EL CORREO – 09/10/14
· Urizar pide incluir «la violencia de Estado y las torturas», mientras el PSE teme una «rebaja» en las bases de la ponencia.
Lo que comenzó como un cambio de postura en firme de EH Bildu, que se habría comprometido con el lehendakari a «reformular» las bases éticas de la ponencia de paz para propiciar el regreso del PSE y la incorporación del PP, ha pasado ahora a ser una promesa que Ajuria Enea espera ver cumplida. El Gobierno vasco matizó ayer, a través de su portavoz, Josu Erkoreka, que a la coalición abertzale le corresponde plantear y asumir un nuevo suelo ético y dar el «paso» que posibilite la reactivación de la ponencia sobre «un espacio político compartido por todos».
Un movimiento que, para el Ejecutivo de Vitoria, debe pasar necesariamente por la asunción del daño injusto causado por ETA y la autocrítica política de la justificación de sus crímenes. Aunque el martes, tras la reunión del consejo de Gobierno, Erkoreka se mostró optimista y confiado en la posibilidad de alcanzar un acuerdo renovado en materia de paz y convivencia con EH Bildu, ayer rebajó considerablemente las expectativas. «Quiero suponer que la izquierda abertzale sabe exactamente cuáles son los condicionamientos de la realidad», advirtió el portavoz en una entrevista en ETB.
Erkoreka confió en que EH Bildu sepa «cuáles son los límites» que el resto de fuerzas políticas ponen para poder participar en el foro y que sea «consecuente con ese conocimiento de la realidad». En definitiva, advirtió el portavoz a la izquierda abertzale, si va a hacer algún «esfuerzo» en ese sentido debe ser para buscar un «punto de encuentro» que permita poner en marcha de nuevo la ponencia, porque lo contrario sería un intento «baldío e innecesario» y «abocado al fracaso». «El Gobierno está a la expectativa del paso que a ese respecto tiene que dar la izquierda abertzale y solo ella puede dar», resumió, tajante, el portavoz.
Dos días después de la cita entre Urkullu y el presidente de Sortu, Hasier Arraiz, el mensaje del Gobierno volvió al punto de partida, al que ha reiterado desde que el PSE se levantó de la mesa a comienzos del pasado verano y la ponencia de paz quedó convertida en un órgano fantasma y sin actividad. No obstante, pese a los recelos del PSE y PP y las consideraciones de portavoces de EH Bildu, que en nada remiten a la posibilidad de que la izquierda abertzale reconozca de forma expresa el sufrimiento provocado por ETA, el Gobierno vasco insiste en que Arraiz ha asumido doblemente el compromiso de «avanzar un paso más» en las bases de la ponencia.
Tendió su mano primero, recalcan, en la tribuna del Parlamento durante el pleno de política general y después se comprometió personalmente con el lehendakari a propiciar un paso que «dejara sin argumentos» a socialistas y populares para permanecer ausentes. «Ellos dos han hablado mucho de esto», corroboran en Ajuria Enea, que espera que el gesto de la izquierda abertzale, sea o no concluyente, «llegue sin esperar demasiado». «Queremos creer en ese compromiso de Arraiz», insisten.
Señales confusas
De momento, las señales que emiten las partes concernidas son confusas y no invitan al optimismo. El secretario general de EA, Pello Urizar –miembro también del grupo parlamentario de EH Bildu–, confirmó que la coalición está dispuesta a «aportar» para que se «reformule» el suelo ético, pero no en la dirección que exigen socialistas y populares sino para que aparezca una «definición más completa» de esos mínimos, que incluya también «la violencia de Estado y las torturas».
Aunque la interlocución de Ajuria Enea y Sabin Etxea es directamente con Sortu, las palabras del líder de EA en Radio Popular cayeron como una piedra en un estanque. Urizar insistió en que EH Bildu ha estado dispuesta a participar en la ponencia pese a que la formulación del suelo ético le parecía «coja» y «tuerta» y consideró «un avance» que el lehendakari haya visto «sincera» su disposición.
Paradójicamente, el llamado suelo ético –un texto de mínimos pactado la pasada legislatura por el PNV, PSE, PP, Ezker Anitza y Aintzane Ezenarro y los otros dos parlamentarios expulsados de Aralar– no hace mención expresa ni a ETA ni al terrorismo y se limita a apuntar, en su principio básico, que «la paz y la convivencia futura requieren el reconocimiento de la injusticia de la violencia, el reconocimiento del daño causado y de la dignidad de las víctimas».
Por eso, el PSE, que nunca ha acabado de establecer una relación de confianza con el secretario de Paz y Convivencia, Jonan Fernández, mantiene fortísimos recelos sobre la posibilidad de poner en marcha de nuevo la ponencia y teme que cualquier revisión de un texto que es ya «tan etéreo» degenere en una «rebaja» de los mínimos democráticos exigibles a quienes lo suscriban. Los socialistas, según fuentes del grupo parlamentario, no entrarán en «juegos malabares» que provocan «confusión» y que atribuyen a la «necesidad» de la secretaría de Paz y Convivencia de justificar su labor y a «las ganas de la izquierda abertzale de tapar su pasado sin reconocerlo».
Ante eso, el PSE, que cree que la verdadera asignatura pendiente es que los presos de ETA recorran de manera individual las vías legales de reinserción, esperará a conocer la iniciativa exacta de EH Bildu, aunque con la exigencia clara de que asuma su pasado. El lehendakari, por su parte, tranquilió ayer a Arantza Quiroga e, indirectamente, al PSE, al subrayar que no habrá ningún paso atrás, sino que espera avances que permitan recuperar la interlocución en materia de paz «entre las cuatro grandes tradiciones políticas».
EL CORREO – 09/10/14