Sánchez coloca al frente de su Ala Oeste a un historiador ignoto, experto en prospectiva y obsesionado con Ayuso y los Lamborghini. Abróchense los cinturones
Se estrenó en el cargo a lomos del Lamborghini. En Moncloa, apenas lo conocían dos ujieres y algún fontanero del Ala Oeste. Desde este miércoles, Diego Rubio (Cáceres, 1986) es el nuevo jefe de Gabinete de Presidencia. Ese mismo día, Sánchez, rebozado de populismo, reclamó a Madrid ‘más transporte público y menos Lamborghinis’. La frase resultó tan errada como pedestre. No es un ‘Lambo’ sino un Maseratti el coche del novio de Ayuso. Y era la presidenta madrileña la diana de la ocurrencia. «Vaya estreno» murmuraban por los corrillos del Instituto Cervantes, la casa del poetilla Montero, donde discurrió la apertura de curso del oficialismo.
Ardía Google en busca de datos sobre el recién llegado. Tan joven, tan desconocido, sin apenas alguna foto en el archivo, sin datos precisos de su trayectoria, sin referencia concreta de sus padrinos. Aterrizó en Presidencia en 2019, con Iván Redondo, que lo acogió en su seno, descubrió su valía, le dio cancha y animó su ego, no menor.
Escaló rápido. Pergeñaba análisis, apañaba discursitos, rellenaba papers y hasta participó de forma protagónica en un tocho inabordable y desparejo, pretencioso y vano, casi 800 páginas, sobre la España de 2050. No hemos sobrevivido al informe 2030 de doña Úrsula y este jovencito ya nos quería parachutar a la mitad de la centuria con otra carretada de consejos igual de lóbregos: evitar el consumo de carne, huir del residuo fósil, disfrutar con la austeridad, más bici y menos coche y otros consejos sostenibles. El Lambo y el Falcon, para ellos.
La pirueta de Escrivá
Perfilaba también algunas reflexiones sobre Europa que le propiciaron sumarse a las comitivas de los viajes presidenciales por la UE. A Sánchez, universitario ramplón, máster fraudulento, doctor en Económicas apócrifo, le sedujo su frondoso currículum, con doctorado en Oxford (La ética del engaño fue su trabajo, tan premonitorio) y la Sorbona, alguna publicación pretenciosa y un documental en el canal Historia de TV.
Sobrevivió a la defenestración de Redondo, el gurú tamborilero de los primeros pasos del gran narciso, figuroneó en cargos de enunciado inimaginable (Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia; secretario general de Políticas Públicas, Asuntos Europeos y Prospectiva Estratégica y demás intangibles) hasta que, una vez recibidas las bendiciones de doña Begoña, esta semana se concretó su gran salto. Óscar López, el hasta ahora jefe del cuarto del presidente, era parachutado al Ministerio de funciones indescriptibles donde holgaba Escrivá, quien saltaba, en una pirueta indigerible, de un sillón en el Ejecutivo al del Banco de España. Desde lo de Dolores Delgado de Justicia a Fiscalía, apenas se había consumado tan magna desfachatez. La okupación de las instituciones sigue su curso. Ni un edifico del Estado sin un socialista al frente. Ni una instancia de la Administración sin un militante de la causa. Ni un alto cargo sin un carné socialista en el bolsillo.
Acaba de ser castigado con una cartera, al estilo de la casa, donde se cesa, se humilla y luego, se reparten limosnas entre los pisoteados. Tutti contenti
La salida de Óscar López estaba cantada antes incluso de que, hace cuatro años, pusiera un pie en Moncloa. Militó en el bando de Patxi López cuando las primarias fatídicas tras el pucherazo del tramposo. Penó su traición en Paradores hasta que un día fue convocado por el presidente para convertirlo en uno de sus peoncillos de no confianza. Tampoco tenía feeling con Begoña, a quien no defendió con el ardor requerido cuando la imputación. De modo que esta semana llegó su hora, se cumplió lo inevitable. Acaba de ser castigado con una cartera, al estilo de la casa, donde se cesa, se humilla y luego, se reparten limosnas entre los pisoteados. Tutti contenti. ¿A qué acabar con ellos si luego serán los perrillos más fieles?, gusta de comentar el supremo mirando quizás al penoso juez Campo, a la odiosa Calvo, al torpe Oliver, a la impensable Armengol, al fruslero Iceta, y tantos sojuzgados que menean ahora el rabillo con entusiasmo.
La llegada de este Rubio -un historiador experto en prospectiva para acabar con Ayuso- al vértice de la Pedrostroika ha producido alguna comezón tanto en el edificio de las Semillas como en el de Ferraz. En Moncloa, por ejemplo, se hacen cábalas sobre la vertiginosidad de su ascenso y sobre el futuro de los compadres de López que por allí aún pululan. ¿Qué destino le espera a Paco Salazar, el insustituible director general de Planificación y asesor imprescindible en todas las operaciones del Ejecutivo? Ya lo dan por amortizado. ¿Y con el propio Antonio Hernando, el colega de López, número tres del negociado? ¿Volverá al Acento con Pepiño (Blanco) o le será reservado un puesto de relevancia en alguna de las canongías con sueldo público?
Los dóberman pierden fuelle
Necesita el gran narciso una potente artillería para hacer frente al nuevo tramo de su mandato, que pretende eternizar. Llegado es el momento de bombardear las posiciones de los medios independientes y de los jueces irreductibles. Los dóberman del Gobierno ofrecen signos de debilitamiento y actitudes de desvarío. Necesitan refuerzos. Así Óscar López, verbo afilado, lengua presta, se suma a la tríada del berrido, a saber, Félix Bolaños (el monaguillo canallita), Óscar Puente (gorilón con cachiporra) y María Jesús Montero (fané y desportillada) para reforzar la vocinglería del progreso, mano a mano con los telepredicadores Broncano e Intxaurrondo.
Por las federaciones socialistas se detecta estos días un ambiente de desconfianza y recelo. La llegada de Rubio rompe los vínculos de Moncloa con el partido, el PSOE queda preterido, desplazado, despreciado, no se le necesita, no hay elecciones en casi dos años, como recordó Sánchez en lo del Cervantes, no hay que montar mítines, movilizar al personal, arrear borregos… Para colmo, Santos Cerdán quedó muy tocado en la gran farsa de los cinco días de luto de Sánchez, cuando se afanó en buscar un plan B por si la renuncia iba en serio. ¿Por qué dudaste, hermano?
Fieros balidos socialistas
Los baroncillos regionales han gemido algún reproche por el concierto fiscal con Cataluña. Al cabo, habrá más fondos para la región rica y menos hospitales para las pobres. Más dineros para los golpistas y pura calderilla para los cumplidores. Este sábado, en el Comité Federal, se escucharán los fieros balidos de los disidentes que expondrán, entre temblores, alguna pega al plan de Illa. Y en noviembre, el congreso federal para proceder a ese sano ejercicio de renovación de caras y cruenta rebanación de gaznates.
El partido está cabreado, sí… ¿y a quién le importa? ¿Acaso al rey Sol le preocupaba la rotura del borceguí del último de sus soldados? El gran Rubio con un PSOE negro, (en la comedieta francesa lo negro era el zapato), acaba de echar a andar. O sanchismo esterno o elecciones en primavera. La suerte está echada.