El grupo vasco hace una oferta de paz

Las manifestaciones de Otegui, aunque coincidentes en general con recientes comunicados de los seguidores políticos de ETA, representan uno de los más fuertes indicios de que el terrorismo vasco ya puede estar acercándose al final.

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El líder político dice que ETA está preparada para dejar la violencia pero muchos españoles se muestran escépticos.

El líder del ala política de ETA dijo en una entrevista desde la cárcel que el grupo terrorista está preparado para dejar la violencia y seguir una estrategia pacífica para crear un estado vasco independiente.

Las observaciones de Arnaldo Otegui, el negociador clave en las últimas conversaciones de paz con el gobierno español, llegan cuando el país se prepara para un esperado comunicado de ETA en el que podría prometer dejar las armas definitivamente.

En las respuestas escritas a las preguntas enviadas por The Wall Street Journal, Otegui no confirmó que ETA se esté preparando para anunciar lo que sería el final de sus 42 años de campaña violenta. Pero insinuó que unos no especificados “próximos acontecimientos” aumentarán la presión sobre el Gobierno para negociar un final para el conflicto vasco.

En cualquier caso, dijo, ahora su movimiento rechaza “cualquier violencia que trate de conseguir objetivos políticos”.

Las manifestaciones de Otegui, aunque coincidentes en general con recientes comunicados de los seguidores políticos de ETA, representan uno de los más fuertes indicios de que el terrorismo vasco ya puede estar acercándose al final.

Aún así, muchos españoles probablemente se preguntarán si la banda es sincera con esta oferta de paz. En el pasado, el grupo ha anunciado treguas varias veces sólo para volver a la violencia cuando sus demandas no se veían cumplidas. ETA declaró su último alto el fuego en septiembre.

Los escépticos también apuntan a la reciente actuación de ETA como la evidencia de que no se está preparando para la disolución. Las autoridades francesas acusan a ETA del asalto armado ocurrido este mes en una empresa en el cual varios hombres armados enmascarados robaron los equipos para hacer falsas tarjetas de identidad.

En una entrevista, Otegui, que está cumpliendo una condena de cárcel por tratar de reconstituir el ala política de ETA ilegalizada en 2003, apareció para reconocer que ETA podría estar preparando nuevas garantías si esta se tomaba en serio.

“Me parece lógico que el gobierno español pueda pedir garantías para preservar la seguridad de sus ciudadanos”, dijo. “Estamos dispuestos a proporcionar tantas garantías como sean necesarias para demostrar que nuestra postura es firme e irreversible”.

No precisó qué garantías podrían ser, pero los seguidores de ETA han insinuado que están dispuestos a presentarlas a la supervisión de observadores internacionales como lo hizo la Armada Republicada Irlandesa (IRA) durante el proceso de paz de Irlanda del Norte.

El gobierno español declinó hacer comentarios sobre las declaraciones de Otegui pero recientemente rechazó las declaraciones de ETA y de sus seguidores por considerarlas insuficientes.

ETA ha matado a más de 829 personas durante cuatro décadas de violenta campaña a favor de un estado vasco independiente en el norte de España y el suroeste de Francia. Está considerada como organización terrorista por los Estados Unidos, España y la Unión Europea.

La paralización del último proceso de paz en diciembre de 2006 fue un golpe para el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, que se había jugado mucho de su capital político en una acuerdo de paz con ETA.

Pero a pesar de este fracaso el esfuerzo parece de nuevo haber puesto al gobierno en una posición más fuerte desde que muchos vascos acusaron a ETA del descalabro. Lo que parece haber erosionado el apoyo a ETA y sus aliados políticos entre la población vasca.

Las encuestas muestran que poco más de la mitad de los vascos rechaza completamente a ETA, cifra que ha subido desde comienzos de los 80 cuando eran menos de la cuarta parte.

Desde que hace cuatro años se rompieran las últimas conversaciones de paz, el gobierno español de centro izquierda del Partido Socialista ha estado utilizando la táctica del palo y la zanahoria en un esfuerzo de empujar a ETA al abandono de las armas. Con la ayuda de las fuerzas francesas de seguridad, España ha tomado duras medidas contra los miembros de ETA y sus aliados políticos, deteniendo a más de 400 sospechosos en los últimos cuatro años.

Al mismo tiempo, el gobierno español ha concedido discretamente beneficios a los presos de ETA que rompen sus lazos con el grupo acercando a algunos de ellos a cárceles próximas a sus casas.

Los críticos dicen que ETA simplemente está tratando que sus aliados políticos participen en las elecciones locales de mayo, dejando de lado la ley española que prohíbe que los seguidores de ETA tomen posesión de los cargos.

“Quieren estar en las elecciones para conseguir financiación local, control sobre los presupuestos locales y conseguir apoyo electoral para justificar su lucha”, dice Mikel Buesa, un activista anti-ETA y ex -político vasco.

Incluso si el cuerpo de ETA es sincero, puede no ser capaz de obligar a todos sus miembros a acatar su alto el fuego. El grupo se ha escindido varias veces en el pasado, con los miembros más antiguos dejando las armas mientras los jóvenes continuaban con la violencia.

La región vasca tiene sus inconfundibles cultura y lengua que no está relacionada con las lenguas derivadas del latín que se hablan alrededor. Es famosa por sus pintorescos paisajes montañosos y por los restaurantes galardonados con estrellas Michelin; es una de las regiones más ricas de España y disfruta de más autonomía política que cualquier otra.

Según una reciente encuesta del gobierno regional, en torno a un tercio de los vascos españoles está a favor de la independencia.

ETA nació en el ocaso de la dictadura del general Francisco Franco que prohibió las lenguas regionales como el vasco en un esfuerzo por forjar una única identidad nacional española. Su más famosa actuación – asesinar al sucesor de Franco en 1973 – está considerada por algunos como la aceleración del final de la dictadura.

Pero en lugar de dejar las armas cuando la democracia volvió a España en la década de los 70, ETA mató a cientos de políticos y civiles en los 80 y los 90 en el periodo más sangriento de su campaña.

David Roman y Thomas Catan, The Wall Street Journal, 28/12/2010