Teodoro León Gross-ABC

  • Se trata de comprarse una mayoría, a derecha e izquierda a la vez, PNV y Bildu, Junts y Esquerra, además de Sumar y Podemos

Tal vez era inevitable, pero en todo caso ya ha sucedido, y exactamente en el primer aniversario de esta legislatura suicida. Uno de los portavoces más conspicuos del Frankenstein II ha elevado los bulos a la categoría de ‘golpismo’. Literalmente. Ya tardaban en declarar otra nueva modalidad de golpismo. Desde el dóberman, siempre hay un ‘relato’ para demonizar a los rivales, y ahora toca éste. Es lo que hay. Y una vez fijada la partitura por Sánchez, le ponen letra: «Todos los bulos van en la misma dirección», dice Wyoming. Léase: el bulo es de derechas. Así pues, en la Izquierda Inmaculada se declaran víctimas, y sólo víctimas, de esos bulos. Sus almas puras no pueden, por razones obvias, generar bulos. Olvídense de los dos DNI del juez Peinado o los grupos neonazis de Paiporta o del «golpismo judicial» del caso Begoña –¿será por golpismos?– cuyo manifiesto delirante encabezaba Silvia Intxaurrondo. Se aferran al imaginario de la desinformación, como penúltima versión del victimismo de una izquierda que parece no haber entendido el error de estas distopías orwellianas.

Después de un año de la legislatura suicida Frankenstein II, sí que hay un bulo, el Gran Bulo, que arrastra todo lo demás: la «mayoría progresista» proclamada en la investidura, el «somos más» de la noche electoral. Esta enésima mentira del sanchismo, retratada ahora en el caos sonrojante del pacto fiscal con sus socios de derechas y de izquierdas tirándose los impuestazos ideológicos a la cabeza, es la madre de todos los bulos. Lo que venden como diálogo transversal virtuoso es una milonga ridícula –a la medida, eso sí, de los monaguillos de la religión ‘woke’– porque la legislatura sólo ha sido un mercadeo de escaños, a un coste altísimo, y no ya para las arcas públicas, sino para el Estado de derecho. El mayor precio es para la amnistía, aparejada al ‘lawfare’, que va a más, sobre todo para desacreditar al juez del caso Begoña, cuyo blanqueo ha requerido atacar también a los medios o filtrar datos privadísimos de Hacienda, que han llevado a la ministra y al fiscal general ante el Tribunal Supremo; mientras se consumaba la entrega de la llave de la caja única a Cataluña y un nuevo cuponazo vasco, que lo del PNV ya se sabe que no es amor sino el braguetazo del siglo…

No existe una mayoría progresista, va de suyo. Se trata de comprarse una mayoría, a derecha e izquierda a la vez, PNV y Bildu, Junts y Esquerra, además de Sumar y Podemos. Y este Gran Bulo se cimenta además sobre un agujero negro de corrupción moral: pactar el poder del Estado con los enemigos declarados del Estado, y quedar expuestos a sus chantajes. Ahí surgen la amnistía o el ‘lawfare’ o la llave de la caja única, debilitando a España. Esa es la clave de bóveda de la legislatura suicida. El problema del sanchismo no es la política fiscal, laboral o cultural, por sectarias que sean, sino este Gran Bulo. No es que fuesen más… sino que estaban dispuestos a pagar más. Sin límites.