- Sábado, TV3: entrevista al primogénito de los Pujol. Un balneario. Viernes, CAT Radio: entrevista a Lorena Roldán, PP. Una oyente dice que iría al estudio con escopeta
No nos cansaremos de repetirlo: Cataluña es una dictadura en la que todo está al servicio del supremacismo: educación, sanidad, medios de comunicación, instituciones o el mundo económico. Da igual. Literatura, pintura, teatro, cine, incluso algo tan inocente como el mundo sardanístico está configurado para complacer al poder lazi y denostar a quienes no comulguen con él. Algún día, cuando la locura amaine y el estado vuelva a ser estado, habrá que exigir responsabilidades. Ya no se trata de la aplicación severa y prolongada de un 155 que arrebate de esas manos un poder y un dinero que no les pertenecen, sino de que rindan cuentas quienes permitieron el hundimiento de una región próspera convirtiéndola en un lodazal de ruina, corrupción, fascismo y degradación.
Cataluña es una dictadura en la que todo está al servicio del supremacismo: educación, sanidad, medios de comunicación, instituciones o el mundo económico
Vean ustedes la entrevista masaje que se le realizó en el programa FACS de TV3 el sábado por la noche a Jordi Pujol Ferrusola. Se pavoneó a gusto sabiéndose en casa, contestando con la chulería y el aplomo del que hacían gala los pinxos, los matones, de los locales de mala muerte en la Barcelona de finales del XIX y principios del XX. Ni una sola pregunta incómoda, ni un brete, ni el menor atisbo de periodismo. La presentadora incluso se estremeció de emoción al saber que el presidente Pujol «probablemente» estaría viéndola, según su hijo. Vayamos al otro extremo. A la diputada del PP en el parlamento catalán, Lorena Roldán, se la había masacrado en CAT Radio el viernes. Se la presentó como una monstrua por defender que el 25% de clases en español dictado por un tribunal debía cumplirse, porque para eso están los jueces, para sentenciar y que se acaten lo que sentencian. Al finalizar aquella sesión de rejoneo que, en honor a la verdad, Roldán salvó con gran dignidad, un colaborador del programa leyó algunos comentarios de las redes sociales destacando que la presencia de Roldán los había hecho hervir -ya se imaginan en qué sentido- y añadiendo que una señora mayor afirmaba que, si no fuera por hallarse imposibilitada, se personaría en el estudio con una escopeta. Risitas cómplices, una frase tibia de la locutora aduciendo que nadie debe ir al estudio con un arma y, apa , pasemos a otro tema que hoy los capos considerarán que nos hemos ganado el sueldo. La revolución de las sonrisas, lo llamaban estos fariseos.
Roldán piensa denunciarlo al CAC por considerar que CAT Radio es empleada como «medio de incitación a la violencia», añadiendo que ya está bien de manosear y degradar un medio público y, por tanto, de todos. Con todo mi afecto y solidaridad, permítame una pequeña crítica. Los medios públicos catalanes -los privados también- no son de todos, son de los separatistas, que para eso los riegan con nuestro dinero a cambio de su entusiasta cooperación. No son de todos, jamás lo fueron. Pujol ya los compró en su día y no en vano aseguraba en privado que antes aceptaría perder todas las competencias que TV3. Sabía de qué hablaba, Ahórrese la denuncia, que ya puede imaginarse como acabará, y defienda el cierre de TV3, de esa radio infame y de todo el andamio de medios que solo sirven para que alguien con la mente perturbada crea que a usted le sentaría muy bien una escopeta en la cara. Fuera tibiezas, ya que ellos no lo son.
¿Y todavía hay quién ve a Vox como fascismo? Lo digo por la gente que se persigna cuando oye hablar de Abascal y, en cambio, se toma con normalidad estas cosas. Será que la escopeta era catalana.