Mi amigo Martín Garteiz me contó hace años el experimento que Erich von Holst hizo con un pez gobio, extirpándole la parte del cerebro donde residía su adhesión al cardumen. El resultado fue que el pez nadaba a su bola, sin importarle lo que hicieran sus barones y las viejas glorias del banco. De ahí que su idiotez y su independencia de criterio lo convirtieran en el capitán de aquella muchedumbre, la puta base, o, por decirlo con términos actuales, la militancia.
Tómese como analogía y en dosis homeopáticas, que no está en mi intención equiparar al pobre Sánchez con un pez y menos aún con un pez idiota. Pero lo cierto es que con él se hace más evidente la transformación del PSOE en un partido asambleario, con normas muy estrictas de pertenencia al colectivo. El que interpreta al cardumen pone las sancio- nes y envía al cerrajero a cambiar las cerraduras.
Le toca el papel a mi pobre Luena, César y nada, que le ha cerrado su despacho al portavoz dimisionario, Antonio Pradas, y ha expulsado de Ferraz a la presidenta del Comité Federal, Verónica Pérez. Luena ya envió un cerrajero a cambiarle la cerradura a Tomás Gómez, sin necesidad de recabar la opinión de la militancia del PSOE-M. Los cerrajeros han sido desde antiguo los ángeles exterminadores del partido. El portentoso Óscar López fue uno de los 25 miembros de la Ejecutiva de Castilla y León que dimitieron en 2014 para hacer caer a Julio Villarrubia, que dimitió, naturalmente.
Ayer mismo, oí en lo de Herrera a Abel Caballero, el alcalde de Vigo. Cuando yo estudiaba Economía, hace 40 años, antes de que Sánchez abriera su primer catón, Abel Caballero era una autoridad en las facultades de Económicas y en la Universidad española. Y ayer se sorprendía, porque en Galicia llevan seis meses gobernados por una gestora que preside Pilar Cancela, desde que el secretario general, Gómez Besteiro, tuvo que dimitir por acumulársele los delitos de corrupción. Caballero es el único alcalde socialista de una ciudad importante de Galicia y lo es por mayoría absoluta. No ha conseguido convencer a Sánchez para que en estos meses hiciera un congreso extraordinario para elegir una Ejecutiva.
El PSOE ha sido un partido de Gobierno desde hace 40 años y ha desempeñado el Poder Ejecutivo en España durante casi 22. Los resultados electorales bajo la dirección de Pedro Sánchez se cuentan por derrotas, cada una más severa que la anterior. ¿Puede tener un partido así su gran debate sobre quién odia de verdad a Rajoy, si hay que boicotearle o abstenerse? «Los dos bandos», clasifica Pe- dro, el de Felipe y el suyo. «¿A qué bando pertenece Susana?», se pregunta el hombre.
This is the end. Sánchez caerá, pero el destrozo en el partido va a ser homérico. «Este chico no vale, pe- ro nos vale», dicen que dijo Susana Díaz. Ahora va a haber ensañamiento, pero él no es más que el continuose del empezose de ustedes, como diría Mafalda. El agnus Dei qui tollis peccata PSOE, amén, que la izquierda siempre ha sido una religión alterna- tiva.