LUIS VENTOSO, ABC – 27/07/14
· Su confesión certifica la podredumbre del régimen que vampiriza a Cataluña.
Años y años impartiéndonos lecciones desde un supuesto pedestal de auctoritas. Los españoles, especialmente los meridionales, éramos a sus ojos una grey poco fiable, pícaros perezosos, infradotados para la organización y la empresa. Pero allí estaba él, con el consejo certero para encarrilar a los gandules sureños, pronunciado con un deje de hastío, entre tics y toses sincopadas. Jordi Pujol i Soley encarnaba el seny ancestral de una noble raza, y sin llegar a explicitarlo, era evidente que nos consideraba inferiores. La vida imita al arte.
El paso de los años acabó otorgándole un asombroso parecido con el maestro Yoda de George Lucas. No solo compartían el rostro de ojos saltones, sino también el talante de sabios venerables, capaces de imponer cordura al gallinero. España lo distinguía con galardones varios, como un puente de sensatez que anclaba a Cataluña; daba igual que fuese de prestado, perdonándonos la vida. Tres importantes presidentes, Suárez, González y Aznar, sucumbieron a su añagaza y pasaron por taquilla: cuando se vieron en minoría, debilitaron a España agasajando a Pujol con competencias, que aprovechó para sembrar el desapego.
Con los años, según se alejaban los temores de los tiempos represivos, afloró su auténtico yo. Emergió entonces a las claras lo que siempre fue: el paladín de la independencia, su auténtica meta, que por cobardía y tacticismo había camuflado bajo una nube de palabrería disfrazada de consenso. Tras 23 años presidiendo Cataluña (1980-2003), legó la finca a Mas y pasó a convertirse en el augusto patriarca del separatismo. Entrañables fotos de la plutocrática familia Pujol sosteniendo las pancartas rupturistas de las Diadas.
Pero el gran patriarca ha resultado ser un golfo. Durante 34 años escamoteó una fortuna en paraísos fiscales, algo que había negado hasta el hartazgo. Un burdo evasor, que creó una escuela: su hijo Oriol ha sucumbido por el caso ITV, el primogénito amasaba una fortuna en Suiza, la sede de Convergencia fue embargada por financiación ilegal, la mordida a los constructores estaba institucionalizada. En el preludio, el escándalo de Banca Catalana, la entidad familiar intervenida por sus desmanes. Un inmenso pozo de cieno, que es en realidad un régimen y un modo de vida. Los inductores de tanta mugre son quienes espolean a los catalanes hacia la locura de la independencia, a golpe de una propaganda implacable pagada con dinero público. Una nueva y pequeña república. El cortijo perfecto.
Acosado por el fisco, el patriarca confiesa. En 34 años, dice, «no se encontró el momento adecuado para regularizar». El periódico medular en Cataluña recuerda en su editorial «lo mucho que le deben los catalanes y los españoles» a Pujol. ¿Qué le debemos? ¿La insensatez xenófoba de intentar romper el país? ¿La instauración de la corrupción como modus operandi en Cataluña? Artur Mas se retrata y en su primera reacción alega que el fraude de Pujol «es un tema privado». La carcoma moral. ¿Despertarán los catalanes, o seguirán permitiendo que los pastoree un clan que enjalbega su cleptocracia con la estelada? ¿Quién desea vivir en el país que traman los Pujol?
LUIS VENTOSO, ABC – 27/07/14