EL PAÍS, 16/10/11
El PSOE comprende que una delegación de los socialistas vascos participe en la conferencia
El Gobierno no se ha comprometido con la conferencia de paz, convocada el próximo lunes en San Sebastián por el movimiento social Lokarri, con la participación de personalidades internacionales, la mayoría de los partidos vascos, así como numerosas organizaciones sociales. Pero tampoco se ha opuesto a su celebración. Lo confirmó ayer el portavoz del Gobierno y ministro de Fomento, José Blanco, tras la celebración del Consejo de Ministros.
El Ejecutivo decidió también, desde un comienzo, no participar en dicha conferencia. Está a la expectativa de la resolución que salga de dicho foro, pero mantiene la “prudencia” no solo ante el contenido de dicha resolución sino, también, ante la actitud de ETA. Teme que las expectativas creadas sobre la conferencia de paz, como antesala del final de la violencia etarra, sean excesivas.
No obstante, ha “respetado” la decisión, del pasado jueves, del Partido Socialista de Euskadi de enviar una delegación a dicha conferencia, que fue comunicada a la dirección del PSOE sin que esta presentara obstáculo alguno.
Blanco, vicesecretario general de los socialistas, apeló ayer a la “autonomía” del PSE para explicar el respeto a su decisión. La dirección del PSOE comprende que una delegación de los socialistas vascos participe en una conferencia que ha creado una gran expectación en el País Vasco en la dirección del final del terrorismo y en la que van a participar la mayoría de los partidos vascos —a excepción del PP y UPyD—, así como los sindicatos y numerosos movimientos sociales y personalidades independientes del País Vasco e internacionales.
La participación de la delegación socialista en esa conferencia se limitará a una intervención de diez minutos y no supone la suscripción de ningún compromiso político. La resolución final de la conferencia solo compromete a sus organizadores, foros internacionales de paz, animados por el abogado sudafricano y especialista en resolución de conflictos Brian Currin.
EL PAÍS, 16/10/11