El Correo 26/11/12
La banda insiste en vincular la suerte de sus presos al desarme y endurece su discurso al señalar que hay «un riesgo real de dejar sin salida el proceso»
El último comunicado de ETA no ha hecho al Gobierno moverse un ápice de su postura ya conocida. No habrá ningún tipo de negociación con los terroristas ni siquiera para forzar a que la banda decrete su fin definitivo. El Ministerio del Interior despreció el anuncio de ETA de que está dispuesta a hablar de su «desarme» a cambio de buscar una fórmula «para traer a casa a todos los presos».
«Nada nuevo», según mandos de la lucha antiterrorista, que, aunque destacan que no hay indicio de que ETA se plantee retomar las armas, sí que han detectado que ha vuelto a hacer gala de un tono amenazante. De hecho, los etarras recuerdan las treguas frustradas en el pasado y advierten que ahora «hay un riesgo real de dejar sin salida el proceso» y que se puede «frustrar la paz». Su insistencia en resolver las reclamaciones de sus presos contrasta, por otro lado, con su escaso compromiso hacia las víctimas: dicen estar dispuestos a incluirlas en su «agenda», aunque la «supera», y tienden a equipararlas exigiendo reconocer «la responsabilidad de cada uno».
El ministro del Interior dio la réplica a ETA en el tono de firmeza habitual que el Gobierno ha dado a todos los comunicados desde que el 20 de octubre del año pasado los terroristas anunciaran el cese definitivo de la violencia. «Ni hemos negociado ni vamos a negociar en absoluto con una banda terrorista», apuntó Jorge Fernández Díaz.
«El único comunicado que exigimos, y en el que trabajamos para que se produzca, es el de su disolución incondicional», abundó el ministro, quien recordó que la respuesta que puede esperar ETA del Ejecutivo son las detenciones, sobre todo en el extranjero. «La UE es un espacio de libertad y democracia donde ninguna organización terrorista tiene cabida», apostilló Fernández Díaz, sin querer comentar el endurecido lenguaje que la banda utiliza en este último texto.
Desprecio general
En general, la reacción al nuevo comunicado de ETA fue bastante fría. Todas las fuerzas políticas, excepto la izquierda abertzale, respondieron con la exigencia de la disolución. El presidente del PNV, Iñigo Urkullu, apenas le dedicó unas palabras. La «consolidación del tiempo y el camino a la paz y la convivencia» no se consigue con comunicados que «no indican el final, ni en base a ruedas de prensa ni entrevistas, que mantienen posiciones anteriores» sino trabajando con discreción, explicó Urkullu. Desde el PSE, José Antonio Pastor dijo que el comunicado «suena a viejo».
Lo cierto es que el mensaje, publicado ayer por ‘Gara’ después del avance ofrecido el sábado por la web Naiz.info, no supone cambio alguno en la estrategia de la organización terrorista, que desde octubre reclama, sin éxito, sentarse con los gobiernos de Madrid y Paris para negociar. La «agenda de diálogo» hecha pública por la banda se centra «exclusivamente» en lo que consideran las «consecuencias del conflicto, presos y refugiados, desarme y desmilitarización».
ETA plantea tres ejes en esas conversaciones que el Gobierno rechaza de plano: «Fórmulas y plazos» para «traer a casa a todos los presos y exiliados políticos vascos»; cómo afrontar «la disolución de las estructuras armadas y de la desmovilización de los militantes de ETA»; y la «desmilitarización» del País Vasco «adecuando al final de la confrontación armada las fuerzas armadas que están en Euskal Herria», que es como la cúpula etarra se refiere a las fuerzas de seguridad .
La banda, eso sí, introduce condiciones para ese hipotético diálogo en el que, como moneda de cambio, ofrece su disolución. Entre estas, que los gobiernos español y francés «reconozcan la verdad y la responsabilidad» por «la violencia que han utilizado en la confrontación y los crímenes que han cometido». Según la nota, entre las «fuerzas del Estado» no «hay presos» a pesar de que actuaron con «total impunidad». Los terroristas tácitamente plantean la igualación de «las víctimas» de ambos lados.
Para ETA, un diálogo observando esas premisas «traería el fin definitivo de la confrontación armada». Sostiene asimismo que tanto los ejecutivos de Madrid como de París tienen «conocimiento exacto» de la hoja de ruta hecha pública ayer por los terroristas.