Pedro Chacón-El Español
  • ¿Qué se pretende conseguir dejando una única sigla en eusquera, EHU, para denominar a la Universidad del País Vasco, sigla que nadie conoce fuera de aquí y que además se refiere a una fantasmagórica Universidad del Pueblo Vasco que en realidad no existe?

En el País Vasco, la universidad pública se llamaba hasta ahora UPV-EHU (Universidad del País Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea), con campus repartidos por sus tres provincias.

Pero su equipo rectoral ha decidido ahora que, como el nombre de la universidad, por sus siglas en castellano, coincide con la de una de las seis universidades públicas de la Comunidad Valenciana, la Politécnica (coincidencia que viene ocurriendo desde 1980), mejor quitarse ese nombre en castellano y quedarse solo con la sigla en eusquera, EHU.

La medida aparenta cierta lógica, pero sólo en principio, pues a nada que rascamos desvela, como poco, dos vicios malsanos de raíz.

1. Una animadversión manifiesta por el español, al que se castiga de manera inclemente porque la otra lengua de la comunidad, el eusquera, está en horas bajas.

2. Una megalomanía difícil de disimular, puesto que la sigla con la que se quedan, EHU, implica que dicha universidad no es sólo la de la Comunidad Autónoma Vasca (CAV), sino la de todo el pueblo vasco.

En efecto, Euskal Herriko Unibertsitatea en eusquera quiere decir «universidad del pueblo vasco», de todo el pueblo vasco, que históricamente se considera al que habla en eusquera a ambos lados de los Pirineos.

Pero Navarra y el País Vasco francés tienen sus propias universidades y no parece muy elegante ni sensato querer abarcarlas también con ese nombre.

La expresión Euskal Herria no es propia del nacionalismo, como algunos creen infundadamente, sino de la cultura vasca en su más profundo sentido histórico, que en el siglo XIX alcanzó su mayor gloria bajo la etiqueta de cultura éuskara, con personajes como los hermanos EchegarayJulio UrquijoAzkue o Campión y que el nacionalismo, cuando surge en 1895, ataca acerbamente porque en ella se admite con naturalidad la coexistencia de una patria chica vasca y una patria grande española.

«Las autoridades universitarias vascas se colocan así, lamentablemente, en la misma senda que durante los últimos cincuenta años vienen emprendiendo esos que podemos llamar redenominadores oficiales del País Vasco»

Con esto de llamarse solo EHU, la hasta ahora Universidad del País Vasco UPV-EHU se ha metido en un jardín.

No sé si sus dirigentes se lo han pensado bien.

Las siglas UPV-EHU la distinguían perfectamente, desde su fundación en 1980, de la UPV valenciana, y mientras la primera sigla hacía referencia a lo que la Universidad del País Vasco es en realidad, esto es, la Universidad de la Comunidad Autónoma Vasca, la segunda era una especie de graciosa concesión al desiderátum de los nacionalistas de creer que sería posible en un futuro promisorio una universidad para todo el país de los vascos, para toda Euskal Herria.

Pero hasta ahí llegaba la cosa.

Pero los actuales dirigentes vascos han pensado ahora que, efectivamente, hay que darle una vuelta de tuerca a la denominación y pasar a ser solo EHU. Como ha ocurrido en la mayoría de los municipios del País Vasco, que sólo se llaman con el nombre en eusquera, salvo algunas excepciones en las que se mantiene el doble nombre por razones históricas insoslayables (Vitoria-Gasteiz, San Sebastián-Donostia y pocas más).

Las autoridades universitarias vascas se colocan así, lamentablemente, en la misma senda que durante los últimos cincuenta años vienen emprendiendo esos que podemos llamar redenominadores oficiales del País Vasco.

Empezando por Euskaltzaindia, en origen denominada también Real Academia de la Lengua vasca, inaugurada por el rey Alfonso XIII, en 1918.

