EL CORREO 04/05/2013
· Urkullu llamará pasado mañana a los líderes políticos e institucionales para poner fecha a las mesas. «Estoy empeñado en superar la confrontación»
BILBAO. El lehendakari que logre dejar atrás «la confrontación» para «abrazar la concertación». Ése es el papel que, en palabras suyas de ayer mismo, se ha reservado para sí Iñigo Urkullu en el intrincado laberinto político en que se encuentra, seriamente condicionado por la situación de debilidad parlamentaria de su Gobierno y por las enormes dificultades para encontrar ahora mismo algún socio factible que esté en condiciones de garantizarle estabilidad hasta el final de la legislatura.
Ese callejón, por ahora sin salida, explica el anuncio que hizo por sorpresa el jueves en el Parlamento de convocar una doble mesa en Ajuria Enea, una en la que se sentarían los tres diputados generales y Eudel y otra que propiciará una fotografía histórica, al reunir en la residencia oficial del lehendakari a los líderes de todas las fuerzas vascas, izquierda abertzale incluida, por primera vez en democracia. Una convocatoria de ‘cumbre’ que Urkullu justificó en su intervención en la tribuna como una oportunidad para plantear al arco político su propuesta de estabilidad y hacer llegar así a la sociedad vasca la «señal de confianza» que estaría demandando. Según van pasando las horas, y como ya matizaron el mismo jueves desde la Lehendaritza, el mensaje del Gobierno va adaptándose a las circunstancias para tratar de soslayar la contradicción en que había caído Urkullu al ofrecer un gran acuerdo a todos los partidos solo cuatro días después de haberlo limitado de forma expresa en una tribuna informativa a PSE y PP. No se trataría, según el Ejecutivo, de pelear por un inverosímil acuerdo de concentración para la gobernabilidad, sino de acordar las «medidas económicas de urgencia» que, dada la profunda crisis, resulta «inaplazable» adoptar.
Así lo precisó ayer también el portavoz del gabinete de Urkullu, Josu Erkoreka, que trazó una línea divisoria «conceptual» entre la necesidad de alcanzar un pacto de legislatura que proporcione un socio preferente y estable al lehendakari y la de ir acordando cuestiones como la reforma fiscal, el adelgazamiento de la Administración o los planes de reactivación económica y del empleo en que se invertirá la capacidad extra de gasto que ha autorizado Bruselas, vía relajación del límite de déficit. En una entrevista en Euskadi Irratia, el portavoz recalcó que esas son «medidas urgentes que no se pueden retrasar y que hay que tomar cuanto antes, si puede ser en torno a un acuerdo».
Aunque el Ejecutivo no está obligado a llevar a la Cámara ninguna de esas cuestiones salvo la reforma del sistema tributario, Erkoreka incidió en que sería positivo construir «una solidaridad y un entendimiento» en torno al paquete de iniciativas destinado a dinamizar la economía, un consenso fundamental que, a su juicio, podría servir de «base» para futuros acuerdos de gobernabilidad. Además, según subrayó, «cuanta más unanimidad, más eficacia». «Por eso, el lehendakari ha pensado que todos son necesarios y convenientes, y que hay que llamar a todos los grupos», explicó.
El pacto con el PSE, lejos
En la práctica, toda esa compleja explicación teórica esconde dos cuestiones que están claras para el Ejecutivo de Vitoria. Por un lado, que pese a la convocatoria multilateral de Ajuria Enea no hay rectificación de fondo y ninguna intención de explorar acuerdos de legislatura con EH Bildu, separada del PNV en cuanto a la estrategia política, el modelo económico y social y la pelea por la hegemonía en el seno del nacionalismo. Por otro, la constatación de que la Lehendakaritza ha interiorizado que el pacto con el PSE, el único que es política y numéricamente posible para gobernar sin sobresaltos, no llegará a corto plazo. Como pronto, y tras unos meses de ejercer con dureza su papel opositor, el viraje de los socialistas vascos podría llegar, calculan en el Gobierno, a finales de año, cuando el debate de los Presupuestos de 2014 enfile su recta final en el Parlamento.
Otras previsiones más pesimistas hablan de 2015 e incluso afloran los rumores sobre la posibilidad de que el Ejecutivo opte por una salida tan drástica como arriesgada y convoque elecciones anticipadas en los próximos meses, una opción que Ajuria Enea descarta de plano.
Lo que está claro, en todo caso, es que Urkullu intentará ganar tiempo a la espera de vientos más favorables y de apuntalar su imagen pactista para endosar así a la oposición la responsabilidad de un eventual bloqueo. En ese contexto se entiende el mensaje que trasladó ayer el lehendakari durante una visita al hospital Aita Menni de Mondragón. Tras desvelar que pasado mañana descolgará el teléfono para llamar a todos los dirigentes políticos e institucionales y empezar a cuadrar fechas –todos han confirmado ya su asistencia y es probable que las reuniones pudieran celebrarse la semana del 13 de mayo–, Urkullu subrayó que «unidos vamos a responder mejor a las necesidades del momento y de las personas». «Estoy personalmente empeñado en que dejemos atrás la confrontación y abracemos la concertación», exhortó.
EL CORREO 04/05/2013