EL CORREO 27/10/14
· Jonan Fernández recuerda a la banda que hay «muchos agentes e instituciones», como el Ejecutivo autónomo, dispuestos a colaborar
El Gobierno vasco apostó ayer por articular una «vía» que permita hacer realidad «cuanto antes» el desarme de ETA, al considerar que los «obstáculos» que existen para materializar la entrega de armas, tanto desde el punto de vista «material como práctico», se pueden «solventar y sortear». Así de convencido se mostró el secretario de Paz y Convivencia, Jonan Fernández, quien añadió, en un claro mensaje a la banda, que «hay muchas instituciones y entidades que están dispuestas a colaborar» en el proceso. Entre ellas, dijo, el Ejecutivo autónomo.
En Lakua esperan que ETA realice un nuevo gesto de desarme en los próximos meses, si bien, según asumió ayer Fernández, carecen de «datos que permitan asegurarlo». «Tampoco descartarlo». Después de que la banda anunciara en julio que había desmantelado «todas las estructuras operativas», en el Gobierno vasco aguardan un movimiento que se produzca lo suficientemente alejado de las elecciones municipales y forales del próximo año para que no sea visto como un intento de condicionar los comicios.
En el Ejecutivo son conscientes de los «problemas logísticos» que atraviesa el proceso. Sobre todo, remarcó el secretario de Paz y Convivencia, por el «hecho inaudito» de que el Gobierno de Mariano Rajoy «no colabore» en un posible desarme. «Pero más allá de eso –advirtió–, la fórmula se puede articular». Jonan Fernández recordó que son muchos los agentes dispuestos a allanar el camino hacia el desarme. Entre ellos, el propio Gobierno vasco o los expertos internacionales, cuyo apoyo, señaló, es «puntual y esporádico pero viene muy bien». En esta línea, emplazó a ETA a «definir los pasos» a dar. «Cuanto más se retrase, será peor», advirtió en una entrevista con la agencia Europa Press.
Dar confianza
El secretario de Paz y Convivencia rechazó en cualquier caso la posibilidad de que la banda acabe por convertirse en un agente político, ya que «heriría a amplísimos sectores de la sociedad vasca». «Las vulneraciones de derechos humanos han sido muy graves; no sería viable ni compatible con la realidad actual», sentenció.
Fernández dejó dicha labor en manos, entre otros, de los partidos, confiado en que la distancia que separa a las principales formaciones vascas en materia de pacificación pueda acortarse con el paso del tiempo. No tuvo dudas de que la ponencia de paz del Parlamento se reactivará con la presencia del PNV, EH Bildu, el PSE y el PP. «Una mesa en la que estén representadas las grandes familias políticas de este país va a ser imprescindible más tarde o más temprano», valoró.
Con este objetivo en mente, el lehendakari, Iñigo Urkullu, arrancó hace días al presidente de Sortu, Hasier Arraiz, un compromiso para trabajar por unos «nuevos mínimos éticos» que permitan reflotar la ponencia, paralizada desde que, en junio del año pasado, el PSE decidiera abandonarla ante la negativa de la izquierda abertzale a hacer una revisión autocrítica de su pasado. Fernández eludió ayer pronunciarse acerca de texto alternativo del suelo ético en el que trabaja EH Bildu para «no interferir». Subrayó en todo caso que la declaración debería ofrecer una «perspectiva clara y que dé confianza a todos» en materia de derechos humanos y que mire «al futuro, al presente y al pasado».