EDITORIAL ABC – 02/02/16
· El riesgo de ruptura entre los socialistas se ha convertido en la mejor baza de Podemos, cuyo principal objetivo es dinamitar el PSOE.
Las conversaciones mantenidas ayer por Su Majestad el Rey con los líderes de Podemos y Ciudadanos ofrecieron muy pocas pistas para atisbar un próximo desbloqueo del escenario político. De hecho, Pablo Iglesias volvió a poner al líder del PSOE, Pedro Sánchez, en la compleja tesitura de elegir entre Podemos, IU y los independentistas, como opción «progresista» para salvar su investidura, o el PP y el partido de Albert Rivera, a quien identificó sin matices con «la derecha».
«Con Podemos y Ciudadanos a la vez no se puede», sostuvo el líder populista ante el Rey para desbaratar aún más el rompecabezas que tiene ante sí el PSOE. Ahora Sánchez ya sabe que cerrar un pacto con Iglesias y Rivera es una quimera. Incluso, Iglesias reafirmó como condición innegociable su exigencia de ser vicepresidente del Gobierno con el control de los ministerios determinantes, lo que añade un plus de humillación al tono de soberbia que ya empleó días atrás para ningunear al PSOE.
Iglesias no rectifica y, bajo la apariencia de que se lo pone fácil al PSOE para negociar la investidura, lo cierto es que aboca a Sánchez a una dificilísima elección: asumir el riesgo de ser fagocitado por Podemos o ser desautorizado por su propio partido y obligado a abandonar la secretaría general. De facto, Podemos arroja más sal sobre la herida del PSOE, que ha entrado en un proceso crítico de ebullición y de puñaladas internas. Las filtraciones conocidas ayer demuestran que el tono altisonante empleado en el Comité Federal del sábado por muchos de los barones opuestos a pactar con Podemos, o con partidos secesionistas, supera con mucho el del mero reproche o la crítica constructiva.
Sánchez y esos dirigentes territoriales están librando una cruenta lucha de poder bajo estrictos criterios de supervivencia política ajenos al interés general de España. Es desde luego el escenario que más favorece a Podemos en el supuesto de una repetición de elecciones, que es lo que busca Iglesias imponiendo condiciones que de ningún modo aceptarán amplios sectores del PSOE. El riesgo de ruptura entre los socialistas se ha convertido en la mejor baza del populismo extremista, cuyo principal objetivo es dinamitar el PSOE.
Sánchez está chantajeado por su izquierda, desautorizado por dentro, y obcecado en su «no» al PP. Si busca a Rivera, no tendrá a Iglesias. Y si negocia con Podemos, será vetado por la prohibición de su propio partido de asumir como un compromiso la celebración de una consulta independentista. La amenaza de un bloqueo real, con Rajoy aislado sin apoyos suficientes, y con Sánchez preso de un jeroglífico irresoluble, crece por días hasta convertir una mala opción, el adelanto electoral, en una salida razonable y factible. En estas condiciones, Sánchez cometería un error si hoy expresase al Rey su disposición a formar gobierno. Sería un triunfo de Iglesias en la deriva autodestructiva del PSOE.
EDITORIAL ABC – 02/02/16