadas interpretan que es en ese momento cuando se pueden dar pasos sólidos, en tanto en cuanto la dinámica de dispersión sobre los etarras tiene sentido mientras se trata de presos pertenecientes a una banda terrorista.
Estas fuentes indican también que en esta nueva dinámica se buscará una especie de consenso no oficial con el PNV. La formación de Iñigo Urkullu está reclamando desde hace años el fin de la dispersión de los presos de ETA. Una de sus últimas propuestas, remitida como en todos los casos a La Moncloa, plantea que los presos de ETA estén alejados de las cárceles vascas un máximo de 250 kilómetros. Además, defiende la concentración de todos estos internos en 10 centros. El Gobierno se aleja de momento de estas iniciativas, pero no descarta en una segunda fase, y de nuevo con apoyo del PNV, aprovechar alguna de ellas.
La sintonía que existe entre Moncloa y el PNV durante las últimas semanas es cada vez más sólida. Las conversaciones para lograr el apoyo de los nacionalistas vascos a los presupuestos son cada vez más intensas y cercanas. Y eso revierte también en una dinámica de acercamiento en posiciones de la lucha contra el terrorismo. En cualquier caso, todos los movimientos que se puedan producir se concretarían a medio plazo, no en las próximas semanas.
Desde las filas de los populares, pretenden que la implicación y el apoyo del PSOE sea también claro. Los armadores de este plan quieren que los socialistas estén informados y que la iniciativa se consensúe también con el Gobierno francés, que trata a los presos de ETA como unos delincuentes más, sin tener en cuenta su condición de terroristas. Actualmente, están cumpliendo condena alrededor de 350 etarras, de los cuales unos 70 están en prisiones del país vecino. Para beneficiarse de los cambios en la política penitenciaria los presos deberían pedir su traslado a España, para lo que no hay grandes objeciones.
Desde el Ministerio del Interior se insiste en que la actual política penitenciaria, la del Ejecutivo de Rajoy, está siendo la que menos bandazos ha dado durante la democracia. Recuerdan cómo en otras épocas, cuando ETA decretaba treguas, los gobiernos ponían en marcha movimientos de acercamiento de presos que superaban el centenar de internos. También, según estas fuentes, se realizaban excarcelaciones en base a terceros grados, facilitando el trabajo a los etarras por mediación de los responsables de la comunidad autónoma vasca de la época.
Durante los últimos cinco años, los cambios en la dinámica de presos de ETA apenas han existido. Únicamente el caso de la excarcelación de Bolinaga –el carcelero de Ortega Lara– levantó controversia, recuerdan estas fuentes.
EL MUNDO – 26/03/17