EL CORREO 26/02/14
· Erkoreka afirma que los verificadores tienen «la misma disposición y compromiso» para seguir trabajando en Euskadi a pesar de las polémicas
El Gobierno vasco quiso ayer poner el balón en el tejado de ETA tras unos días convulsos desde que el viernes el grupo de verificadores de Ram Manikkalingam compareciera de forma solemne en Bilbao para anunciar que la banda había dejado fuera de uso parte de sus armas, un arsenal que luego se comprobó muy reducido: apenas tres pistolas, un rifle y varios kilos de material para la fabricación de explosivos. Aquella comparecencia acabó el domingo con los expertos internacionales declarando en la Audiencia Nacional y con el lehendakari realizando una visita ‘express’ a Madrid para mostrarles su apoyo. Pero, tras esta tormenta, el Ejecutivo autónomo optó ayer por centrar su discurso en la propia organización, a la que instó a realizar un «desarme absoluto». «A ETA se le debe exigir más», reconoció Josu Erkoreka.
Itxaso Atutxa admite que el movimiento realizado por la banda ha generado «frustración»
La citación judicial a la Comisión Internacional de Verificación encendió todas las alarmas en el gabinete de Iñigo Urkullu. A su entender, el equipo de Manikkalingam podría acabar renunciando a volver a Euskadi al constatar que su labor le estaba provocando problemas ante la Justicia y que no estaba siendo respaldada por el Gobierno central. Y es una hipótesis que preocupa en la Lehendakaritza, donde creen que el trabajo de Manikkalingam –así como el de Jonathan Powell, exasesor de Tony Blair– es fundamental para garantizar un final de ETA sin escisiones ni «flecos» pendientes.
Urkullu y su entorno insisten en que el Ejecutivo de Mariano Rajoy puede ser más flexible en ciertas materias –la política penitenciaria, por ejemplo– y que los mediadores cumplen una función que hay que valorar. Pero ayer recordó que, más allá de las polémicas, la última palabra la tiene ETA y que si la banda decide afrontar su desarme «absoluto e irreversible» la Comisión Internacional de Verificación «estaría dispuesta a certificarlo en pocos días». Aun así, Erkoreka advirtió que esa afirmación no presupone nada ni confirma que la banda vaya a realizar un movimiento de este tipo en breve tras el vídeo hecho público el viernes en la BBC.
El Gobierno vasco no ha ocultado un cierto malestar ante lo reducido del gesto de ETA, pero, en todo caso, Erkoreka quiso darle un tono positivo y destacar su valor «cualitativo». En su opinión, lo importante es que la banda «asume» que su desarme debe ser «unilateral e incondicional» cuando hasta hace no mucho defendía la necesidad de que esa entrega de armas se realizase tras entablar una negociación al mismo nivel con los ejecutivos de España y Francia.
Críticas de EH Bildu
Erkoreka también quiso contextualizar la visita de Urkullu a Madrid y rebajar la tensión en lo que se refiere a su relación con el gabinete de Mariano Rajoy. Respecto a las críticas del PP, el portavoz del Ejecutivo autónomo evitó enzarzarse en una nueva polémica. «La crítica es libre», se limitó a decir Erkoreka, quien en todo caso apeló a la necesidad de actuar con «responsabilidad».
Sobre la presencia del lehendakari en Madrid para apoyar a Manikkalingam, Erkoreka la atribuyó a una situación «inédita y sin parangón» en otros lugares en los que se han vivido «procesos similares», en alusión a la citación judicial de un grupo que, según el Ejecutivo de Vitoria, tiene «la misma disposición y compromiso» para seguir trabajando en la búsqueda de una solución razonable y definitiva para cerrar sin flecos la cuestión del desarme.
En una línea muy similar se expresó la presidenta del PNV en Bizkaia. Itxaso Atutxa también solicitó a ETA que «acelere» su desarme para convertir «en positivo» el gesto del pasado viernes. Un paso que la dirigente jeltzale admitió que ha creado «frustración» en la sociedad vasca.
Desde EH Bildu, Julen Arzuaga censuró a Josu Erkoreka porque «pide y pide más pasos a quien ya se está moviendo, pero se queda mudo ante Rajoy».