EL CORREO 06/08/13
· El Ejecutivo y el PNV ven abierta la posibilidad de que la banda escenifique su desmantelamiento ante el Parlamento o una delegación.
La ‘vía vasca’ para el desarme de ETA va perfilándose, según avanza el verano, como la más plausible para facilitar la entrega de los arsenales de la banda terrorista. Apuntada por primera vez por el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, a principios de junio, la posibilidad de que ETA decida hacer un gesto «simbólico» ante las instituciones vascas que ponga el punto final definitivo a su trayectoria va cobrando fuerza. De hecho, tanto el Gobierno de Vitoria como el PNV ven esa hipótesis abierta de cara al otoño, una fecha «clave» según la propia izquierda abertzale, que ha anunciado «nuevos pasos» tanto de ETA como de su propio mundo a la vuelta de las vacaciones estivales. «La ‘vía vasca’ es la que en este momento tiene más posibilidades de salir adelante», apuntan desde el Ejecutivo vasco, en sintonía con las peticiones que han hecho en público tanto el lehendakari Iñigo Urkullu como Ortuzar a la banda para que, una vez descartada cualquier posibilidad de negociar el desarme con el Gobierno de Mariano Rajoy, rinda cuentas «ante la sociedad vasca».
Itxaso Atutxa / Presidenta del BBB del PNV «Lo importante es el simbolismo: ETA debe disculparse ante la sociedad vasca»
Hasier Arraiz / Presidente de Sortu «Hay que poner las bases para nuevos acuerdos desde aquí; el Estado no está por la labor»
Enrique Ramos / PSE «ETA es un fantasma que se resiste a ser enterrado, debe dejarse ya de amagos y dilaciones»
Javier Maroto / Alcalde de Vitoria (PP) «Es tan sencillo como decir: ‘nos hemos disuelto, entregamos las armas y pedimos perdón’»
En este contexto de ebullición de las especulaciones sobre un hipotético gesto de la organización terrorista en los próximos meses, Gobierno y PNV mantienen su intención de forzar a ETA a escenificar su definitiva disolución ante el Parlamento vasco –la opción más factible, al representar directamente la soberanía popular– o, al menos, tratar de encauzar una fórmula mixta que combine la entrega simbólica de las armas ante la sociedad vasca con la posibilidad de que sean verificadores y observadores internacionales quienes certifiquen, además, el desmantelamiento de sus estructuras.
De hecho, ETA siempre ha preferido esta última opción, que veía como un puente para negociar su disolución directamente con el Ejecutivo central y poder seguir proyectando así ante la opinión pública la dialéctica del enfrentamiento y el «conflicto armado» entre Euskadi y el Estado. No obstante, constatada la imposibilidad de que el Gobierno del PP acceda a protagonizar el más mínimo diálogo con la banda terrorista, ETA podría haber optado por buscar una salida alternativa que evite el «bloqueo» al que, en caso contrario, estaría condenado el llamado «proceso».
En este contexto se entiende la apelación constante del PNV a ETA para que se apresure a explorar esa ‘vía vasca’ en vez de «esperar a que Rajoy se mueva». Así urgió Ortuzar a mediados de julio a la organización terrorista, una exigencia que repitió de forma explícita en su discurso de San Ignacio, el pasado día 31: «El PNV está dispuesto a mojarse en este tema y a compartir con otros un procedimiento que posibilite el fin ordenado de ETA. Una salida vasca que dé pie al desarme y al desmantelamiento de su estructura. Porque o lo hace por propia decisión unilateral o la presión política, policial y judicial va a acabar con ella de la peor manera», advirtió. Entretanto, el Gobierno vasco, como reconoció el propio Urkullu en una entrevista con este periódico a principios de julio, continúa trabajando de forma «discreta» para habilitar una salida desde Euskadi para el canto del cisne definitivo de la banda.
Ayer, otra dirigente de primera fila del PNV –la máxima burukide vizcaína, Itxaso Atutxa– expresó de nuevo su confianza en que ETA entregue las armas ante las instituciones vascas «porque eso supondría que están dando pasos de nuevo». Para la presidenta del Bizkai buru batzar, el gesto, bien ante el Parlamento de Vitoria o ante una «delegación vasca», sería más simbólico que efectivo puesto que ETA –dijo, en una entrevista en Onda Vasca– «tiene que disculparse ante los vascos por todos estos años de terrorismo, muerte, secuestros y extorsión».
Las declaraciones, públicas y privadas, de otros protagonistas de la escena política han contribuido también a alimentar la confianza en que la banda se decida a hacer un gesto ante los representantes «del pueblo vasco» este otoño, un paso que, según vaticinan algunas fuentes consultadas, se hará esperar si la organización terrorista percibe que los jeltzales podrían capitalizar políticamente su final como un logro propio. La tesis ha ganado relevancia, sobre todo, después de que Lokarri, impulsora del denominado ‘foro social’ –al que ETA hará futuras «aportaciones» en breve plazo, según anunció en un comunicado el pasado 15 de julio–, asegurase el domingo, por boca de su coordinador general, Paul Ríos, que ETA podría aceptar discutir su desmantelamiento con agentes vascos, una salida que, por cierto, deploró la AVT al considerar que contribuye a afianzar un paralelismo inexistente entre Euskadi e Irlanda.
«Controlado y consensuado»
Ayer, Ríos puntualizó, aunque en ningún caso desmintió, sus afirmaciones, con toda probabilidad para evitar que un exceso de publicidad acabe por frustrar el escenario en el que trabajan tanto la plataforma por el diálogo y el acuerdo como el Gobierno vasco. El coordinador general de Lokarri quiso aclarar que no tiene «información directa» ni de ETA «ni de nadie que la tenga directamente» y que la base de sus conclusiones es «puramente analítica», a partir del comunicado de ETA en que se mostraba dispuesta a analizar las recomendaciones del foro social, que dedicaba un apartado específico a resaltar la importancia de propiciar un desarme «controlado, ordenado y consensuado». Con esos mimbres, según Ríos, es posible deducir que ETA «está dispuesta a hablar con actores vascos de esta cuestión». «Otra cosa es si está dispuesta al desarme o si lo va a hacer en un plazo corto de tiempo», apostilló.
En todo caso, también Sortu dio a entender, con meridiana claridad, que el foco está virando hacia Euskadi. Su presidente, Hasier Arraiz, insistió en que habrá «pasos» novedosos en el corto plazo y se comprometió a buscar «nuevos acuerdos en Euskal Herria» para labrar «compromisos multilaterales» que permitan «avanzar en el proceso». Sus explicaciones no dejaron lugar a dudas: «El Estado español no está por la labor ni lo va a estar en un plazo a tener en consideración. Esto hay que ponerlo en marcha desde aquí y obligar al Estado a que tome determinadas decisiones», dijo en alusión a la política penitenciaria.
EL CORREO 06/08/13