ABC 11/06/13
La vicepresidenta y el ministro Soria apoyaron al expresidente en su conferencia en el Club Siglo XXI
El Gobierno de Rajoy tendió ayer puentes con José María Aznar, al enviar a su vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría ,y al ministro de Industria, José Manuel Soria, a la esperada conferencia del expresidente en el Club Siglo XXI. Éste le devolvió el gesto suavizando sus críticas a la política del Ejecutivo con un discurso sin aristas, muy lejos de las duras críticas que realizó en la entrevista emitida hace ahora tres semanas. Pero no solo el Gobierno quiso suavizar la tensión que había generado Aznar con su irrupción en la vida política española, sino que el Partido Popular también colaboró en este nuevo clima de relaciones y prueba de ello fue la presencia del vicesecretario de Organización, Carlos Floriano.
Reformas «Necesitamos un reformismo de alta intensidad. Hay que reducir el tamaño de las Administraciones» Fiscalidad «Nuestro sistema fiscal no se adapta a la sociedad de hoy. Es necesario cambiarlo al servicio del empleo» Idea de España «He transmitido a la sociedad un mensaje sobre una situación grave. Lo he hecho convencido»
Aznar bajó el tono de sus reivindicaciones y no pronunció ni una palabra sobre la necesidad de bajar impuestos, ni dejó en el aire incógnita alguna sobre su posible retorno a la política activa. Solo apeló a la necesidad de un «reformismo de alta intensidad» y a una reforma profunda de las Administraciones. Eso sí, hizo una breve referencia a lo que ha venido manifestando en las últimas semanas, reafirmándose en lo dicho, pero sin acritud: «En las últimas semanas he transmitido a la sociedad española un mensaje claro sobre lo que, en mi opinión, es una situación grave. Lo he hecho convencido y seguro que es lo que debo hacer».
El clima más favorable para reconducir el evidente malestar que las críticas de Aznar habían provocado en el Gobierno y en el Partido Popular, no evitó que Aznar pidiera reducir «el tamaño de las Administraciones públicas» para lo que entiende que «habrá que instrumentar para ello los cambios normativos que resulten precisos». A su juicio, «no podemos resignarnos a ser la sociedad que nuestras Administraciones nos imponen» porque «el progreso de la sociedad no se mide por la dimensión ni por el gasto de las Administraciones».
No obvió uno de los temas a los que apela constantemente en sus discursos, como es la unidad territorial. En ese sentido, se mostró partidario de «estabilizar definitivamente la estructura territorial» para garantizar «la unidad nacional tanto como la autonomía». En este punto de su intervención se refirió a la «gravísima deslealtad de algunos», frente al «esfuerzo que los españoles hemos realizado para alcanzar el compromiso que equilibrio, unidad y diversidad en el Estado autonómico».
Aznar realizó también un llamamiento al Partido Popular para que haga valer su mayoría parlamentaria, y que debe entenderse «como un mandato para retomar un programa de reformas tan profundo como lo requiere el contexto nacional e internacional». A su juicio, los populares deben aprovechar «el momento irrepetible en el que nos encontramos. Debemos actuar frente a la fatiga y el desencanto que la sociedad española está manifestando. Esa es nuestra responsabilidad: que la mayoría parlamentaria actual sea garantía del impulso reformador que España necesita».
Reforma fiscal
El expresidente no olvidó en su discurso a las «clases medias», ni a la necesidad de una reforma educativa que «arrumbe prejuicios» ni, por supuesto, a su constante petición de una reforma del sistema fiscal: «Nuestro sistema fiscal no se adapta a la sociedad de hoy. Es necesario cambiarlo y ponerlo al servicio del empleo y del crecimiento, no al servicio de las Administraciones».
Su último mensaje fue para pedir unidad porque entiende que «somos un país grande y tenemos que ser un país unido». Así, cree que hay que tener una «actitud constructiva y decidida, la de no estar contra nadie, sino de estar con todos los españoles».