- ¡Nada menos que mil millones de euros! Eso nos cuesta a los contribuyentes mantener sus chiringuitos
En estas fechas tan señaladas los separatistas, de común acuerdo con Illa, han pactado. La renovación en el consejo del audiovisual de Cataluña, donde han puesto al frente a Xevi Xirgo, amigo personal y apologista del fugadísimo Puigdemont; la corporación catalana de medios audiovisuales, donde han metido a Lluís Garriga, exjefe de prensa sociata de colmillo retorcido; la nueva síndica de greuges – la defensora del pueblo –, Esther Giménez Salinas, a la sazón rectora de la Ramón Llull de la que tan solo diremos que defendía el indulto a los golpistas como una “medida restaurativa”.
Ya ven, premios importantes para mantener colocados a los suyos, la especialité de la maison de los ex convergentes, los republicanos y ya no digamos los socialistas. Que nadie desespere, todos estamos llamados a mamar de la enorme ubre presupuestaria a condición de ser obedientes con el amo del cortijo.
Pero los diputados Nacho Martín Blanco, de Ciudadanos, y Antonio Gallego, de Vox, salieron a la palestra del adormilado parlamento catalán para denunciar los premios gordos, pedreas y demás dádivas a sicofantas que el presidentín va a regalar este año próximo merced al acuerdo con Illa. Como niños de San Ildefonso, pero con mala leche y sentido justiciero. Mil millones, dice el bueno de Antonio, se invertirán en “Duplicidades, chiringuitos y estructuras de estado”.
No esperábamos menos de los vividores del cuento estelado. Los consejos comarcales ya se llevan, ellos solitos, seiscientos, y cuatrocientos altos cargos de la generalidad cobran más que Pedro Sánchez. Que en medio de esta batahola crematística lo de internacionalizar el proceso salga solo por veintiocho kilos hasta parece poco. Seguro que es más, pero como nunca han querido dar información por decir que España no la da sobre sus embajadas, tócate los pelendengues, pues eso, nos quedamos a medias.
Subvenciones a medios
Nacho Martín Blanco, que ha señalado a esos cuatrocientos elegidos para la gloria, argumentaba lo mal que está la sanidad pública catalana con las listas de espera más largas de España, o la educación con el mayor número de estudiantes en barracones, eso sí, todos en catalán. Y lo hacía comparando el gasto que se hace en subvenciones a los medios, política exterior o ciberseguridad, ya saben, el CESICAT, el CNI catalán. “Se dilapida el dinero público”, dijo.
Pero vamos a ver, ¿cómo se puede poner en discusión el merecidísimo premio a estas gentes que han comprado todas las camisetas en cada diada, firmado manifiestos o acudido a manifestaciones enarbolado esteladas? Cataluña es reino de taifas de gorrones, gandules, cobistas y orates, los que quieren apedrear casas, dejar solo a un niño o comérselo dentro de un canelón. No pretendáis romper tan sutil anomalía democrática en la Europa del siglo XXI. Y dejad que el gordo de la impunidad, la corrupción y la prevaricación sigan reinando en Cataluña.
Yo, por si acaso, me voy unos días de vacaciones. Padezco un empacho de vileza insoportable. Existe un hartazgo peor que el estomacal, y es el que sientes en el alma cuando no puedes aguantar tanta decadencia, tanta miseria moral, tanta indigencia intelectual, tanto mediocre. A uno le gusta que ganen los buenos, y si algo tiene la Navidad es eso, que a pesar de Herodes y de todos los villanos, de la pobreza, de la tribulación, el Niño Dios nace para iluminar al mundo. La Verdad acaba siempre por brillar, no lo duden. Que tengan ustedes unas felices Navidades.