El independentismo radical hostiga a los antisecesionistas

EL PAÍS 19/12/16

· Societat Civil Catalana ha sufrido nueve acciones de boicoteo este año

El colectivo antiindependentista Societat Civil Catalana (SCC) ha sufrido este 2016 nueve acciones de boicot, en algunos casos violentas, por parte de la izquierda independentista radical. Las dos últimas, este diciembre en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), requirieron de la intervención de los antidisturbios de los Mossos d’Esquadra y de los agentes de seguridad de la universidad. El pasado abril, otras convocatorias informativas de SCC en la UAB también fueron boicoteadas y necesitaron de la presencia de la policía autonómica. SCC sugiere que estos ataques cuentan con la connivencia de la administración catalana.

En un informe elaborado para EL PAÍS, la entidad detalla cómo se han recrudecido las acciones en su contra durante 2016. Desde marzo han sufrido nueve actos de boicot por parte de grupos que se definen como antifascistas y que están vinculados a la CUP, según SCC. Las primeras movilizaciones agresivas se produjeron en Vilanova i la Geltrú. SCC inició en este municipio una campaña para reclamar a los ayuntamientos catalanes que exhiban la bandera española junto a la catalana y la de la UE. Societat Civil Catalana asegura que se encontraron con protestas encabezadas por concejales de la CUP y que incluso uno de sus colaboradores sufrió pintadas tildándole de “fascista” en el instituto en el que trabaja. La entidad dice tener 16.000 colaboradores, de los cuales 2.000 serían miembros activos.

En mayo fue presentada la Plataforma Antifascista de la UAB. Su objetivo, según han explicado sus creadores en las redes sociales, es “echar a SCC de la UAB”. Antifascistas UAB justificó el boicot al encuentro de SCC de hace dos semanas por la presencia de un candidato electoral municipal del partido ultraderechista Plataforma Per Catalunya. Tras los primeros asedios en abril en la UAB contra una parada informativa de SCC, un grupo de neonazis hizo acto de presencia en el campus. SCC afirma que no tiene vínculo alguno con estos violentos y lamenta que los Mossos d’Esquadra ubicaran a los neonazis junto a los estudiantes de SCC para separarlos de los manifestantes de la Plataforma Antisfascista. Tres días antes, SCC denuncia que miembros del Sindicato de Estudiantes de los Países Catalanes (SEPC) amenazaron con una navaja a los representantes universitarios de la entidad.

Los incidentes de este diciembre forzaron que el equipo de gobierno de la UAB emitiera una nota en la que se pedía respetar la libertad de expresión. Joaquim Coll, vocal de SCC, criticó el documento por ser “equidistante con los violentos al eludir los hechos”. La nota describía el suceso como “algunos acontecimientos que han sucedido en el campus”.

El Partido Popular y Ciudadanos son el principal apoyo político que recibe SCC. El PSC y Podemos mantienen una relación diferente con la entidad. Manel Fran, portavoz de prensa del PSC, asegura que las relaciones con Sociedad Civil Catalana son “absolutamente normales, fluidas, porque no hay discrepancias de fondo”. Fran añade que hay miembros del partido que a título personal son más asiduos a los actos de SCC: “Como partido nos adherimos a pocas convocatorias, y son convocatorias de entidades más sociales y más transversales”. SCC dice tener “una buena relación con el PSC” y destaca el apoyo que reciben del exministro José Borrell.

La entidad antisecesionista admite que la nueva izquierda, de corte federalista, es su “asignatura pendiente”. Critican a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, por suscribir las tesis independentistas que les vinculan con la extrema derecha y porque su Ayuntamiento pone trabas para conceder permisos a sus movilizaciones, según SCC: “Lo comunes deben tener miedo que los independentistas no les perdonen la vida y les tachen de unionistas”.

El secretario general de Podemos en Cataluña, Albano-Dante Fachín, considera que “no tenemos casi ningún elemento en común con Sociedad Civil Catalana. Defienden una concepción de Cataluña que niega su carácter soberano, y una concepción del Estado que no recoge su carácter plurinacional”. SCC replica que “se nos ha intentado estigmatizar ferozmente desde todo el entramado independentista, tanto institucional como de las entidades afines, acusándonos impunemente de estar ubicados en el sector derecha y extrema derecha, solo por el hecho de defender la concordia y la fraternidad entre los catalanes y entre estos y el resto de españoles”.

El documento de SCC también se queja de la dificultad que tiene “para poder divulgar nuestra voz entre los medios escritos y televisivos catalanes en un contexto de pluralidad informativa”. Según el servicio de consulta de contenidos de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales, desde la fundación de SCC en 2014 sus representantes han sido entrevistados o han participado como mínimo en 26 programas de TV3 y Catalunya Ràdio. Los informativos de TV3 han informado sobre SCC como mínimo en 10 ocasiones.

 

El premio europeo que desencadenó la hostilidad
“Los ataques generalizados contra Societat Civil Catalana y su presunta vinculación con la extrema derecha se desencadenan fundamentalmente a raíz de la concesión por parte del Parlamento Europeo del Premio Ciudadano Europeo en 2014”, afirma la entidad en el informe. La medalla es un galardón que la cámara comunitaria concede anualmente a organizaciones que destacan por su compromiso con los valores europeos. Una veintena de eurodiputados, la asociación Amical de Mauthausen y SOS Racismo firmaron un manifiesto impulsado por la entidad nacionalista Fundació Catalunya que exigía que el Parlamento Europeo retirara a SCC la condecoración por “sus vínculos con el franquismo y el nazismo”. Esta afirmación se basó en especial en el hecho que el presidente fundador de SCC, Josep Ramon Bosch, asistió en 2013 a un encuentro de la Fundación Francisco Franco en Gandía. SCC justificó a EL PAÍS la presencia de Bosch en el acto porque este solo acompañaba a su padre. SCC denunció por injurias, calumnias y vulneración al honor a los firmantes del manifiesto. SCC quiere desmarcarse de los grupúsculos de extrema derecha atraídos por sus convocatorias: “Hemos exigido siempre que no acudan a nuestros actos personas que no compartan los valores democráticos”.