El PNV ha hecho siempre de la ambigüedad su bandera, más incluso que la propia ikurriña, pero siempre la ha practicado para ganar en las dos aguas, que es lo que significa ambi-güedad. Esta vez, sin embargo, el subconsciente les ha traicionado y, queriendo decir que les ilusiona hacer cosas, han dicho al mismo tiempo algo que debería preocuparles, porque ilusión por hacer también significa que les queda por hacer o construir la ilusión, y eso, se mire, como se mire, sólo puede querer decir que andan desilusionados.
El PNV celebró ayer su Día de la Patria como siempre, es decir tomándolo por el Día de la Patria y bañándose en autosatisfacción, soflamas e insultos. Pero el lema bajo el que convocaron el sarao, Ilusión por hacer, les ha salido más bien rana. El PNV ha hecho siempre de la ambigüedad su bandera, más incluso que la propia ikurriña, pero siempre la ha practicado para ganar en las dos aguas, que es lo que significa ambi-güedad. Esta vez, sin embargo, el subconsciente les ha traicionado y, queriendo decir que les ilusiona hacer cosas, han dicho al mismo tiempo algo que debería preocuparles, porque ilusión por hacer también significa que les queda por hacer o construir la ilusión, y eso, se mire, como se mire, sólo puede querer decir que andan desilusionados. Y es que no siempre se puede nadar entre dos aguas sin que el subconsciente se pegue un trago.
Porque algo trae el río cuando tanto suena. Puede que Arzalluz e Ibarretxe se dieran ayer un baño de multitudes, pero cuando se trató de preguntar a las gentes de Euskadi qué pensaban del Plan de quien nos manda, resulta que sólo contestaron 33.000, de las que 30.000, faltaría plus, estaban a favor del mismo. Y se mire como se mire son poca gente, por más que en vez de contar ciudadanos los chicos de Ibarretxe hayan recurrido a la pintoresca argucia de contabilizar familias como hacía Franco. Claro que tampoco las cosas cambian mucho, porque con tanta familia monoparental -hay mucha separación y mucha tercera edad viuda- y tan pocos críos puede que el número de quienes se tomaron la molestia de contestar al Plan del lehendakari no pase de 50.000, que son menos de los que suelen acudir al Alderdi Eguna y de los que firmaron por AuB, a nada que éstos últimos no hayan hinchado sus cifras.
Y eso les ha sacado de quicio, me refiero a que haya menos gente que se tome la molestia de contestar por escrito a un Plan, que gente dispuesta a comprometerse de su puño, DNI y letra con unas siglas que no escarmientan y siguen metiendo presos en sus listas. Digo que en el PNV deben de estar bastante desilusionados, o con demasiada ilusión por hacer o rehacer, dado que obtienen menos apoyo (por lo menos al Plan) que quienes lo tienen más difícil. Y ahora no estoy hablando de quienes podrían estar detrás de los victimarios y que arriesgarían como mucho penas de cárcel, sino de quienes se convierten en víctimas potenciales; es decir, que podrían perder lo único que tienen de verdad suyo, la vida, sólo por el hecho de formar parte de una candidatura. Porque. pese a tenerlo tan difícil, han sobrado personas para completar las listas en todos los municipios de Euskadi.
Así pues, tampoco tienen nada de extraño que se echen a hacer ilusión, digo los del PNV, cuando ven que no les salen las cuentas. Seguir adelante con el Plan pasaba por recabar el apoyo directo de los contribuyentes, digo de la ciudadanía, y excepto entre los convencidos de antemano o los convencidos por conveniencia (IU), el Plan Ibarretxe no ha resultado nada ilusionante. Pero es que tampoco les salen las cuentas por el otro lado. A falta de apoyos directos al Plan, los inquilinos de Ajuria Enea contaban con arrasar en las municipales para poder exhibir legitimidad. Sintiéndose con un gran respaldo detrás podrían seguir haciendo lo que hacen constantemente, dar gato por liebre, o sea, sostener que, puesto que les ha votado una inmensa mayoría, están capacitados para hacer lo que quieran; es decir, no tanto gestionar ayuntamientos sino embarcarnos a todos, incluso a quienes no les votan, en un Plan.
Y no les salen las cuentas porque AuB no parece dispuesta a entregarles envueltos en celofán a sus votantes. Por eso están que trinan y tachan a los de AuB de perversos, puesto que prefieren o ganar -si la justicia les deja- o tirar los votos por el WC, aunque sólo sea para demostrar que tienen mucha gente detrás que no se casa con Arzalluz, Errasti ni Egibar. De ahí que Ibarretxe se tuviera que tragar el hacer, la ilusión y lo de Québec, que ésa es otra, y hablara de un Plan B en los días previos al de su patria, lo que significa que todavía hay mucho por hacer.
Javier Mina, EL PAIS/PAIS VASCO, 21/4/2003