Euskaltzaindia ha ejercido, desde 1978 en adelante, de agente redenominador por antonomasia y ha permitido, apelando a purismos inverosímiles, auténticos estragos en la onomástica y la toponimia vascas con tal de poner como nombre oficial, y en muchas ocasiones único, el procedente de la lengua vasca, dejando en un segundo lugar o desaparecido el castellano o español.

Ejemplos múltiples en este sentido podríamos recopilar aquí para demostrar lo que decimos. Y todos ellos responderían a un mismo criterio reduccionista: que la lengua propia del País Vasco es el eusquera, mientras que el castellano o español es una lengua añadida, postiza, importada, por no decir espuria, lo cual está lejos de ser cierto tan sólo teniendo en cuenta dónde nació el castellano.

Porque, así como el eusquera tiene a gala no reconocer su origen, aunque cada vez resulta más consistente la teoría de que llegó de Aquitania (Francia) en el siglo VI de nuestra era (la llamada “vasconización tardía”), para el origen del castellano hay dos postulantes claros a dicho honor histórico y cultural, ambos en los límites mismos del País Vasco.

«Las autoridades universitarias vascas han decidido una vez más hacerle un feo a la lengua española, la más hablada con diferencia en el País Vasco, con tal de poner como sigla única de la institución la escrita en eusquera»

De hecho, la última opción considerada como origen del castellano está enclavada en el interior mismo de Álava, en Valpuesta, enclave burgalés rodeado físicamente por el municipio alavés de Valdegovía, por el que hay que pasar sí o sí para llegar al fondo del valle en el que se sitúa la colegiata de Santa María de Valpuesta, donde se encontraron los cartularios con las primeras muestras del idioma castellano.

La otra opción es la clásica de San Millán de la Cogolla, en La Rioja, que dista de la frontera vasca cuarenta kilómetros escasos.

Pero las autoridades universitarias vascas han decidido una vez más hacerle un feo a la lengua española, la más hablada con diferencia en el País Vasco, con tal de poner como sigla única de la institución la escrita en eusquera.

Y pensarán que así le hacen un favor a esta lengua, cuando llevamos cincuenta años haciéndole favores y la cosa no funciona.

¿A nadie del nacionalismo vasco se le puede ocurrir que algo no se está haciendo bien con el eusquera?

Por decirlo claramente. Aquí se está llegando a un punto en el que sólo se va a hablar en eusquera cuando haya dinero de por medio. Es decir, si te pagan por ello, sea en la televisión vasca, en los medios de información públicos, como traductor en la administración, como funcionario o como profesor en la enseñanza.

Y si no es bajo esa condición interesada, pues no se habla. Porque a la gente lo que le sale naturalmente es hablar en castellano.

Dirán las autoridades vascas nacionalistas que se habla mucho más eusquera que nunca. Claro, porque el desembolso para ello ha sido de pronóstico.

Sabemos que buena parte de los beneficios del concierto económico vasco, por no decir todos, van directamente a esa partida. A pagar el ingente presupuesto a fondo perdido para sostener el eusquera en todos los sectores de la administración pública y en aquellos de la privada que se ven también condicionados por las subvenciones del gobierno vasco y de todas las administraciones de orden inferior.

¿Qué se pretende conseguir, entonces, dejando una única sigla en eusquera, EHU, para denominar a la Universidad del País Vasco, sigla que nadie conoce fuera de aquí y que además se refiere a una fantasmagórica Universidad del Pueblo Vasco que en realidad no existe?

¿Por qué no se aplican ese principio a sí mismos los nacionalistas y empiezan, por ejemplo, a referirse al PNV solo por sus siglas en eusquera: EAJ?

¿Cuántos de sus militantes sabrían que se refiere a su propio partido y lo que significa?

Pero, sobre todo, ¿quién la identificaría fuera del País Vasco?

*** Pedro Chacón es profesor de Historia del Pensamiento Político en la UPV-EHU.