ABC 23/12/16
· El Ejecutivo abre un paréntesis y presentará una «oferta importante» de Cercanías a principios de enero
La «operación diálogo» que el Gobierno de Rajoy ha abierto en Cataluña tomará fuerza en enero, a pesar de la cumbre independentista que se celebra este viernes en Barcelona para impulsar la convocatoria de un referéndum ilegal. El Ejecutivo dejará pasar el fogonazo de esta reunión y la resaca posterior, y cuando el ruido sea menor volverá a tender la mano, en una estrategia que ha terminado por descolocar a muchos nacionalistas catalanes, ya que destruye parte de su discurso victimista.
En La Moncloa se enmarca la cita secesionista de hoy en la espiral radical en la que está metido Carles Puigdemont con sus socios antisistema de la CUP. Si se produce algún tipo de desobediencia de las resoluciones del Tribunal Constitución, que prohíbe desarrollar la convocatoria del referéndum, se actuará. La vía judicial sigue, pues, plenamente vigente, aunque se haya querido impulsar el diálogo para hablar, entre otras cuestiones, de 45 de los 46 puntos que presentó el presidente de la Generalitat a Rajoy en su reunión de abril en Madrid: se puede hablar de todo menos del referéndum.
Amortiguar el ruido
Pero el Gobierno considera que con la cumbre independentista de hoy, lo más prudente es abrir un paréntesis en la «operación diálogo». Lo justo para que el ruido se vaya amortiguando con las fiestas navideñas. Una vez pasada la resaca de esta reunión, el Ejecutivo intensificará su oferta de diálogo, según fuentes de La Moncloa.
En enero, la vicepresidenta del Gobierno y ministra de las Administraciones Territoriales, Soraya Sáenz de Santamaría, tiene dos citas remarcadas en su agenda: una con el número dos del Gobierno autonómico catalán, Oriol Junqueras (ERC), y otra con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau (Barcelona en Comú). Por el momento falta cerrar el día y la hora de sendas reuniones, pero en el equipo de la vicepresidenta dan por hecho que se celebrarán.
El presidente Rajoy también confía en reunirse con Puigdemont. Como explicó esta semana, habló por teléfono con el dirigente nacionalista hace unos días y le expresó su disposición a dialogar cuando quiera. Falta cuadrar las agendas y cerrar una cita que en La Moncloa quieren que esté «coordinada» con la de Santamaría y Junqueras, para que el resultado sea positivo en su conjunto, tanto desde el punto de visto político como técnico.
En el Gobierno consideran que el hecho de que se produzca el diálogo en distintos frentes «ya es positivo» en sí mismo. «Sentarse a hablar ya sirve para algo», comentan, ante las dudas que pueda haber por el resultado efectivo de estos encuentros con los independentistas. Las fuentes consultadas están convencidas de que aumentar la presencia del Gobierno en Cataluña es positivo en sí mismo, y además la política de mano tendida y diálogo abierto acaba desmontando a muchos nacionalistas. Eso sí, el diálogo girará en torno a aquellos asuntos que estén dentro de la ley. Como ya informó ABC, el Gobierno está preparando informes de viabilidad de las reivindicaciones que planteó Puigdemont a Rajoy.
El coste de decir «no»
Los asuntos sobre los que se puede hablar son variados, aunque hay uno, infraestructuras –Cercanías en concreto–, sobre el que el Gobierno quiere hacer especial hincapié, conscientes de que el evidente mal funcionamiento de este servicio ha sido y es combustible para el discurso secesionista. Según ha podido saber ABC, el Ejecutivo planteará ya a principios de enero un plan más o menos detallado para mejorar el núcleo de Cercanías de Barcelona, tal y como anticipó el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, y este trasladará personalmente al consejero catalán Josep Rull en un encuentro en esa ciudad. «La oferta va a ser importante. Les costaría justificar no llegar a un acuerdo», precisaron a ABC fuentes del Gobierno.
En el Ejecutivo, y en concreto en la Delegación del Gobierno en Cataluña, se asume que en las próximas semanas, entre la cumbre de hoy y hasta que a principios de febrero Puigdemont saque adelante los Presupuestos, la aproximación será más difícil por la dependencia con la CUP. Tras la aprobación de las cuentas, y hasta que en verano, según la hoja de ruta soberanista, se apruebe la llamada ley de Desconexión, se señala que hay una «ventana de oportunidad». «No es fácil, pero el Gobierno lo intentará», señalan las mismas fuentes. La insistencia en la llamada «operación diálogo» no irá en detrimento de que en el Parlament el grupo del PP mantenga su línea de oposición dura a Junts pel Sí, algo ante lo que las bases de la formación, algo desconcertadas por la estrategia del Gobierno, habían expresado su temor a que se modificara.