EL CORREO 29/12/12
· La mitad de los vascos se declara, no obstante, partidario de convocar un referéndum
· Más del 50% de la población sigue creyendo insuficientes los pasos dados por ETA
Independencia no, consulta sí, aunque sea para rechazar la separación de España. Esa sería, a grandes rasgos, la fotografía de la mayoría sociológica vasca, según la última oleada del Euskobarómetro. El trabajo de campo, realizado entre el 29 de octubre y el 16 de noviembre, justo después de las elecciones autonómicas, revela que el secesionismo en Euskadi continúa estancado y que solo una cuarta parte de la población se mantiene, semestre tras semestre y con ligeras variaciones, fiel a sus ideas rupturistas. Pese a la ebullición soberanista en Cataluña, la sociedad vasca mantiene un dibujo esencialmente plural y muy estable.
Preguntados por su forma preferida de organización territorial, un 25% de los vascos se declaró partidario de la independencia, un porcentaje que apenas ha cambiado en los últimos cinco años y que llegó a alcanzar picos del 37% cuando, en 2005, el Congreso despachó con un portazo las aspiraciones soberanistas de Juan José Ibarretxe. No obstante, desde entonces la tendencia ha sido a la baja y, más recientemente, a la invariabilidad. El resto se reparte entre quienes optan por el actual Estado autonómico (34%) y quienes se decantan por el modelo federal que propugna abiertamente el PSOE (33%).
Ni la apuesta declarada de Artur Mas por el soberanismo ni la profunda crisis económica han servido para hacer repuntar el porcentaje de independentistas en Euskadi que, no obstante, sube ligeramente cuando la pregunta se hace de otra forma. Así, un 31% de los consultados dice tener «grandes deseos de independencia», un sentimiento lógicamente mucho más arraigado entre los votantes de EH Bildu y en territorio guipuzcoano. En cambio, solo el 36% de los simpatizantes jeltzales comparte ese ideal, que contrasta con el de quienes dicen tener «pocos» o «ningún» deseo de romper con España, un 55% de los vascos y casi la mitad de los votantes del PNV.
Para el director del Euskobarómetro, Francisco Llera, estos datos explican el hecho de que todos los partidos vascos, incluido EH Bildu, hayan preferido «esquinar» la cuestión independentista para centrarse en las medidas contra la crisis económica durante la campaña electoral. «Tienen olfato sobre qué es lo que preocupa a la sociedad vasca», dijo, en referencia a la pésima situación económica. Y no solo eso: pese a que las entrevistas telefónicas se realizaron justo después de las elecciones que alumbraron el Parlamento vasco más abertzale de la historia, los vascos siguen manifestándose divididos casi por la mitad entre nacionalistas (44%) y no nacionalistas (51%). Además, tres cuartas partes del total dicen estar «relativamente satisfechos» con el Estatuto, que uno de cada cuatro encuestados mantendría sin cambios. Uno de cada cinco pide que se complete con las transferencias pendientes y el 30% apuesta por reformar el autogobierno para ampliarlo. Solo un 17% se decanta sin ambages por la «ruptura soberanista».
La conclusión parece clara: los independentistas estarían lejos de ganar un plebiscito. No obstante, los vascos sí se inclinan por permitir que se convoque. De hecho, justo la mitad de los encuestados estaría a favor de que se celebrase una consulta independentista en Euskadi, un porcentaje solo ligeramente superior a quienes se muestran partidarios de que Mas convoque la suya (48%). Un 38% rechaza el referéndum vasco y un 12% prefiere no pronunciarse al respecto.
Satisfechos con las urnas
Además, el triunfo en las urnas de un nacionalista con un discurso centrado en lo económico como es Iñigo Urkullu satisface a la mayoría de los vascos. Un 57% bendice el resultado electoral y un 63% cree que será «positivo» para el futuro de Euskadi. La diversidad política como gran seña de identidad vasca vuelve a ponerse de manifiesto al preguntar por posibles fórmulas de gobierno: no hay una preferencia clara y los encuestados se dividen, a partes iguales, entre la alianza PNV-Bildu, la de los jeltzales con el PSE y la que se ha hecho realidad, el Gobierno en minoría de Urkullu.
Un año largo después del cese definitivo de la violencia de ETA, el 53% de los vascos considera insuficientes los pasos dados por la banda, que desaparece por primera vez de la lista de preocupaciones de la ciudadanía, aunque cada vez son más quienes ven con buenos ojos los movimientos que ha ido haciendo la izquierda abertzale, un porcentaje que alcanza un pico de 49%.
El Euskobarómetro revela además un elevado grado de consenso sobre cómo abordar el final del terrorismo: una amplia mayoría –siete de cada diez– cree que los etarras deben arrepentirse y reconocer el daño causado, aunque el mismo porcentaje apuesta por un escenario «sin vencedores ni vencidos». Además, tres cuartas partes de los vascos –once puntos más que en la última encuesta– demandan justicia para las víctimas «de ambos bandos», si bien un 62% exige la disolución previa de ETA antes de hacer más gestos.