EL CORREO, 27/1/12
Un alto cargo de Interior ha hablado con un miembro de la comisión al entender que su labor sirve de aval al cese de la violencia
El Gobierno vasco comienza a confiar en la labor de la comisión internacional de verificación del cese de la violencia etarra, grupo auspiciado por el mediador sudafricano Brian Currin y que encabeza Ram Manikkalingam, director del Centro de Diálogo de Amsterdam. Según ha podido saber este periódico, la consejería de Interior mantiene abierta una línea de contacto con los seis expertos de ese grupo y conoce de primera mano sus evoluciones. Uno de los miembros del equipo de Rodolfo Ares ha llegado a conversar, incluso, con un representante de la comisión.
Como ya informó este periódico el miércoles, el Gobierno vasco estaba al tanto de la visita de Manikkalingan y sus cinco compañeros. La relación de cierta confianza ha llegado a tal punto que el Ejecutivo autónomo ha sido uno de los primeros en conocer las conclusiones que los verificadores hicieron públicas ayer. El documento, de apenas un folio de ocho párrafos, confirma lo avanzado ya por EL CORREO. La comisión entiende que «ETA no tiene intención alguna de cometer u organizar actos de terrorismo o violencia en el futuro», aunque al ser «una organización clandestina y armada» continúa realizando «actos ilegales como la falsificación de documentos y el mantenimiento de arsenales». Esta expresión última sobre la falsificación de documentos trataría de restar importancia a la detención de tres etarras en Francia el pasado día 14. Aunque el Gobierno español aseguró que los terroristas portaban material para fabricar bombas, las autoridades judiciales francesas sostienen que los elementos químicos de que disponían estaban destinados a la elaboración de carnés falsos. Que sigan manteniendo ciertas actividades «ilegales» no significa, dice el informe de los verificadores, que esos actos estén «necesariamente relacionados con la preparación de actos violentos».
El grupo de Amsterdam, que dice mantener «contactos directos» con la banda, certifica la voluntad de ETA de poner fin a la violencia, aunque muestra su temor por «la posesión continuada de armas y explosivos» de los terroristas. Algo que, a su juicio, «puede dar lugar a situaciones potencialmente peligrosas»: un tiroteo con las fuerzas de seguridad o la explosión del material acumulado en algún piso o zulo.
Los verificadores temen que puedan provocarse víctimas o daños materiales que compliquen el proceso y resten credibilidad a la organización terrorista. En este sentido, han instado a la banda a que ordene a sus militantes a que circulen por Francia sin armas. Una solicitud que, según reconoció ayer Ram Manikkalingan, todavía no ha sido atendida. «Estamos esperando la respuesta de ETA», afirmó.
Reunión con Pastor
La línea de contacto abierta entre el Gobierno vasco y los verificadores supone un aval al trabajo de esta comisión, además de, presumiblemente, un valioso intercambio de información. El grupo de Amsterdam afirma que son «líderes» de la banda quienes responden a sus preguntas, como asegura Manikkalingam en la entrevista que acompaña a esta información.
La relación supone un cambio de actitud por parte del Ejecutivo autónomo y del propio PSE que en la primera visita de la comisión, el pasado mes de septiembre, apenas dieron credibilidad a su trabajo. En esta ocasión, además del contacto directo con un alto cargo de Interior, los verificadores han podido escuchar al portavoz de los socialistas vascos, José Antonio Pastor, con quien también se reunieron el miércoles por espacio de una hora. Hace cuatro meses, la representación del PSE corrió a cargo de su presidente, Jesús Eguiguren, al que, a pesar de su cargo, muchos ven como un ‘verso suelto’ en el partido, que actúa por libre en los temas de pacificación. La asistencia de Pastor a estas reuniones supone la presencia del ‘núcleo duro’ de los socialistas.
Los verificadores habrían convencido, en este sentido, al Gobierno vasco de que su trabajo puede ser «muy útil» como garantía del cese definitivo del terrorismo. Se trata de un grupo que, aunque formado a instancias de Brian Currin, no tiene vínculos directos con el abogado sudafricano. Sus miembros cuentan con el respaldo de organismos internacionales. «Son bastante más serios que el grupo de Currin. Inspiran confianza», reconocía ayer una fuente cercana al Ejecutivo vasco.
Y aunque no cuenten con los medios necesarios para verificar de verdad el alto el fuego -algo que el Gobierno autónomo cree que solo pueden hacer las fuerzas de seguridad- sí puede servir como garantía de que ETA no va a actuar. Un atentado o el envío de una carta de extorsión, entienden estas fuentes, conllevaría un comunicado de crítica por parte de los verificadores, lo que dañaría la credibilidad de la banda y minaría aún más sus posibilidades de entablar cierto diálogo con el gabinete de Mariano Rajoy.
La comisión, algunos de cuyos miembros han visitado Euskadi en varias ocasiones desde el pasado septiembre y que tienen previsto regresar en breve, ya contaba con el respaldo del PNV. El presidente del EBB, Iñigo Urkullu, fue uno de sus principales apoyos hace cuatro meses y ayer insistió en que el trabajo del comité «refuerza» su «optimismo» sobre «la irreversibilidad del proceso de pacificación». Ahora han sumado al PSE. Queda el PP vasco.
EL CORREO, 27/1/12